EL COLABORACIONISMO EN LA ARGENTINA ACTUAL
Uno de los debates filosóficos y morales más polémicos a raíz de los hechos cometidos por la ideología nazi, es el análisis del comportamiento del ser humano cuando se vio ante una situación extrema y entró en contradicción el sentimiento universal de justicia con el de la supervivencia, y hasta qué punto esto último les sirvió como excusa para no tomar partido.
Esa mirada profunda del ser humano casi siempre es dolorosa, porque muestra descarnadamente cómo en momentos de total sufrimiento el hombre es capaz de convertirse en un monstruo perdiendo todo sentido de la realidad.
El comportamiento humano no respeta raza ni religión.
Cuando la lealtad hacia un superior hace que la negociación con los enemigos sirva para mantener un status de poder personal o un beneficio económico, ciertas personas resignan su dignidad y cruzan ciertos limites bajo "excusa o pretexto de una supuesta libertad de opinión o de conciencia".
Esta defección moral y ética de la personalidad sobrevoló distintas etapas de la historia cuando la cobardía, el miedo, la muerte o castigo, se esgrimieron sobre sus cabezas.
Muchos se resignaron a ver en silencio como sus familias, amigos y vecinos, eran asesinados ante sus propios ojos sin levantar un dedo.
El término "colaboracionismo" fue acuñado precisamente para señalar a aquellas personas que fueron utilizadas por sus verdugos para obtener información precisa de parientes y amigos a cambio de salvar sus vidas y/o bienes.
También durante la represión militar de los ´70, se registraron casos de delación, algunos mediante torturas y otros simplemente con la promesa de darles un salvoconducto para refugiarse lejos de nuestras fronteras. Todos los casos concluyeron con el peor final: la muerte o desaparición de aquellos que fueron señalados por sus propios compañeros de lucha.
Hoy, por suerte, no hay guerras crueles ni crímenes de lesa humanidad a la vista como los que desataron los nazis o el stalinismo, provocando la muerte y sufrimiento de millones de seres humanos, huellas imposibles de cerrar a pesar de los años transcurridos. Sin embargo, otras formas de colaboracionismo, también inmorales y antiéticas, se fueron desarrollando en nuestros días.
Es difícil pensar que por estos tiempos hay razones para que un ser humano pueda afrontar estas situaciones claudicando en favor del enemigo. Pero a partir del acuerdo del gobierno con Irán para proseguir con la investigación del atentado a la AMIA, que fue rechazado por las instituciones judías, DAIA y AMIA, y por la mayoría de los familiares de las víctimas del atentado, el tema del colaboracionismo aparece nuevamente sobrevolando nítidamente sobre nuestras cabezas.
El judío colaboracionista, comúnmente llamado "judío oficial", es una mancha negra muy difícil de borrar en la mente de los sobrevivientes y de los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA:
La masacre más terrible de la historia que sufrió nuestro país hace diecinueve años.
Duele que un judío, en este caso el canciller argentino, Héctor Timerman, enfrentándose con las asociaciones y familiares de las víctimas del atentado, avale moral y técnicamente el acuerdo que el gobierno de CFK viene madurando en silencio desde hace dos años.
Timerman, se transformó en estos tiempos en "soldado de la causa oficial" a través de su chupamedismo que en otros tiempos también le sirvió para navegar en aguas tranquilas durante el régimen militar represor que gobernó a partir de 1976.
Si esperamos que la conciencia actúe sobre el hombre y ponga las cosas en su lugar, lamento desilusionarlos, porque
a Timerman no parece afectarle el desprecio que la colectividad judía y una gran mayoría de argentinos ha comenzado a derramar sobre él.
Vale, a modo de ejemplo, el refrán atribuido a Napoleón Bonaparte: "todo hombre tiene su precio", que significa que todo ser humano, quien más quien menos, adolece de cierta debilidad o debilidad de carácter, que lo torna vulnerable a cualquier oferta que se les haga.
Por supuesto, la carencia de integridad del individuo, facilita las cosas, porque, si alguien, con ciertos deseos insatisfechos, encuentra a alguien que le propone que obtendrá un beneficio si cede a la tentación, inexorablemente, "transa" y de esa manera sucumbe ante su núcleo de ensueño, satisfaciendo de esa manera sus ambiciones.
No tengo dudas que el espejo donde Timerman se mira es absolutamente fiel a este retrato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario