"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 5 de marzo de 2013

El docente


El docente es aquel que enseña, que esta dedicado a trabajar con los niños y adolescentes en un nivel pedagógico y didáctico.
Son los maestros, profesores y auxiliares de varios tipos, que dedican su vida a instruir, educar y formar a quienes de acuerdo a las normas sociales están en edad escolar.

Hay un concepto más amplio de docencia, porque existe la docencia de la vida, de quien da conferencias, o cursos, de quien en su vida es un referente y se  preocupa de las situaciones ajenas procurando dar soluciones o pautas de realización.
Pero en sí el docente es aquel ser institucionalizado, que dedica su trabajo, su talento, capacidad y esfuerzo a la educación, y percibe un salario por dicha tarea.

Por un lado es una vocación, una especie de sacerdocio, porque el objeto de su trabajo es el ser humano, en sus primeros pasos, quien como una tabla rasa o en blanco como diría el filósofo, recibe las impresiones y los conceptos asimilándolos como verdades absolutas.
Por otro lado es una tarea, un trabajo, un medio de vida, una forma de ganarse el sustento propio y de la familia, si la tiene.

Esto que debería ser un componente de una sola condición, muchas veces se transforma en una alternativa o una oposición y genera conflictos y planteos de diversa índole.
Lo que hay que entender, es que el futuro de la sociedad depende de la educación que reciban los nuevos miembros que la componen, y que hay un tiempo en que los talentos y las capacidades están en su máxima expresión y necesitan ser adecuados, amoldados y favorecidos para que puedan en realidad expresarse correctamente.
Pasada esa época, es muy probable, que si no se han tomado en cuenta, se pierdan, se dejen de lado o no se usen.

Hoy en día es común ver como se desperdician y se desvalorizan las capacidades de los jóvenes en pos de una forma de vida caracterizada por la indolencia, la violencia, la competencia por el poder y la búsqueda de factores que en su mayoría benefician supuestamente al individuo, pero en nada a la sociedad, y que no tienen que ver con la solidaridad, el trabajo en conjunto y la armonía y la paz entre la gente.

Todo ello es un proceso que comienza en la desidia de los padres, a veces obstinada y a veces obligada, que resignan su contacto y su presencia ante los hijos, por obligaciones muy válidas pero que en el fondo son una elección.
Hay un dicho paradigmático, usado en una campaña electoral, muy famoso, que dice "es la economía, estúpido", y en realidad es que se ha priorizado la economía sobre la familia, la educación y aun sobre la persona.
El proceso continúa con la poca preparación que reciben quienes van a dedicarse a la educación, la caída de calidad de los planes de enseñanza tanto para alumnos como para docentes, y el nivel de vida y los bajos salarios que reciben los educadores, los que los obliga a tener varias tareas que hacen imposible el cumplimiento real de su cometido, porque enseñar no es sólo el dictado de la clase, sino una serie de obligaciones anteriores y posteriores que llevan su tiempo, y que a veces no hay.

Por último la distribución de la riqueza ha girado hacia la política y las corporaciones ya sean económica, sindicales o sociales, se ha privilegiado la asistencia por encima del trabajo, y el Estado ha relegado al rol del educador a una exigencia excesiva, ya que no le responde ni le reporta lo que en realidad merece.
Recuerdo hace casi 60 años cuando empecé mi carrera docente, que los mejores sueldos del país eran primero de los jueces y luego de los maestros y profesores, y todavía en algunos países la educación bien remunerada da frutos, y permite que tanto el docente como el alumno respondan adecuadamente y que haya una responsabilidad que cumplir, y que se le pueda exigir.

No hay tarea más importante y casi sacral que educar.
Porque es formar al ser humano en su parte más importante, en su mente y en su espíritu, en sus valores, en su voluntad y en su corazón y sentimientos.
Porque aquello que reciba no se le borrará y marcará su destino y su futuro, para que sea un mejor hombre y una persona de bien.

Elías D. Galati

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