Por el Arq. José M. García Rozado (*)
Mucho antes de lo esperado, y como consecuencia del desastre económico generado por el cristikirchnerismo, entre el pasado martes 21 y ayer 23 el Gobierno Fernández produjo algo que se esperaba para marzo...
Y tras una brutal devaluación de más del 21,38% que viene a sumarse a la que venía generando el Central desde principios de 2013 cuando la divisa se encontraba en los $4,90 y fuera siendo devaluado nuestra moneda gradualmente hasta tocar enero 2014 cuando la misma cotizaba a
$ 6,525.
La devaluación fue progresivamente aumentando desde un 1,5% mensual hasta llegar a un 4%, terminando el año con una importante devaluación que rondó el 25% hasta el “kiocillofazo” de ayer donde se terminó con una devaluación anual del 44% emulando el “rodrigazo” de 1975.
El diario estadounidense “The Wall Street Journal”, publica en la tapa de su edición impresa de este viernes (24 de enero) un artículo firmado por los periodistas Ken Parks, Taos Turner y John Lyons, sobre la devaluación del peso argentino titulada “se desinfla una fórmula populista".
Consideran que la “devaluación de facto, constituye una arriesgada apuesta” por parte de Cristina Fernández que impactará en los salarios generando presión inflacionaria.
También cuestionó el último discurso presidencial por no hacer “ninguna alusión a la economía” y concluyó:
“El experimento de libre mercado duró poco”.
Como podemos ver no solo se sigue la impolítica del Gobierno Cristina Fernández en todas sus áreas –social, política, económica, educativa, de salud y de “inseguridad” y liberación territorial para el ingreso y asentamiento del narcotráfico- en nuestro país, sino que en el plano internacional miran con sumo interés y preocupación lo que viene sucediendo en nuestra Patria.
El muy particular interés de un medio de comunicación de la importancia del “The Wall Street Journal”acompaña la mamarrachada del soberbio y terco ministro Axel Kicillof de ir en persona (cuando solo se requería enviar la propuesta a través del embajador) hasta París e intentar con su discurso académico “impresionar a los fogueados directores” del Club de París.
El diario estadounidense The Wall Street Journal es una de las principales publicaciones que con más atención se lee en el mundo de los negocios y las finanzas y en el último año ha prestado una muy importante atención, a través de varios artículos, de la “declinante situación económica” que atraviesa la economía argentina bajo la administración de Cristina Fernández.
Los últimos artículos publicados por “The Wall Street Journal” se conocieron en nuestro país por publicaciones en su página web oficial, pero en esta oportunidad la brutal devaluación del peso argentino mereció para el medio llegar a la tapa de su edición impresa bajo el título “Se desinfla una fórmula populista".
Como todo medio periodístico que se precie de ser serio y bien informado “The Wall Street Journal” no se lleva por informes de terceros sino que lo realiza sobre enfoques de periodistas especializados que ha su vez, toman los informes de los analistas y consultores debidamente aceptados por el mundo de la economía, las finanzas y las inversiones que por lo tanto jamás arriesgarían una opinion de no estar totalmente convencidos de que lo que publican es totalmente veráz y comprobable.
Es en estas circunstancias donde el matutino estadounidense coloca a la economía del Gobierno Cristina Fernández en tapa del periódico de masiva tirada.
El cristikirchnerismo de ésta etapa gubernamental viene implementando desde la terminación misma de la elección presidencial de octubre 2011, dos tipos de acciones: la primera de ellas fue acompañando aquella frase del “vamos por todo” que en la economía se reemplazó por el de “la sintonía fina” que se tradujo en medidas restrictivas tales como el “cepo cambiario”, el“korralito a las importaciones”, la imposición del “anticipo de Ganancias” del 20% en compras de pasajes, por internet o a las realizadas con tarjeta de crédito luego elevadas al 35% y pareciera ser que desde el lunes 27 volvería al 20% original, el impuesto a los vehículos –autos, camiones y motocicletas-, embarcaciones y aviones con tasas del 35 al 50% que en la práctica se traducían en aumentos de los mismos del 50% al 100%.
La segunda de las acciones llevadas a cabo por el régimen CFK fue la de reciclar las ideas del jurista nazi Carl Schmitt, el mismo que avaló las leyes de genocidio, y que en aquel entonces comienzos de los 70 del siglo XX fuera despreciado por los jóvenes setentistas que éste gobierno añora y recuerda siempre; el credo de Schmitt fue retomado por el oficialismo junto con aquella versión del “vamos por todo” y que una de sus máximas espadas definió con claridad meridiana como el de la “Cristina eterna”.
La versión “descafeinada o light” del pensamiento de Carl Schmitt adoptada por este Gobierno que lleva adelante un “despotismo escasamente ilustrado” puede resumirse en dos planteos, siendo el primero –pensado originalmente y mucho más profundo y estudiado que ahora, para el Führer- el que autoriza a justificar cualquier “arbitrariedad”, apelando al “estado de excepción”, siendo, a su vez, el segundo el de proclamar que la “esencia de la política” no es buscar el consenso y hacerse de socios o aliados, sino todo lo contrario, es “apuntar a un enemigo” verdadero y real o imaginario e inventado y entonces convocar a la sociedad a la“conquista del poder y sus privilegios”.
(Ver escrito del autor “La política es el arte de hacer posible lo imposible ¡Cristina no es política!”)
Ambas acciones, las económicas y las de comunicación y acción, son el cóctel de “decisionismo y transgresión” que asumió Cristina Fernández y sus acólitos tras haberse impuesto en las elecciones presidenciales de 2011.
Así como las decisiones económicas llevadas adelante por el energúmeno de Guillermo Moreno, con la absoluta complacencia y apoyo de la Presidente, y ejecutadas al pie de la letra por el ex Ministro Lorenzino y el actual titular de la AFIP Ricardo Echegaray, terminaron conduciéndonos bajo la batuta del imberbe ministro Kicillof al verdadero “ajustazo” de noviembre y diciembre pasados donde comenzó una carrera alocada de precios para ganarle a la distorsionada“Lista de precios acordados o vigilados”, y que luego del “kicillofazo” de estas últimas 48 horas vuelve a perder todo valor pues en el día de hoy se han comprobado remarcaciones compulsivas de precios del orden del 30 y del 40% sobre las mercaderías que se habían“acolchonado” en diciembre preparándose para los acuerdos de precios de este enero,...
Lo que conlleva que desde diciembre 2013 a hoy el proceso inflacionario provocado por la exclusiva decisión de Cristina Fernández y su ministro de Economía Axel Kicillof ya supera la barrera de un “ajustazo del 100%” en los productos y bienes y de una devaluación monetaria de un 44% mínimo al día de hoy.
Las decisiones políticas y comunicacionales del Gobierno Cristina Fernández, si algún joven de aquellos años 70 hoy despertare, se sorprendería al enterarse de que Carl Schmitt fue reciclado y su nombre está en boca precisamente de quienes exaltan a la generación que además de rechazarlo, lo consideraban absolutamente excluible de los programas educativos universitarios por ser aquél un notorio ideólogo de un pensamiento antinacional, fascistoide y nazi.
Aquellos jóvenes, que se negaban a estudiar el pensamiento de Carl Schmitt, algo impensado para cualquiera que se precie de intelectual serio (es imposible negarse a leer y estudiar todo tipo de pensamiento, si se quiere estar informado y “formado intelectualmente”), quien además juraba que Adolf Hitler nunca le había caído simpático y que se había pasado todo aquel tiempo en un exilio interior, adoptando entonces y para sacudirse el “karma de nazi”, la figura del “guerrillero romántico” lo que entonces le granjeó algunas adhesiones de las izquierdas internacionales que se tradujeron en nuestro país y en amplios sectores latinoamericanos, en los movimientos de “liberación nacional”.
Aquellos argentinos –muchos de ellos infantiles portadores de ideologismos impuestos y por lo tanto errados carne de cañón de cúpulas perversas y antinacionales- se inscribieron en organizaciones terroristas como el ERP, Montoneros y FAR y asolaron la Patria generando destrucción, muerte y provocando la intervención de las fuerzas armadas, quienes utilizando como escusa a éstas y a una supuesta incapacidad de gobierno perpetrando el golpe “sedicioso” del 24 de marzo de 1976.
