"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El peligro es que todos seamos basura...


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- 
Arde la basura. 
Desde que los cartoneros emergieron de la noche del 2001. Pero también arde porque no hay políticas sobre un tema que nunca parece importante hasta que se convierte en un gran problema pestilento y ya no hay tiempo para resolver nada.
Arde la basura porque demuestra la coalición de ineficientes sobre un tema tan delicado: Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Nadie ha aportado nada y el calendario avanza sin pausa. Los municipios de San Miguel, Tigre y San Martín se niegan a continuar teniendo rellenos sanitarios en su jurisdicción, y es el origen de una alianza política que también se propone gobernar la Provincia de Buenos Aires en breve.
Arde la basura porque obliga a replantearse si a los demócratas de la democracia representativa se les caerá alguna vez una idea útil acerca de los temas de infraestructura. Siempre apelan a lo que viene desde los tiempos del vilipendiado Proceso de Reorganización Nacional, y nunca ofrecen algo novedoso y más eficiente. No es la única deuda que acumula la democracia y precisamente por eso duele tanto que ocurra.
Cada vez que se habla de las deudas de la democracia, no faltan quienes sospechan que hay un golpismo detrás, y no es cierto. 
Golpismo es mantener el statu-quo indigno en que viven tantos argentinos.

Arde la basura porque es el medio de vida de cientos de miles de argentinos, condenados a la marginación por un Estado que puede ser de centro, de derecha o de izquierda, populista o no populista, peronista o no peronista, pero siempre mira para otro lado.

Arde la basura porque también desnuda la escasa educación sanitaria de la población, de los consumidores que siguen encantados con no cambiar nada porque el medio ambiente les importa un pito.
Arde la basura porque es el origen de la fortuna de unos cuantos funcionarios y ex funcionarios, sindicalistas y empresarios.
Arde la basura cada vez que sopla el viento y se comprueba, con el olor, en ciertos terrenos muy amplios del Gran Buenos Aires que lo que se hizo, se hizo mal, que el relleno sanitario filtra, que nadie le exigió a quien lo hacía, que lo hiciera bien, otra demostración de la falta de interés por aquello que es de todos.

