En el ancho escenario, un centenar de candidatos de todos los distritos, con sillas prolijamente asignadas al igual que los gobernadores en primera fila. A un costado y un tanto amontonados, ministros, altos funcionarios, invitados especiales.
Y en el centro del escenario ella sola, en un acto concebido para ratificar su protagonismo excluyente y su liderazgo personalista en el proceso político que tiene como primera parada las elecciones primarias (PASO) del 11 de agosto.
Única oradora, la presidenta Cristina Kirchner insistió ayer en “profundizar en la democratización de la Justicia por el voto popular” de la Magistratura, pese a que hace diez días la Corte Suprema sepultó esa ley por inconstitucional; y aunque sin dar pistas concretas sobre sus ambiciones, lejos de renunciar a ser re-reelecta, como especulaban en algunos corrillos K, volvió –como lo hizo el 25 de Mayo– sobre la ambigua idea de “ganar otra década para recuperar los 50 años de atraso, de miserias, de malas políticas, de endeudamiento”, justificó.
La convocatoria al micro estadio de Argentinos Juniors, ayer al mediodía, fue para presentar a los candidatos del oficialismo en todo el país.
Un formal lanzamiento de campaña, que no fue pensado como un acto “de masas” –en el microestadio Malvinas Argentinas caben no más de 4 mil personas– pero sí para darle envión al núcleo de hierro frente a unas elecciones que se presentan complicadas y son clave para la continuidad del kirchnerismo –encarnado por la Presidenta y nadie más– más allá de 2015.
Frente a los jóvenes que colmaron el estadio cerrado, y en el microclima envolvente del lugar,
Cristina se mostró emocionada y hasta se enjugó una lágrima antes de empezar a hablar.
“No nos disfrazamos de nada nuevo, los disfraces son para el Carnaval, en política no nos gustan, nos gusta dar la cara y decir lo que pensamos”, dijo en lo que pareció su única alusión a la lista de Sergio Massa, a quien el kirchnerismo acusa de evitar pronunciarse sobre los “grandes temas” nacionales.
“Hemos construido la década ganada, frente a tanto infortunio, tanto dolor”, aseguró la Presidenta y se mostró enojada de que la prensa hable de “los candidatos de Cristina” –como si no hubieran sido elegidos a dedo en la Casa Rosada–. La Presidenta a la que “no se le habla, se la escucha”, como definió uno de sus hombres más cercanos, y que ayer volvió a marcar una distancia sideral con sus elegidos, aseguró que “son del proyecto nacional y popular que tengo el orgullo de conducir”.
Aludió a las denuncias por corrupción y lavado de dinero al advertir a los candidatos pero también a los gobernadores que “van a tener que bancarse el ataque despiadado. Yo ya estoy acostumbrada, tengo el cuero así de grueso”, afirmó. Y en referencia a Néstor Kirchner cuestionó a quienes investigan que “son tan mediocres que atacan hasta a los que ni siquiera están para defenderse”.
La Presidenta criticó también la idea de la búsqueda de “consensos” y para justificar su estilo de confrontación en el ejercicio del poder adujo que las disputas están todos los órdenes porque “la vida no es rosa como en la canción”.
Tuvo su párrafo económico: celebró que “estamos volviendo a crecer” –dato clave de aquí a las elecciones de octubre–, y al momento de reconocer lo que no está bien, definió que “la inflación es culpa de los empresarios que remarcan los precios en toda la cadena de valor”.
Fue llamativo que volviera sobre el voto popular del Consejo de la Magistratura.
Tras la inconstitucionalidad que falló la Corte, un cambio que solo podría hacerse vía reforma de la Carta Magna.
“Una democracia es elegir allí (en la Justicia) a quienes gobiernan ese poder, no a los jueces, duele a los oídos pero fundamentalmente hiere a la inteligencia que nos impidan votar para elegir los órganos políticos de la Constitución”, insistió la Presidenta. E ironizó otra vez que “ya les dije, en 2015 Cristina jueza, pero de ahí abajo nomás”, por el poder que le atribuye a magistrados de tribunales inferiores.
“Imaginen lo que podríamos conseguir si consiguiéramos jueces que voten por afuera de las corporaciones”, añadió tras quejarse de que el Poder Judicial es “un gueto que se cree sacralizado y no le puede llegar nada”.
Antes que llegara Cristina, habían sido presentados los candidatos, acompañados por locución y un video con los “logros” en sus provincias.
La entrada y saludo antes de buscar su ubicación fue la parte más tediosa de un acto pensado como show multimedia,coordinado por Javier Grossman, el funcionario factótum de los grandes eventos culturales y fiestas organizadas por el Gobierno.
Hubo el infaltable homenaje a Kirchner; música electrónica, percusión al son de la cual bailó un poquito Cristina al final, tras bajar del atril para saludar uno a uno a los gobernadores, lo que incluyó un abrazo con Daniel Scioli.
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