Quienes hoy lo invocan a la hora de “teorizar” berretamente sobre conceptos como el de“populismo” o “nacional y popular”, conceptos que en sus manos están tan alejados de la idea inicial que les diera sentido, y que plasmaba idiomáticamente el concepto de gobierno que lleva a cabo acciones tendientes a generar crecimiento que conduzca al desarrollo de los pueblos, derrotando al desempleo y la pobreza de las sociedades por lo que se los denominaba “nacionales y populares”, no hacen más que cumplir con aquella vieja y perimida costumbre que siempre miró y vio a América Latina como un simple “banco de pruebas de las ideas europeas”, y que influyeron nefastamente para imponer aquí ideas como las de Regis Debray sobre “la lucha armada” nunca puestas en práctica en la Europa precursora, pero que logró seguidores fieles y de los otros, los mercenarios de las mismas.
El cristinismo impuso en su segundo mandato el hacerse de un enemigo nuevo cada día, porque en esta versión berretizada de las ideas de Carl Schmitt, “estimula y sienta bien”, aunque es mucho menos estimulante y desconcertante para sus amigos y hasta para sus enemigos terminando por provocar inéditas polémicas, lo cual les permite conservar “siempre la iniciativa”.
Esta pirotecnia sumamente eficaz en el muy corto plazo, porque distrae y mantiene ocupados a los medios y a la opinión pública el tiempo necesario para idear un “nuevo tema”.
Así vemos como Capitanich anuncia la importación de tomates, las redes sociales y los boletines periodísticos explotan y se recalientan con el tema, comenzando a correr rumores serios y otros muy bizarros…los productores de dicha fruta –convertida popularmente en verdura- aseguran que no es necesaria la importación porque la producción nacional puede hasta sobre abastecer la plaza; hasta que llega la desmentida de Kicillof quien niega rotundamente aquella supuesta importación.
¡Este nuevo anuncio, provoca un vuelco en las discusiones!
Y salen a la luz las peleas internas, los celos entre funcionarios, las desmentidas de las desmentidas, las aclaraciones que oscurecen hasta que quien anunció la importación sale a contradecir, con total displicencia, achacándoles a los periodistas y los medios de comunicación que “lo han sacado de contexto”y que eso no fue más que una mentira urdida y propalada por “la Opo y los Monopolios”.
La técnica de Carl Schmitt, edulcorada y muy light se impuso y entonces el “nuevo vocero”, el Jefe de Gabinete reducido a simple “comunicador de las buenas nuevas” lanza otro tema o se refiere a otro problema no resuelto habiendo ganado con aquella discusión entre una semana y diez días.
Así superamos los días de los auto acuartelamientos policiales, los 15 muertos y los robos y saqueos de principios de diciembre donde Capitanich negaba los gendarmes a Córdoba que casi al unísono los aportaba en Secretario de Seguridad Berni,
o los apagones y cortes de electricidad extendidos y que movilizaron a cientos de miles de vecinos enardecidos y sufrientes que realizaron piquetes debido a que debieron soportar calores, falta de agua, pérdida de remedios, verdaderos “secuestros” en sus domicilios aislados por la altura, la imposibilidad de moverse producto de su salud, o su edad o por la reinante inseguridad que vivimos y que aún hoy viven miles de conciudadanos de varias provincias y distritos –CABA, Conurbano bonaerense, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y varias otras más-.
Tras ese diciembre trágico y luctuoso llegó enero y con él, acompañado del infernal calor, la presencia de la Presidente ninguneando a todos los argentinos al realizar un anuncio de ínfima calidad política o social y económica, mientras no hablaba sobre las catástrofes de diciembre, o su negativa a un saludo navideño o de fin de año, tanto como negándose a explicar qué piensa realizar con la inflación, la devaluación monetaria, el desempleo, la pérdida de valor adquisitivo de los salarios y hasta de las prestaciones dinerarias de los planes sociales hoy totalmente desactualizados.
La creatividad de estos comunicadores schmitcianos del cristinismo no reconoce límites, aunque lo peor que le puede ocurrir con esta política es sufrir el destino de aquel pastorcito mentiroso de la fábula a quien nadie luego le creía.
Y esto es lo que viene sucediendo desde el inicio mismo del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández, las encuestas de opinión muestran un permanente y sostenido declive de su imagen y consideración, salvo un muy pequeño interregno por su salud donde hubo una acotada recuperación, tras lo cual y por los sucesos de diciembre volvió a caer su imagen y a enseñorearse el inconformismo y la creencia popular de que “todo va de mal en peor”, y de que el año que se inicia va a ser peor que el que pasamos y así sucesivamente.
“¡Al pueblo se le puede mentir muchas veces, por poco tiempo; o pocas veces por mucho tiempo, lo único que no se puede hacer es mentirle siempre por mucho tiempo!”
¡Y ya llevamos once años de continuas y permanentes mentiras! Reciclar a Carl Schmitt, y volver a colocar su nombre y su pensamiento en boca de quienes exaltan a la generación que lo rechazaba y negaba, no solo es perverso sino que es verdaderamente estúpido.
El “relato seudo epopéyico” del cristinismo terminó en estas 48 horas de deshilacharse y de perder total y definitiva credibilidad. Hoy se lo vio a Kicillof tan enojado y amargado con la realidad, como antesdeayer se la vio a Cristina Fernández. El“relato” de Capitanich con él haciéndole de escudero no logró desmentir lo que todos vieron, un programa, o un plan o lo que cada uno quiera ver como realidad de lo que Cristina Fernández y su grupo de funcionarios han llevado a cabo, simplemente un “kicillofazo” en toda la regla.
La devaluación de un 50% de la moneda y una inflación acelerada y espiralizada de más de un 100% en apenas 45 días.
En la extensa nota del matutino “The Wall Street Journal” que mencionáramos al principio de este artículo, se concluye en que la devaluación del peso argentino que se registró en los últimos dos días tuvo un resultado “nada alentador: el desplome de la divisa obligó al Banco Central a intervenir en el mercado y generó temores”.
“La decisión, que muchos economistas interpretaron como una devaluación de facto, constituye una arriesgada apuesta del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para aliviar la presión sobre el peso y frenar un pronunciado descenso en las reservas”, estima.
También cuestionó la actitud de Cristina Fernández en su reaparición pública este miércoles (22 de enero):
“Muchos argentinos esperaban que Fernández de Kirchner abordara las crecientes preocupaciones acerca de la divisa y otros problemas económicos.
El miércoles, en su primer discurso desde comienzos de diciembre, la presidenta no hizo ninguna alusión a la economía y defendió sus políticas, incluyendo el papel del Estado en la redistribución de la riqueza”.
Para no ser “intérprete” de lo publicado, y para no cometer el mismo desliz del cristikirchnerismo paso a transcribir el artículo del diario en forma completa.
“El Banco Central de Argentina abandonó el jueves el estrecho control que ejerce sobre la cotización del peso y decidió permitir que su valor fuera determinado por las leyes de la oferta y la demanda, al menos brevemente.
El resultado no fue nada alentador:
el desplome de la divisa obligó al Banco Central a intervenir en el mercado y generó temores de que la segunda economía de Sudamérica podría sufrir una crisis cambiaria.
La cotización del peso, que habitualmente es muy regulado, experimentó violentas oscilaciones el jueves.
Tras abrir a 7,14 unidades por dólar cayó a 8,50, un derrumbe que provocó la intervención del banco central, que salió a vender dólares para frenar el descenso.
Eso ayudó a que la moneda argentina se fortaleciera y cerrara a 7,75 por dólar, según el mercado mayorista de divisas MAE en Buenos Aires.
La baja de 8% fue la mayor pérdida del peso en una jornada desde la crisis cambiaria de 2002.
La divisa acumula un declive de casi 19% contra el dólar en lo que va del año. El descenso es más pronunciado en el mercado negro.”
"El mercado explota", dijo Francisco Díaz Mayer, un operador de divisas de ABC Mercado de Cambios.
La decisión, que muchos economistas interpretaron como una devaluación de facto, constituye una arriesgada apuesta del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para aliviar la presión sobre el peso y frenar un pronunciado descenso en las reservas en moneda extranjera que el banco central ha estado usando para comprar la divisa a precios fijos, que son mucho más altos que los del mercado negro. Argentina sufre una escasez de dólares.
Las reservas del banco central cayeron a US$29.000 millones a comienzos de año comparadas con US$52.000 millones en 2011.
