Milagro en Olivos:
Cristina es otra
Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION
No me gusta hablar de milagros, pero no sé cómo calificar la increíble transformación que se ha producido no sólo en la salud física de la señora , sino especialmente en su salud espiritual.
Los propios médicos están sorprendidos.
Me hablaron (sobre todo uno, muy generoso para contar hasta los mínimos detalles) del extraordinario efecto que hizo en ella la llamada "terapia cognitiva", de la que yo, por supuesto, nunca había oído hablar.
En fin, argentinos y argentinas, prepárense:
La Cristina que volverá al trabajo la semana próxima es, me aseguran, un ser reposado, un alma en estado de paz permanente.
Sí, prepárense: Hemos perdido a la mujer guerrera, la enojada, la que encontraba golpistas hasta entre los boy scouts.
Empezará a gobernarnos un kirchnerismo zen.
Además de contradictorio, ¿no es apasionante?
Parece que durante su mes de reposo, la señora tuvo largas conversaciones con profesionales del arte del buen vivir, entendido no como el vivir bien (eso ya estaba gracias a los ahorros del matrimonio), sino como búsqueda de la felicidad en las cosas simples de la vida.
La medicación también hizo lo suyo.
Vaya a saber qué mejunje le dieron, pero se la ve tranquila, reflexiva, paciente.
Les pregunté a esos profesionales cuál era el mayor cambio que veían, y los tipos es como que se zarparon un poco.
- "Hoy le hablás y te escucha", dijeron.
A mí siempre me ha escuchado, aunque es verdad que al minuto, minuto y medio, le gustaba interrumpirme con el "vos no entendés nada" que tanto me ofendía.
Según dicen, eso cambió.
Acostumbrada como estaba a oír sólo aplausos, elogios o silencios, ha empezado a reconocer sonidos distintos, frases que virtualmente había olvidado, tipo "señora, usted se equivoca cuando...",
"debería hacer..." o "es hora de que cambie o..."
¡Imagínense!
Antes, el que osara decir sólo la mitad de cualquiera de esas frases tenía por castigo el destierro, la AFIP, la SIDE y la brigada rompe huesos de D'Elía.
Por cierto, tamaña transformación ya está teniendo su correlato en las decisiones políticas que la Presidenta ha empezado a tomar los últimos días, con la venia de sus médicos y de los manosantas de la felicidad.
Un ejemplo es la no participación de la Fuerza Aérea en los ejercicios militares más grandes que se hacen en América.
Desatado el escándalo por esta ausencia, la oposición y la prensa hegemónica dijeron que no íbamos porque no tenemos casi aviones, los que tenemos no funcionan bien y además implicaría un gasto imposible de afrontar para unas Fuerzas Armadas con un presupuesto sistemáticamente reducido.
A ver:
Todo eso es cierto (bueno sería que un gobierno progre les diera guita a los milicos), pero la verdad del faltazo es otra.
Cristina, la Cristina que nos devolvió el reposo, la terapia y la meditación, no tolera hoy oír hablar de entrenamiento para el combate.
No quiere a los pilotos fuera de sus casas, quitándole horas a la familia.
Tampoco quiere aviones belicosos.
Por eso le encantó que un Boeing de Aerolíneas Argentinas, retenido en Chile por no haber pagado una revisión que se le hizo, se haya convertido en hotel alojamiento.
"Eso, eso -dice-. Aviones para el amor y no para la guerra."
Otro ejemplo del nuevo espíritu es que le ordenó a Moreno dosificar bravuconadas y agresiones.
Moreno cumplió con la orden y el martes estaba hecho una seda cuando se reunió en su despacho con un grupo de importantes industriales.
Hace unos meses, en ese mismo despacho había maltratado a Margarita Barrientos, fundadora del comedor Los Piletones.
Ahí están las maravillas del cambio:
El mismo funcionario que había sido un infierno con una humilde trabajadora social fue un cielo con los dueños del capital.
La onda pacificadora también les llegó a las reservas del Banco Central.
La señora ya no quiere luchar con ellas.
"Si su deseo es fugarse, déjenlas", dijo, conciliadora.
Sus palabras están siendo cumplidas todos los días rigurosamente.
Generosa (otro atributo recién incorporado), la Presidenta acaba de darle el OK a Zannini para que, a pesar de las críticas y de las denuncias de pacto, pueda seguir hablando de narcotráfico con Lorenzetti, al que conoce desde hace años.
¡Lo que les gusta el tema a los dos!
Semanas atrás, en plena batalla en la Corte por la ley de medios, Lorenzetti, sólo por ser amable (finalmente le debe su incorporación a la Corte), le preguntó si quería tener un adelanto del inminente fallo.
Zannini, ofendidísimo, estuvo a punto de irse.
"Sólo me reúno con vos para hablar del narcotráfico", lo corrigió.
En la intimidad, la Cristina zen reconoce el triunfo de Massa, la crisis energética, el cepo y la inflación...
Pide no confrontar con los opositores, habla de redistribuir la riqueza (incluida la suya),
lee biografías de Bergoglio y evita 6,7,8
Promete volar menos, hablar menos y escuchar consejos, y ni una vez se le ha oído referirse a la re-re.
Ésa es la Presidenta que está a punto de volver.
Ésa es la mujer irreconocible que el país empezará a disfrutar pasado mañana (es cierto, no sabemos por cuánto tiempo).
Les pregunté a los mano santas si habían atosigado a la señora con decenas de proverbios chinos.
Me juraron que no.
Que sólo le hicieron leer uno.
Dice así:
"Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, date tres vueltas por tu propia casa..."
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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