"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 6 de octubre de 2012

Señora, haga algo: ¡Se nos animan todos!



Por Carlos M. Reymundo Roberts / 
lanacion.com / 06-10-2012
 
Los buenos gobiernos se ven cuando las papas queman, y esta semana podemos sacarnos el sombrero. 
Qué bien estuvo Juanmanuelito Abal Medina. 
Transformó un reclamo salarial de tipos a los que les habíamos quitado hasta el 70% de su sueldo en un golpe de Estado. 
Eso es tener mística. 
Los de Prefectura y Gendarmería se sacaron más cuando lo escucharon, pero hay que entender: son gente de un discurso plano.
Y qué bien estuvo la Garré. 
El miércoles, en el peor momento, apareció ante las cámaras para decir que con el relevo de las cúpulas de las dos fuerzas la situación había quedado "normalizada". 
El problema fue que, mientras huía sin contestar una sola pregunta, la televisión volvió a mostrar que los insubordinados seguían con su protesta y eran cada vez más. 
Por eso amo a la ministra: me enternece su candor y las pilas que le pone a todo. 
Ya tengo el título para su libro biográfico: "Sangre, sudor y Garré".
Cristina aportó lo suyo. 
En medio de ese hervidero, de la tensión que crecía, del afán de todo el kirchnerismo para convencer al país de que estaba en marcha un movimiento destituyente, nos presentó entre sonrisas al presidente del Líbano. Y discurseó durante 15 minutos sobre Medio Oriente. 
Lo que le pedimos a nuestra líder es eso: que enfrente una revolución sin perder la calma y hablándonos de bueyes perdidos.
Ojo que no me chupo el dedo. 
También vivimos momentos complicados. 
Un poco nos desestructuró que el levantamiento fuera de tipos que -no sé cómo decirlo- no son fáciles de catalogar. 
Nacieron lejos, viven en pueblos desconocidos, tranquilamente pueden llamarse Epifanio Gualberto González y no hablan ni de re-re, ni del cepo, ni de libertad de prensa. 
¿Por dónde les entrás? 
Yo propuse que los tratáramos de esbirros de los poderes concentrados, pero me dijeron que no daban el physique du rôle .
Tampoco ayudaban sus pancartas. 
Buscamos y buscamos, y sólo vimos leyendas como "Por un salario digno" y "Familias de gendarmes unidas!" 
Queríamos infiltrarlos con nuestros chicos de La Cámpora, y todos los que se presentaron venían con pilcha de marca y olían a Puerto Madero. 
No veo la hora de que reclutemos algún morocho, por lo menos para mostrarlo en los actos y llevarlo a los programas de televisión.
Lo que es la vida: el jueves estábamos reunidos en la Casa Rosada, viendo qué hacíamos, y terminamos reconociendo que preferimos a los caceroleros del 13-S, a quienes todos los calificativos les quedan bien: fachos, garcas, gorilas, coleccionistas de dólares, piqueteros de la abundancia, la División Miami, soldadesca de Macri. 
Con los gendarmes y prefectos se complica. 
Son personas sencillas, no politizadas, ganan dos mangos y la gran mayoría lleva tres generaciones votando al peronismo. 
Además, a muchos los trajimos de Formosa, del Chaco o de Jujuy, los separamos de sus familias y los mandamos a combatir la delincuencia en el sur de la ciudad y en el conurbano más violento. 
Es un horror. 
No la situación de esa gente: es un horror cuando el relato se complica tanto.
Para peor, Macri se despegó de ellos y les pidió que volvieran a sus casas, la oposición nos acompañó en el comunicado de repudio y la prensa hegemónica no dudó en hablar de insubordinación. 
Por eso, no podíamos denunciar una gran conspiración orquestada contra el Gobierno. 
Obviamente salimos igual a calificarlo de golpe, pero estos miserables ni siquiera golpeaban cacerolas.
No sé qué pasa. 
Es como que todos se nos animan. 
No estoy pensando sólo en estos milicos frustrados que no aceptaron la sintonía fina en sus sueldos. 
En Harvard, diez imberbes se le plantaron a Cristina y la pusieron a parir; la CGT oficialista no le hizo caso cuando les pidió que no pusieran de jefe a Caló; nuestros propios funcionarios se reúnen a escondidas con periodistas para contarles que están preocupados por el desgaste y por lo mal que la ven a la jefa, y, el colmo de los colmos: 
En África los fondos buitre lograron que nos retuvieran la Fragata Libertad
En este último caso, lo mejor sería mandar al canciller Timerman. 
En una de esas tenemos suerte y lo retienen a él.
Estos síntomas de rebelión en la granja tienen que ser atacados de raíz, porque un día nos vamos a desayunar con que Barone pide conferencias de prensa, Víctor Hugo desliza una crítica, Kicillof se reúne con el FMI, Boudou se deja ver arriba de una moto con Vandenbroele y a Moreno se le escapa la palabra inflación, a Echegaray, cepo, y a Aníbal Fernández, inseguridad.
Hay que estar atentos porque la batalla cultural vive instancias cruciales. 
Es hora de volver a las bases. 
Más discursos, más cadenas, más aplaudidores. 
Nuevas denuncias de golpe. 
Ahora que a los trenes se les ha dado por chocar o incendiarse todos los días, digamos que es obvio que los ferroviarios están en algo destituyente. 
También, más anuncios y promesas. 
Si hay que inaugurar un bebedero de plaza por décima vez, se lo inaugura. 
Más épica. Más Chávez (si Capriles no se lo lleva puesto mañana), más Ahmadinejad y menos Obama, que ni nos da la hora. 
Más Angola y menos Europa. 
Más pesos y menos dólares. 
Más La Matanza y menos Harvard. 
En una palabra: más Cristina. 
Ésa es la clave. Más Cristina. 
Señora, ¡la necesitamos! 
¡Señora! 
¡Señora!
...
La pucha, no contesta.

No hay comentarios: