Si José Dirceu es culpable de corrupción, ¿cómo seguir ocultando que Luiz Inácio Lula da Silva es inocente? Por lo tanto, el Partido dos Trabalhadores está 'hasta las manos', con una difícil elección municipal el domingo 07/10.
La alcaldía de Sao Paulo luce inalcanzable.
Complicado escenario electoral para el domingo 07/10 para el Partido dos
Trabalhadores en Brasil. Hay elecciones municipales pero el PT se encuentra
desgastado luego de casi 10 años en el Ejecutivo federal, alianzas conflictivas,
un juicio por corrupción y el cambio de relaciones entre la estructura dirigente
y la administración de Dilma Rousseff, que ha tomado distancia de todo eso para
preservarse.
Las encuestas de intención de voto para los comicios en los que se
renovarán autoridades en más de 5.000 alcaldías auguran la posible derrota del
partido que sustenta el gobierno de Rousseff en ciudades importantes como Porto
Alegre, Belo Horizonte, Salvador, Recife y hasta en Sao Paulo, el centro
económico del país y con el mayor padrón electoral.
Una personalidad sin tradición de militancia política, el conductor de
televisión Celso Russomanno, irrumpió en la competencia por la alcaldía paulista
para hacer peligrar 35 años de luchas y tradición política del PT, que postula
para el cargo a Fernando Haddad.
El famoso rostro de TV Record, de la poderosa Iglesia Universal del Reino
de Dios, aparece en primer lugar en las consultas, mientras que el PT lucha
palmo a palmo por un distante 2do. puesto con el Partido Social Demócrata
Brasileño (PSDB), su tradicional rival.
En caso de confirmarse ese resultado en las urnas, sería una derrota muy
significativa por tratarse de una ciudad que electoralmente es estratégica,
según analizó en entrevista con IPS la politóloga Maria Celina D'Araujo, de la
Pontificia Universidad Católica (PUC) de Río de Janeiro.
El PT llegó a renunciar a presentar candidaturas propias en varias ciudades
importantes para no perder en Sao Paulo el apoyo de todos sus partidos aliados a
nivel nacional, señaló D'Araujo.
En la otra importante capital electoral, Río de Janeiro, la agrupación
liderada por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) apoya al
centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
El juicio contra ex funcionarios del gobierno de Lula da Silva afectó la
imagen del Partido dos Trabalhadores.
El Tribunal Supremo de Brasil, el máximo órgano judicial del país, condenó
por corrupción a 12 políticos de 4 partidos aliados del Gobierno en el proceso
en curso conocido como 'mensalão' en el que están siendo juzgados 38 presos
acusados de 7 delitos, entre ellos de corrupción activa y pasiva, blanqueo de
dinero y formación de cuadrilla.
Hasta ahora el Supremo lleva emitidas 22 condenas y 4 absoluciones, estas
últimas a reos secundarios por falta de pruebas. Las condenas de 12 políticos de
los partidos PP; PR; PTB y PMDB es todo un mensaje políticos porque los 4 son
socios en el Ejecutivo federal.
Según los jueces del Supremo estos políticos entre los que figuran
diputados y presidentes de partidos, entre ellos Roberto Jefferson, presidente
del PTB (Partido Trabalhista Brasilero) y delator en 2005 del esquema de
corrupción objeto del proceso y que puso al entonces presidente Lula da Silva al
borde del juicio político.
Estos 12 políticos han sido condenados por participar de una cadena de
sobornos alimentado por las arcas públicas, destinado a apoyar al Gobierno Lula
en proyectos de ley como la reforma de la Seguridad Social.
El decano del Supremo Tribunal, Celso de Mello, que condenó a los 12
políticos por los 3 crímenes imputados por la Fiscalía General, hizo una dura
reflexión sobre las graves consecuencias de la corrupción por parte de los
políticos que deberían ser los garantes de la ética democrática, a los que
definió como "asaltantes del poder". Afirmó que "nadie vive con dignidad en un
Estado tomado por la corrupción".
Mello llegó a poner en duda los proyectos aprobados entonces por diputados
sobornados, recordando que, por ejemplo, las sentencias emitidas por un juez
corrupto son inválidas. El presidente del Supremo, Ayres Britto, citando a
Ulyses Guimarães, afirmó que "la corrupción política es la polilla de la
democracia".
