Aproveche el descontrol financiero en Estados Unidos
Diego M. Burzaco
Mientras los analistas económicos más prestigiosos de Wall Street pasan horas escribiendo acerca de qué políticas deben implementarse para que Estados Unidos crezca nuevamente, omiten los riesgos de las decisiones ya tomadas. En este sentido, me parece mejor focalizarnos en estos riesgos y en cómo sacar provecho de los mismos.
El mes de julio de 2003 podría ser catalogado como el “principio del fin”.
Para esa fecha, la Reserva Federal estadounidense (Fed) rebaja la tasa de interés a 1% anual, el menor nivel en los últimos cincuenta años hasta ese momento.
Ése fue el punto inicial del libertinaje financiero que tuvo lugar en Estados Unidos y que llevó a una fenomenal expansión del mercado de hipotecas crediticias.
A medida que la gran mayoría disfrutaba de las bondades de acceder a su “casa propia”, algunos pocos advertían sobre los costos que esa fiesta iba a acarrear.
A finales de 2006 llegó la hora de pagar la cuenta a partir de la explosión de los precios de las propiedades que, en algunos estados, cayeron hasta más de 60%.
Y esa cuenta todavía está siendo pagada hoy…
Sucede que la economía del país del norte no termina de recuperar su dinamismo.
Y no sólo eso, sino que en el último trimestre de 2012 la actividad se contrajo 0,1%.
La economía estadounidense pasó de una época dorada de crecimiento promedio en torno a 3,5% antes de la crisis, a una “mediocre” expansión actual que en el mejor de los casos llega a 2%.
Sin embargo, esto no es lo más grave.
La cifra de crecimiento del PBI es anecdótica al lado de lo que sigue.
Algunos se animan a decir que se ha condenado a la próxima generación…
Esto se vincula, ni más ni menos, con el esfuerzo que tuvo que hacer el Estado de ese país para alcanzar el raquítico crecimiento actual.
Se trata de un esfuerzo que alguien tendrá que pagar en el futuro y que puede, sin dudas, poner en jaque el liderazgo mundial de la nación.
Ante la escasa inversión y consumo privado durante la crisis económica, el gasto público tuvo que expandirse agresivamente para suavizar la caída de la actividad y evitar una gran depresión.
La situación podría haber sido entendida y aceptada si tenía lugar por un par de años hasta que se recuperara el estado de normalidad de la economía.
Sin embargo, no sólo esto último no se logró, sino que el festival de gasto público estadounidense continúa de manera sistemática.
El Gobierno gasta cada vez más dinero en proporción a los recursos que recauda.
El déficit fiscal alcanzó un promedio de 9% del PBI en los últimos tres meses.
En palabras simples, Estados Unidos gasta por encima de sus posibilidades hasta casi una décima parte del valor de toda su economía entera:
El deterioro es elocuente. En los últimos 15 años las cuentas públicas pasaron de un nivel de equilibrio a sumergirse en el peligrosísimo terreno del déficit.
La fiesta fiscal continúa, pero pronto será el momento de pagar la cuenta…
¿CÓMO ESCAPARNOS DE ESTAS ARENAS MOVEDIZAS?
Usted se debe estar preguntando cómo Estados Unidos ha financiado este exceso de gasto público y el dato no es menor. Echemos un vistazo al siguiente gráfico:
La emisión de deuda pública por parte del Tesoro ha sido el instrumento más utilizado para financiar el gasto público. Y cada vez son más los bonos que se venden para evitar que se apague la música y la fiesta termine.
Y fíjense: tan rápido ha crecido la deuda que en el último mes de septiembre superó el psicológico nivel de 100% del PBI. Es decir, Estados Unidos le debe hoy al mundo el monto de toda su economía. ¡Y ese monto es de USD 17,5 trillones!
Y lo más paradigmático de esto es que a medida que la deuda crecía -ampliándose fuertemente el riesgo sobre ese activo- los intereses que se pagaban iban disminuyendo. En la actualidad, un bono de Estados Unidos a 10 años de plazo rinde 2% anual.
Pero cómo, ¿la teoría no dice que en las finanzas e inversiones a mayor riesgo, mayor retorno esperado?
Sí. Eso seguirá persistiendo y tarde o temprano esta situación excepcional tenderá a corregirse.
Esto se reflejará a través de una suba de las tasas de interés que pagan estos bonos.
Y si la tasa sube, el precio del activo baja, ya que la relación entre ambas variables es inversa.
El inversor puede sacar provecho de esto. Es simple.
Paso 1: Evite tener en su cartera bonos del Tesoro estadounidense.
Paso 2: Evite tener dinero en efectivo en dólares como alternativa de inversión.
Paso 3: Si está dispuesto a tener paciencia, “apostar” en contra de los bonos del Tesoro puede ser atractivo. Es decir, le propongo beneficiarse con la futura baja del precio de los bonos.
Se puede ganar dinero con instrumentos que juegan en contra del precio de un activo.
Para el caso de los “Treasuries” el ETF en cuestión es el DLBS.
Este tipo de recomendaciones que aprovechan imperfecciones del mercado que “pocos” ven y permiten generar grandes ganancias las puede encontrar con frecuencia en nuestro newsletter de inversiones Crisis & Oportunidad.
Lo invito a sumarse a esta aventura.
Un saludo,
Diego.
Inversor Global
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