Por Cosme Beccar Varela (*)
Es imposible no reconocer que hay una "usina central" que fabrica e impone el Pensamiento Único y mantiene una poderosa "inquisición" dedicada a reprimir cualquier disidencia de esa nueva "religión".
De otra manera, ¿cómo puede explicarse que en todos los países del mundo occidental, con un más o con un menos, ese “Pensamiento” es realmente ¨Único" y que es imposible negarlo sin ser inmediatamente condenado a la hoguera de la infamia?
He dicho en qué consiste ese
"Pensamiento Único" en los nros. 1162 a 1167 de este periódico, a los cuales me remito.
En síntesis, es lo opuesto de la doctrina católica, es liberal en cuanto laicista y agnóstico, socialista en cuanto demagógico e igualitario y además, falsifica la Historia para denigrar la civilización cristiana, especialmente la Edad Media y a toda persona que se haya opuesto a la Revolución iniciada en el Renacimiento.
A los del pasado los ignora o los denigra.
A los contemporáneos los "destierra" de la vida pública y trata de arruinarlos en la vida privada. Para eso, prepara "listas negras" en las cuales se los incluye.
El "establishment", que tiene toda la plata, todos los cargos y todas las escaleras que llevan a la fama, tiene esas "listas negras" a mano permanentemente y jamás permitirá que uno de los que en ella aparecen salga del anonimato, a no ser para ser vilipendiado.
Obviamente, yo adhiero firmemente a todo lo contrario del Pensamiento Único y me he pasado la vida combatiendo sus mentiras.
He escrito miles de páginas para sostenerlo.
Como consecuencia de ello, estoy en esa "lista negra", motivo por el cual jamás podría tener un cargo público importante,
ni ser "abogado exitoso",
ni ser nombrado en una cátedra universitaria, ni en una Academia,
ni ser invitado a hablar ante un audiencia numerosa,
ni mis libros ser editados por una editorial importante ni vendido en las librerías grandes (como expliqué en el nro. 1175, del 17/7/2013 de este periódico) y lo que es peor,
ni mis "amigos" se avienen a considerarme "elegible" porque como me dijo uno de ellos con una sinceridad brutal (no exenta de cobardía):
"No es sólo que vos estás quemado sino que quemas a quien se te acerca".
Motivo por el cual ese buen "amigo" se mantiene a prudente distancia, como todos los demás.
La "usina central" que tiene atenazado a nuestro desdichado país, sabe muy bien que si yo tuviera poder intentaría seriamente acabar con el de ella y el de sus sirvientes, y pondría toda la fuerza del gobierno al servicio de la Justicia.
Y eso no le conviene porque ella vive de la iniquidad y de la mentira.
Ya me voy poniendo demasiado viejo como para confiar demasiado en mis fuerzas para hacerlo.
Pero todavía me quedan bastantes y ellos saben que si me dan la más mínima oportunidad, les va a costar muy caro.
Por eso no me la darán jamás y hasta cuentan con mis "amigos" para encerrarme en un círculo de silencio y de inoperancia.
Por eso mis enemigos ni se ocupan de mí.
Puede decirse que, políticamente, soy un muerto en vida.
Pero como esta no es la vida sino la que nos espera después de pasar por este valle de lágrimas, no pierdo la esperanza.
Sólo siento que se me acaba el tiempo para hacer algún bien por este suelo en el que estaba mi Patria, en especial para liberarlo de esta tiranía e instaurar una Autoridad legítima.
En el fondo, no lo siento por mí, porque confío contra toda esperanza en que la misericordia de la Santísima Virgen me llevará al Cielo cuando haya concluido esta carrera frustrada que estoy corriendo.
Lo siento por mis hijos, mis nietos y por todos los niños que van creciendo encerrados en estas fronteras sin saber que sus padres los están entregando a este Moloch (1) misterioso que nos domina y que exige que le sea sacrificada, no la vida de ellos, sino su inocencia.
Todo está preparado para corromperlos y esclavizarlos aún más de lo que ya lo están sus padres.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de
Cosme Beccar Varela por gentileza de su autor.
...
(1) Moloch o Moloch Baal fue un dios de los fenicios, cartagineses y canaanitas.
Era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simboliza el alma. Se le identifica con Cronos y Saturno.
Como resultado de una catástrofe ocurrida en el despertar de los tiempos, el espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia.
De acuerdo con las creencias fenicias y una vertiente del gnosticismo, el hombre era la encarnación de esa misma tragedia, y para redimirse de ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch
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