Ahora se está condenando a los integrantes del Partido de los Trabajadores
(PT) responsables de la corrupción: José Dirceu, brazo derecho de Lula y 2 veces
presidentes del PT; el entonces dirigente José Genuino; y el tesorero del PT,
Delubio Suares.
Los 3 fueron acusados de corrupción activa: los corruptores de los
políticos aliados y de formación de una organización delictiva que tenía como
proyecto la perpetuación en el poder.
La posible condena de Dirceu es la más delicada porque, según los
politólogos, salpica a Lula, quien siempre negó haber conocido el esquema de
corrupción que funcionaba en el despacho al lado del suyo en Presidencia.
Delúbio
El ministro ponente en el proceso del 'Mensalão', Joaquim Barbosa, condenó
al llamado 'núcleo político' del esquema: el ex ministro de la Casa Civil José
Dirceu, el ex tesorero del PT, Delúbio Soares; y el ex presidente del partido,
José Genoino. La conclusión de esta parte del juicio tendrá lugar la semana
próxima, después de la 1ra. vuelta electoral y antes de la 2da. vuelta.
En 2 meses de juicio del 'mensalão', Delúbio fue el nombre más mencionado
del núcleo político. Varios ministros del Supremo -en particular, el ponente-
afirmaron que era responsabilidad del dirigente petista señalar al operador del
esquema de corrupción, el empresario Marcos Valério, el nombre de cada
beneficiario de las extracciones de dinero en el Banco Rural.
"En el curso de la acción penal, se probó que los fondos se utilizaron para
pagar a los parlamentarios indicados, directamente, por el señor Delúbio
Soares", dijo Barbosa a analizar los desvíos de dinero del Banco de Brasil para
alimentar el valerioduto, uno de los primeros temas examinados por la Corte
Suprema en el juicio de mensalão.
Más tarde, el ministro reforzó su punto de vista de la parte
demandada:
"Los transacciones realizadas a la empresa DNA Propaganda, anterior a la
prestación de cualquier servicio, hicieron posible, en los años 2003 y 2004, las
transferencias de dinero en efectivo a parlamentarios y miembros del PT y de
partidos aliados, como había indicado por el Sr. Delúbio."
Además de los miembros del núcleo político, fueron acusados de pagar
sobornos el citado Valério, sus socios Cristiano Paz y Ramón Hollerbach, el
abogado de la empresa SMP&B Rogerio Tolentino; la ex directora financiera de
la agencia de publicidad, Simone Vasconcelos; la ex gerente financiera de la
empresa Dias Geiza; y el ex ministro de Transporte, Anderson Adauto.
Ya en 2007, cuando la Corte Suprema inició su acción para investigar los
escándalos, Barbosa responsabilizó a José Dirceu por el pago de sobornos. De
acuerdo con el ministro, fue él quien daba el visto bueno para las
transferencias a los partidos beneficiados:
"En efecto, las pruebas recogidas en la etapa de investigación indican que
el modus operandi de la transferencia de los fondos acordados entre el PT y el
PP, PL, PTB no prescindía del conocimiento y del aval del acusado José Dirceu.
Hay evidencia en el sentido de que las decisiones políticas más importantes del
PT eran aprobadas por el acusado José Dirceu, incluso en lo que respecta a
acuerdos políticos y financieros con otros partidos".
Nada ha cambiado.
En la misma ocasión, el ponente afirmó que hubo una acción combinada entre
el núcleo político, liderado por Dirceu y el núcleo publicitario, de Valério,
para corromper a los legisladores. En la demanda presentada en 2006, el entonces
secretario general del PT, Silvio Pereira, también integraba el núcleo político.
Sin embargo, hizo acuerdo con la fiscalía para prestar servicios a la comunidad
a cambio de quedar libre de responder al proceso.
"Ellos (núcleo político) ofrecieron, y, posteriormente, pagaron grandes
sumas de dinero a varios parlamentarios federales, sobre todo a los dirigentes
partidarios, para recibir apoyo político del PP, PL, PTB y parte del PMDB. Para
la ejecución del pago de sobornos, José Dirceu, Delúbio Soares, José Genoino y
Silvio Pereira hicieron uso de los servicios delictivos prestados por Marcos
Valerio, Ramón Hollerbach, Cristiano Paz, Rogerio Tolentino, Simone Vasconcelos
y Geiza días", declaró Barbosa en 2007.