En los últimos días, el banco central ha estado gastando cerca de US$100 millones al día en su esfuerzo por defender el peso, dijo Elena Castro, vicepresidenta de renta variable para Europa Occidental y América Latina de la corredora especializada en mercados emergentes Auerbach Grayson.
Jorge Capitanich, el jefe de gabinete del gobierno de la presidenta Fernández de Kirchner, sugirió el jueves que el gobierno había optado por no intervenir en el mercado de divisas. "No ha sido una devaluación inducida por el Estado", aseveró.
"Para aquellos amantes del libre mercado, la oferta y demanda de divisas es la que se expresó en el mercado de cambio".
Al contrario de lo que ocurre en otros países, el banco central argentino no es independiente y la presidenta puede contratar o despedir a su presidente cuando estime conveniente.
El experimento de libre mercado duró poco.
La caída del peso que arrancó el miércoles en la tarde se desbocó en la mañana del jueves, obligando al banco central a intervenir.
El banco central gastó unos US$100 millones para defender el peso, indicó una fuente cercana.
Pocos economistas esperan que la decisión le quite presión al peso, debido principalmente a que el debilitamiento de la moneda podría generar tensiones inflacionarias al encarecer las importaciones y llevar a los argentinos comunes y corrientes a tratar de sacar su dinero del país como sea posible.
"La cuestión económica es si la devaluación incentiva una alza en los precios que lleva a más tensiones sociales.
Las negociaciones salariales comenzarán pronto y la cuestión es qué cifra pedirán los sindicatos y es probable que eso va a crear problemas políticos y sociales", señaló Carlos De Angelis, sociólogo y profesor de ciencias sociales en la Universidad de Buenos Aires.
Otra señal de que el tiro les podría salir por la culata fue la respuesta del mercado negro, donde el peso cayó a 13,1 frente a 12,2 al principio de la sesión, lo que sugiere que la tasa oficial sigue sobrevalorando la moneda.”
"Seguimos previendo que la moneda seguirá bajo presión y es probable que esto alimente una crisis más amplia de deuda y/o cambiaria en Argentina en algún momento, posiblemente este año", dijeron estrategas de Brown Brothers Harriman en un informe titulado Argentina: de mal en peor.
El peso fue una de las monedas de los mercados emergentes que se vieron vapuleadas el jueves, después de que la debilidad de los últimos indicadores económicos de China intensificaran las dudas acerca de la capacidad de las economías en desarrollo para salir bien parados del fin de las políticas expansivas de crédito, impuestas por los principales bancos centrales del mundo.
En el caso de Argentina, uno de los mayores exportadores de soja del mundo, la caída del peso sirve como una señal de advertencia de que las condiciones han cambiado drásticamente tras el fin del ciclo de auge en los precios de las materias primas de la última década.
Ese cambio es particularmente peligroso para algunos países latinoamericanos como Argentina y Venezuela que aprovecharon el auge de los commodities para embarcarse en una ola de compras, permitiendo un alza de la inflación y adoptando políticas económicas poco ortodoxas como controles cambiarios, dicen expertos. Venezuela, que depende del petróleo para generar 95% de sus ingresos en dólares, también realizó el miércoles una devaluación parcial del bolívar.
El gobierno indicó que los venezolanos que quieren obtener dólares para viajar al extranjero, hacer compras en Internet, adquirir pasajes aéreos y recibir remesas del exterior podrán participar en un nuevo sistema de subasta que recientemente vendió dólares a 11,36 bolívares versus la tasa de cambio oficial de 6,3 por dólar. Incluso las monedas de economías latinoamericanas consideradas más sólidas y estables cayeron el jueves.
El real se depreció 1,3% para quedar en 2,4 unidades por dólar ante las preocupaciones de que los problemas de Argentina puedan perjudicar a la ya debilitada economía brasileña. Argentina es el tercer socio comercial de Brasil. A su vez, el peso chileno cedió 1,2% y se ubicó en 549 unidades por dólar. El debilitamiento del peso ayuda a los exportadores, pero puede provocar presiones inflacionarias al encarecer los bienes importados y reducir el poder adquisitivo de los argentinos. Antes de las sacudidas de esta semana en los mercados, la mayoría de los economistas preveía un crecimiento de la economía de 1,7% este año, según una encuesta realizada por FocusEconomics.
El gobierno informa que la inflación alcanzó 10,9% el año pasado, pero los economistas del sector privado estiman que la cifra oscila entre 25% y 30%. Tras el derrumbe del peso del jueves, muchos argentinos esperaban que Fernández de Kirchner abordara las crecientes preocupaciones acerca de la divisa y otros problemas económicos.
El miércoles, en su primer discurso desde comienzos de diciembre, la presidenta no hizo ninguna alusión a la economía y defendió sus políticas, incluyendo el papel del Estado en la redistribución de la riqueza.”
Termina diciendo el artículo neoyorkino.
La volatilidad en la cotización del dólar, que sólo en la jornada del jueves subió un 12%, genera incertidumbre entre los actores de la economía.
Esto podría derivar en la disparada de los precios, faltantes de productos o, incluso, la paralización de algunos sectores.
Es lo que se debate por estas horas en el rubro importador, que se mantiene expectante sobre la evolución de la cotización de la divisa estadounidense, que en lo que va del mes ya se apreció casi un 23%.
Lo que se comenta en las oficinas importadoras es que la volatilidad actual no permite establecer un precio "real" para el dólar oficial y por eso varias empresas están frenando sus operaciones, según pude sabe.
Los importadores temen traer productos con el dólar a un valor, pero luego -devaluación mediante- no poder reponerlos.
Al mismo tiempo, las principales cadenas de electrodomésticos dejaron de ingresar productos.
El jueves la primera reacción de estas empresas fue desde remarcar los precios, hasta retirarlos de los mostradores.
Por otro lado, el freno al ingreso de insumos podría generar una parálisis en la actividad de distintos rubros, tal como la industria automotriz, lo que pondría en riesgo miles de puestos de trabajo.
Es que esta industria depende en un 70-80% de componentes importados.
Otro sector que habría puesto paños fríos a sus operaciones es el de las farmacéuticas. La pérdida de fuentes de trabajo hace temer sobre el riego de conflicto social.
El Banco Central vendió durante esta semana al menos US$ 400 millones para calmar el alza del dólar oficial.
Según pudo saber este medio, la entidad monetaria trabajará durante el fin de semana en un proyecto para la creación de mecanismos de inversión en pesos y en otro que autorice a los bancos a emitir letras en dólares.
Se desconoce si las iniciativas cuentan con la venia del ministro de Economía, Axel Kicillof.
En medio de la desesperación por la escalada del dólar, desde el Gobierno salieron rápido a buscar culpables, tarea usual en los últimos tiempos.
En esa línea comenzaron a trabajar los diarios “Página/12” y “Tiempo Argentino”.
El primero presenta hoy su portada con el cambio de grilla de Cablevisión, el segundo reflota una vieja pelea: la que inició Néstor Kirchner contra el presidente de Shell, Juan José Aranguren.
La tarea comenzó ayer:
"El presidente de la petrolera Shell, Juan José Aranguren, intentó desestabilizar la cotización de la divisa estadounidense al llevar adelante una maniobra de compra de moneda a los bancos internacionales BBVA Francés, Citi y HSBC.
Esto generó una investigación oficial que confirmaron fuentes gubernamentales. La maniobra especulativa se habría llevado a cabo a través de por lo menos tres bancos internacionales nucleados en la Asociación de Bancos Argentinos: el Banco Francés, el Citi y el HSBC.(...)
Las investigaciones involucran directamente a Juan José Aranguren, presidente de la petrolera Shell en la Argentina, quien habría intentado desestabilizar la cotización del dólar, al comprar a las 12.20 de hoy, 5 millones de dólares a 7,14 pesos por dólar, cotización que fue convalidada por el HSBC, y después los vendió por encima de los 8 pesos.
Finalmente, el Banco Central de la República Argentina intervino en el mercado e hizo retroceder las cotizaciones.
Una coincidencia llamativa entre las tres filiales internacionales involucradas en esta maniobra especulativa, es que los tres bancos en cuestión (HSBC, el Banco Francés y el Citi) tienen como operador de prensa a César Mansilla, presidente de la agencia Nueva Comunicación (...)".
Hoy fue tapa del diario.
"Denuncian que el CEO de Shell impulsó la escalada del dólar", se titula la nota que repite: "Ayer el dólar marcó otra vez el pulso de la clase dirigente política y económica argentina y de los sectores medios históricamente atados a la cultura del verde.
El alza de la divisa oficial causó desconcierto y después de varias marchas y contramarchas finalizó con una suba de 61 centavos a $ 7,65 para la compra y $ 7,75 para la venta, de acuerdo a la cotización del Banco de la Nación Argentina que el jueves lo mantuvo en $ 7,14 para la venta.
En el mercado ilegal, en tanto, la divisa se negoció entre $ 13,01 y $ 13,06.
No obstante, tanto ayer como el miércoles hubo señales contradictorias y dudosas que pusieron en alerta al Banco Central y al Ministerio de Economía.
De hecho, una alta fuente gubernamental denunció ayer en estricto off the record una maniobra especulativa del presidente de la petrolera angloholandesa Shell Argentina Juan José Aranguren con el propósito de "hacer salta el dólar".
En la intermediación también habrían intervenido tres entidades extranjeras de mucho peso nucleados en la Asociación de Bancos Argentinos (ABA): el HSBC, el Citibank y el BBVA Banco Francés.De acuerdo a lo que aseguró el funcionario, el objetivo final de esta operación cambiaria "era generar un clima desestabilizador".
Lafuente confirmó a “Tiempo Argentino” que Aranguren le ordenó al HSBC una operación de importación comprando U$S 3,5 millones a $ 8,40 por unidad cuando en ese mismo momento la divisa estadounidense cotizaba en las pizarras porteñas a $ 7,24.
"El HSBC tenía dos opciones –explicó la fuente– absorber el pedido o trasladarlo a otros operadores y optó por la segunda opción." De esa manera, se generó una enorme incertidumbre y muchas dudas porque ninguno de los operadores sabía cuál era el precio real del dólar en el mercado legal que minutos atrás rondaba los $ 7,24 pero que imprevisiblemente una firma del tamaño de Shell ofertaba a $ 8,40.
Además, el gobierno está estudiando si se concretaron dos operaciones similares por parte del mismo empresario con los bancos BBVA Francés y Citibank por montos a determinar que también contribuyeron a la confusión y que impulsaron el precio del billete a $ 8,31 por unidad.
Como consecuencia de ello, el Banco Central debió intervenir para frenar la escalada alcista y se desprendió de U$S 100 millones, decisión que resultó acertada en los hechos porque terminó frenando la suba de dólar minorista, situándolo en $ 7,65 - $ 7,75 (Banco Nación).
Pero al mismo tiempo el dólar mayorista, que, de alguna manera, marca los lineamientos de lo que puede llegar a marcar la tendencia, culminó a $ 7,75 para la venta por unidad, después de alcanzar un máximo intradiario de $ 8,50.
Hoy el gobierno podría denunciar formalmente esta maniobra de Aranguren a través de la figura del jefe de Gabinete, Jorge "Coqui" Capitanich, quien ayer afirmó que la devaluación no fue una decisión del gobierno sino el resultado del libre juego de la oferta y la demanda".
Rápidamente, el "otro enemigo", “Clarín” se comunicó con Aranguren, quien desmintió "terminantemente" la acusación.
"Me encuentro de vacaciones en el exterior y los únicos dólares que pude comprar fueron 2.800 en el Banco de Galicia a $ 6.70", aseguró, y dio detalles sobre las operaciones cambiarias que realizó Shell para sus importaciones y exportaciones de combustibles.
"Teníamos que pagar importaciones por US$ 3.561.000 y girar un millón en dividendos a la casa matriz, que habían sido aprobados por el Banco Central.
A su vez, Shell ingresó divisas por sus exportaciones por US$ 3 millones.
La diferencia, US$ 1.561.000 fueron comprados a $8,70 por el HSBC, el único banco con el que opera Shell".
La cifra parece exigua para generar la corrida frente a los US$ 300 millones que se compraron en el MUC.
En el mercado se conjeturaba que el Gobierno acusó a Shell para evitar que la compañía traslade al precio de los combustibles el aumento del dólar.
En efecto, banqueros familiarizados con el comercio exterior no involucrados en esta operación dijeron que la especie es un disparate, pues US$ 1,5 millones no puede mover un mercado de 250 millones diarios de importaciones.
Sobre la"coincidencia llamativa" de que la agencia “Nueva Comunicación”, de César Mansilla, brinda servicios a los tres bancos involucrados y a Sergio Massa, otro dato:
esa agencia asesoró la campaña oficialista de Martín Insaurralde en octubre pasado. Cierto es que el Gobierno de Cristina Fernández mantiene una larga disputa con Aranguren, el representante de Shell en la Argentina, a quien optaron por recurrir ayer como “culpable de la escalada del dólar”.
Las diferencias entre el gobierno nacional y Aranguren comenzaron en el 2005, cuando el propio presidente Néstor Kirchner llamó a realizar un "boicot nacional" contra la petrolera, que había aplicado un aumento en el precio de sus combustibles. El gobierno aplicó por primera vez la Ley de Abastecimiento en diciembre de 2006, cuando le impuso a la petrolera angloholandesa 23 multas de un millón de pesos (el máximo previsto) por desabastecer al mercado en octubre y noviembre de ese año. Desde entonces, Aranguren solo acumuló conflictos con los Kirchner. Se convirtió en uno de los empresarios más críticos del Gobierno Nacional, lo que le valió decenas de causas en su contra, con más de 57 denuncias en los fueros judiciales.
"En nuestro país contradictorio, siempre hablamos del potencial argentino pero nunca lo terminamos de desarrollar.
Citando a Luther King, reivindico la toma de decisiones correctas, aunque no sean ni convenientes ni populares, para contribuir al desarrollo sostenible de nuestra nación", aseguró Aranguren al ser elegido como CEO del año en la entrega de premios realizada por la consultora PWC, la revista “Apertura” y el diario “El Cronista Comercial”.
¡Todo muy claro y aunque lo enoje y lo saque de quicio al soberbio e incapaz –mejor dicho inexperimentado- ministro Axel Kicillof lo de ayer y antes de ayer no fue otra cosa que una “mala e inconexa” medida devaluatoria que trae aparejado un enorme envión inflacionario que nos afectará irremediablemente a todos los habitantes de esta Patria!
Cristina Fernández siempre temió, y en lo profundo le molestó e irritó, que se la comparara con Isabel Perón y con aquel gobierno de la década de los 70 del siglo XX.
Pues bien, tiene razón en no querer que se la compare con María Estela Martínez viuda de Perón;.
Ella no tiene nada que ver con aquella otra Primera mujer Presidente de la nación, aquella fue la viuda del Teniente General Juan Domingo Perón y debió reemplazarlo cuando éste falleció, en situaciones gravísimas de conmoción interna producto del accionar terrorista de las bandas sediciosas de infiltrados y entristas desplazados y expulsados del peronismo por el mismo Juan Perón.
Aquella fue una Presidente que debió enfrentar las continuas desinteligencias dentro del peronismo entre sindicalistas que no entendían que la estabilidad democrática dependía enormemente de ellos, y funcionarios y legisladores que en vez de acompañar, en muchísimos casos defeccionaron ante el embate sedicioso de las cúpulas militares al servicio de la banca y las finanzas extranjeras y que no podían aceptar una Nación Independiente y Soberana que no podía ser doblegada económicamente pues su deuda externa pública y privada apenas era de US$ 7,5 mil millones.
Cristina Fernández en cambio es la viuda de Néstor Carlos Kirchner un oscuro personaje de nuestra historia reciente cuya carrera política se inició sobre la base de una fortuna personal generada a través de expoliar a conciudadanos galleguenses y santacruceños víctimas de la perversa Circular 1050 de la dictadura sediciosa del 76.
¡De ahí para acá cada cual saque sus propias conclusiones!
¡El “kicillofazo” ya a sido provocado!
¿No era que “debíamos esperar a otro gobierno” para una devaluación?
Como bien se explica el “enemigo” ya fue identificado.
Hoy es Shell y Aranguren, mañana cuando esto termine de desbarrancarse y comiencen los pedidos de paritarias...
¿Serán los sindicalistas Barrionuevo, Moyano y Benegas los nuevos enemigos?
¡¡Los únicos enemigos del pueblo y de la Patria son estos advenedizos que se dicen peronistas!!
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo del Arq. José M. García Rozado (Integrante de la Liga Federal Nacional y del Movimiento Político Sindical José Ignacio Rucci), por gentileza de su autor.
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