Es cierto que el problema de la basura en Argentina viene de larga data. 
La Ciudad de Buenos Aires, desde la colonia hasta los años ‘70, gestionó sus residuos dentro de su territorio, usando terrenos baldíos y/o por medio de la incineración, hasta 1978. Pero el siglo 21 es el de lo recicable, del medio ambiente, del mundo diferente.
A partir de ese año, a través de un decreto ley de la última dictadura militar se crea el CEAMSE (Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad del Estado), y se implementa la disposición final de los residuos que se realiza con la técnica del “relleno sanitario”, exportándolos fuera de la ciudad, o sea hacia la provincia de Buenos Aires.
De hecho, los partidos comprendidos son: Vicente López, San Isidro, San Fernando, Tigre, General Sarmiento, General San Martín, Tres de Febrero, Morón, Merlo, Moreno, La Matanza, Esteban Echeverría, Almirante Brown, Lomas de Zamora, Quilmes, Avellaneda, Lanús, Florencio Varela, Berazategui, Berisso, Ensenada y La Plata.
Desde entonces los sucesivos gobiernos democráticos mantuvieron la lógica procesista sobre el manejo de la basura sin abocarse a una “solución de la democracia”.
Recién en 2005 la legislatura porteña sancionó la ley 1854 –conocida como “Basura Cero”-, que establece el conjunto de pautas, principios, obligaciones y responsabilidades para la gestión integral de los residuos sólidos urbanos que se generen en el ámbito de la Ciudad. 
Pero Mauricio Macri no cumple con la 1854.
Y en provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli tampoco cumple con la firma de convenios para rellenos sanitarios en la provincia.
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Por “Basura Cero” se entiende la reducción progresiva de la disposición final con plazos y metas concretas, mediante la adopción de un conjunto de medidas orientadas a: 
> 1) la reducción en la generación de residuos;
> 2) la separación, clasificación y valorización selectiva de los mismos;
> 3) la recuperación, reutilización
> 4) el reciclado. Las metas son 30% al 2010, 50% al 2015 y 75% al 2017.
El cumplimiento de esta ley significaba romper la dependencia de los rellenos sanitarios. Y lo más importante: reconvertir la  despreciable y costosa “basura”, en valorizado “recurso”.
Pero la ley no se cumple: La meta del 2010 no sólo no fue cumplida sino que se incrementó los residuos en un 20%, hasta alcanzar las 5.700 toneladas diarias enviadas al relleno, un triste récord que le cuesta a la ciudad un 25% de aumento en el cánon pagado al Ceamse.
De hecho, la estadística señala que el gobierno porteño envió 2.110.122 toneladas de residuos a los rellenos del Ceamse, mientras que en 2011 envió 2.277.772, un 8 % más.
El Ceamse es una sociedad del estado de carácter interjurisdiccional, ya que su capital accionario lo comparte en partes iguales el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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Su área de Influencia es la Ciudad de Buenos Aires y 34 municipios del Conurbano de la Provincia de Buenos Aires. Lo que significa una superficie total de 8.800 km2 y una población aproximada de 13.000.000 de habitantes.
La situación de los rellenos sanitarios ya es terminal tras años de uso.
Actualmente, en José León Suárez se reciben cerca de 6.000 toneladas diarias de basura porteña. “Si no se resuelve pronto, la planta colapsará en abril del 2013”, apunta Jorge Mancini, diputado provincial que responde a Hugo Moyano.
A ese relleno llega buena parte de los desechos que hasta 2004 se enterraban en Villa Domínico. Este predio fue clausurado por la presión de los vecinos quienes demostraron que sus hijos morían de cáncer, leucemia y enfermedades respiratorias como consecuencia de la cercanía de sus hogares con ese relleno sanitario.
En tanto, el gobierno porteño consiguió que el Ministerio de Defensa le cediera terrenos en Campo de Mayo, pero se trata de una jurisdicción de tres municipios: San Martín, San Miguel y Tigre, que se niegan a que se amplíe un terreno que ya se sabe que caduca en 2013.
Aunque la Nación quiera hacer la ampliación, los municipios se niegan y no se lo pueden imponer. Ese es el origen de la alianza política entre ellos, para negociar juntos frente a Macri, Scioli y Cristina Fernández.
Según la Ceamse, en todo el Conurbano hay 105 basurales ilegales a cielo abierto.
A los municipios no les conviene combatirlos ya que si no deberían pagarle a la Ceamse un canon extra por esos residuos.
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De acuerdo a cifras oficiales de la provincia de Buenos Aires, en promedio los municipios del Conurbano pagan cerca de 300 millones de pesos anuales a las empresas solo en concepto de recolección.
Si no pueden instalarse más rellenos por la presión de los vecinos, no logra ampliarse Campo de Mayo y la basura en José León Suárez está por colapsar, mientras que la tarea de los recicladores es aún muy incipiente, el 2013 luce alarmante.
Fabio López, secretario de Prensa del sindicato de trabajadores del Ceamse, advirtió en julio pasado que el sistema "colapsará" a mediados del año próximo si no se cumplen sus requisitorias.
Los trabajadores reclaman "la sustentabilidad del relleno sanitario Norte 3. Solicitamos la extensión de un predio de 140 hectáreas en Campo de Mayo para poder disponer por 8 o 9 años de la basura", explicó López, en sintonía con el gobierno porteño.
En tanto, el Secretario de Medio Ambiente de la Municipalidad de Lomas de Zamora, Pablo de Rosa, también coincidió en que “la sustitución del CEAMSE en el futuro por un nuevo sistema será inevitable, ya que los rellenos sanitarios tienden a agotarse”.
“Vamos a coordinar junto a Lanús y Avellaneda, acciones de control conjunta, dado nuestro carácter de municipios ribereños de Riachuelo”, y agregó que “debemos llevar adelante operativos en común para hacer efectivo un mayor control sobre los vehículos que ingresan residuos a nuestro distrito”.
Un último dato, según la Ley de Basura Cero en 2012 debía reducirse al 50 por ciento el total de basura, tomando como base 2006, cuando entró en vigencia la iniciativa.
Y en 8 años debería estar prohibida la disposición final.

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