Los jueces que condenaron a los diputados por soborno –o sea, la recepción
de dinero a cambio de acto de oficio- no necesariamente defendieron la
culpabilidad de los acusados de soborno. Eso es porque los delitos son
independientes: los jueces pueden considerar la existencia de prueba de que el
diputado recibió una ventaja indebida y, a la vez, la ausencia de comprobación
de pago por parte de los corruptores.
Ahora Barbosa acusó a José Dirceu, uno de los hombres más cercanos al ex
presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de haber dirigido la red de sobornos que
operó en el Congreso entre 2003 y 2005: "El conjunto probatorio coloca a José
Dirceu en una posición central, de liderazgo en la práctica criminal" que llevó
al soborno de diputados y dirigentes de 4 partidos entre 2003 y 2005, durante el
primer mandato de Lula, afirmó el magistrado Joaquim Barbosa, instructor de este
caso en el Tribunal Supremo.
Dirceu, considerado en la época el "hombre fuerte" del Gobierno y "mano
derecha" de Lula, había sido además coordinador de la campaña que en las
elecciones de 2002 llevó al exsindicalista y al Partido de los Trabajadores (PT)
por primera vez al poder.
Según Barbosa, las pruebas presentadas por la fiscalía "forman un gran
mosaico en el que Dirceu es revelado como el gran articulador" de toda la
trama.
Y Dirceu es Lula.
"Durante la 30ª sesión del juicio del mensalão ayer, el Supremo
Tribunal Federal (STF) dio en el centro de una farsa que sobrevivía sólo
para los sectores del PT y sus aliados en los últimos siete
años.
La mayoría de los ministros confirmó, en el pleno del Supremo, que
el mensalão fue un plan diseñado con el fin de asegurar apoyo
parlamentario durante el primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da
Silva (PT).
Las pruebas reunidas por la Fiscalía General de la República
fueron suficientes, por lo tanto, para convencer a la más alta corte del país
de que el mensalão fue alimentado por dinero público para la compra de votos de
los miembros del Congreso.
Queda, de ese modo, relegado a los capítulos burlescos de la historia
la teoría mendaz que el mensalão no habría pasado de una episódica distribución
de dinero para la campaña electoral, sin contrapartida de apoyo
político.
El intento de descalificar el proceso en su conjunto, sin embargo,
merece un tratamiento aún más severo. No sería poco el daño a la
República si el esfuerzo por desentrañar los actos de corrupción cometidos bajo
el gobierno de Lula quedara sellado de "golpe de Estado" y "atentado contra la
democracia" - porque las imperfecciones llegarían a la Corte
Suprema.
Tal vez por esta razón, el ministro Celso de Mello haya hecho una
defensa enfática de los procedimientos adoptados por el Supremo. Antes de emitir
su duro voto en la sesión, el decano de la Corte reiteró que vienen siendo
respetadas las garantías constitucionales, que no hubo falta de consideración
con los derechos y que el proceso del mensalão se lleva a cabo en el marco de
amplia publicidad y constante escrutinio público.
Cuando se encuentran presentes, estos principios republicanos refuerzan
la legitimidad de las decisiones -es lo que se da ahora con el STF. Cuando se
encuentran ausentes, se vuelven dudosas-, y fue lo que ocurrió con los negocios
del PT dentro del gobierno de Lula.
Es el motivo por el que Celso de Mello clasificó la corrupción
como "perversión de la ética del poder y del orden jurídico". Por la
misma razón, dijo que "el gobierno brasileño no tolera el poder que
corrompe ni tolera el poder que se deja corromper". Y para realzar su
decisión, dijo que los acusados mensalão "transformaron la cultura de la
transgresión en práctica ordinaria".
Signo de los tiempos, personajes conocidos de la política nacional se
encuentran entre los acusados que ya fueron condenados en ese juicio.
Aparecen en esa lista, por ejemplo, los diputados nacionales João Paulo Cunha
(PT-SP), Valdemar Costa Neto (PR-SP) y Pedro Henry (PP-MT), además de los ex
diputados Roberto Jefferson (PTB-RJ) y Carlos Rodrigues (PL-RJ, actual
PR).
Hasta el momento, el Supremo fue estricto en la condena por
soborno a los acusados que recibieron dinero para unirse a la base de apoyo de
Lula. No cabe duda de que va a mantener el mismo espíritu con los corruptores y
de que allí entrarán los líderes petistas José Dirceu y José
Genoino."
Y es lo que acaba de suceder: Dirceu y el resto, son
culpables.
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