Estimados militontos:
El desendeudamiento es una falsa consigna, nacida de la impotencia de poder endeudarse.
La soberbia de los Kirchner ha perjudicado, además, a muchas empresas argentinas que no han podido acceder al mercado de capitales global.
El desendeudamiento acabó pero no saben aún cómo explicárselo a Uds.
Atentamente, Urgente24.
En el año 2001 la Deuda Pública Nacional Bruta sumaba US$ 144.222 millones (53,7% del PBI). A julio de 2013, el valor nominal de la deuda alcanzó los US$ 196.143 millones, que si bien implican una caída nominal en dólares, se debe únicamente a la aceleración devaluatoria; es decir a que la deuda nominada en pesos se incrementó menos que el tipo de cambio oficial. la deuda total representa un 43.6% del PBI, que sin el ANSES y el BCRA asciende al 18%. A su vez, la deuda con residentes extranjeros, tanto del sector privado, gobiernos y organismos internacionales, asciende a US$ 58.900 millones, es decir al 13% del PBI, el 154% del las reservas internacionales y el 71% de las exportaciones de los últimos 12 meses (comprendidas entre junio 2013 y julio 2012).
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía &
Regiones). Esta semana el ministro de Economía, Axel Kicillof, anunció que
Argentina ha presentado una propuesta para regularizar la deuda en default ante
las autoridades del Club de París.
En un intento por llegar a las próximas elecciones, la estrategia del
Gobierno sería volver a tomar deuda en los mercados internacionales para hacer
más mullido el colchón de reservas y enfrentar la crisis cambiaria actual.
No obstante, para llevar a cabo esta estrategia deben afrontarse las deudas
pendientes que la actual administración viene esquivando.
En efecto, la regularización de la deuda con el Club de París pone
sobre el tapete el resto de la deuda contingente que este gobierno pospuso;
como la deuda con el Ciadi, con jubilados, con los
holdouts, con Repsol por la expropiación de YPF y en materia de
infraestructura vial, ferroviaria, energética y de
comunicaciones.
Las medidas que el gobierno está aplicando para ganar tiempo e
intentar llegar a las próximas elecciones presidenciales serían fortalecer al
máximo el proteccionismo obstaculizando el drenaje de dólares y tomar deuda en
el exterior para recuperar los dólares que el Central perdió en los últimos dos
años.
Lo preocupante de esta estrategia de emitir bonos y volver a
endeudarnos con el mundo es que tiene como único objetivo aumentar el stock de
reservas sin que esto solucione el problema de fondo.
Es decir, al final del día habremos aumentado el nivel de deuda
externa, seguiremos perdiendo reservas, habiendo
desaprovechado la oportunidad de tomar deuda a tasas (históricamente) bajas para
invertir en infraestructura, energía, trenes, etc. durante los años
anteriores.
El gobierno sigue yendo por detrás de los acontecimientos y
mantiene las inconsistencias de política
macroeconómica.
La economía argentina atraviesa una pérdida estructural de reservas
internacionales que complica el frente cambiario.
El drenaje de divisas presiona sobre el tipo de cambio de cobertura,
generando expectativas de devaluación y provocando incrementos de la cotización
de la divisa informal, que termina afectando negativamente al sistema al sistema
monetario, al aumento de precios y a la esfera real de la economía
doméstica.
Para intentar frenar la sangría de capitales el gobierno fue aumentando la
batería de medidas proteccionistas, restricciones para adquirir dólares e
incluso la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial.
Lejos de revertir la fuga de capitales, el avance devaluatorio generó
presiones adicionales sobre los precios y se
trasladó al mercado informal.
Al fin y al cabo, las reservas descendieron de los US$ 30.000 millones, el
dólar blue trepó a los $13, la inflación del último trimestre
anualizada alcanzó un 34% a/a y por primera vez en años la demanda de pesos
empieza a ceder terreno con una caída real de los agregados monetarios más
líquidos como el circulante y las cajas de ahorro.
El círculo vicioso de más devaluación, más inflación, aumento del
dólar blue y caída de la demanda de dinero empieza a
acelerarse y, es sin duda una alarma para la estabilidad social y económica de
nuestro país.
Recuento de la deuda:
En el año 2001 la Deuda Pública Nacional Bruta sumaba US$ 144.222
millones (53,7% del PBI).
En 2002, tras la salida de la convertibilidad, devaluación del peso y el
default (cesación de pagos) aprobada por el Congreso Nacional, el valor de la
deuda se catapultó a 166% del PBI y subió hasta US$ 191.296 millones en 2004,
luego del primer año de mandato de Néstor Kirchner.
En 2005 se llevó a cabo el primer canje voluntario de deuda. Se cambió la
estructura de los pasivos, recortando el capital (quitas), estirando los plazos
y cambiando la moneda y los tipos de interés. Este canje redujo el nivel de
endeudamiento de US$ 191.000 a US$ 153.000 millones.
Posteriormente al primer canje (2005), la deuda aumentó nominalmente año
tras año, pasando de US$ 153.000 millones (2005) a US$ 177.000 millones
(2010).
No obstante, el fuerte crecimiento, la inflación y la apreciación cambiaria
contribuyeron a que el peso de la deuda se redujera en términos del PBI, cayendo
de 87.3% (2005) a 57.8% (2009).
Luego en 2010 tuvo lugar el segundo canje que casi no redujo el stock
nominal de deuda, que sólo bajó de US$ 177.000 millones (2009) a US$ 175.000
millones (2010).
En este sentido vale la pena resaltar que, a diferencia del primer canje,
este canje prácticamente no redujo el stock nominal de deuda, porque en ese
momento el déficit del sector público ya se financiaba con deuda tomada con el
BCRA y el ANSeS.
Posteriormente, en 2012 la relación deuda / PBI aumentó 3.1 puntos
porcentuales (41.8% a 44.9%) por primera vez en 9 años.
En términos nominales, el stock de deuda alcanzó el record de US$
197.000 millones. Si se excluye la deuda que el gobierno ha tomado con ANSeS
y BCRA la deuda “neta” asciende a US$
83.000 millones aproximadamente que equivalen al 19% del
PBI.
Finalmente, a julio de 2013, el valor nominal de la deuda alcanzó
los US$ 196.143 millones, que si bien implican una caída nominal en dólares, se
debe únicamente a la aceleración devaluatoria; es decir a que la deuda nominada
en pesos se incrementó menos que el tipo de cambio oficial.
En este marco, la deuda total representa un 43.6% del PBI, que sin
el ANSES y el BCRA asciende al 18%. A su vez, la deuda con residentes
extranjeros, tanto del sector privado, gobiernos y organismos internacionales,
asciende a US$ 58.900 millones, es decir al 13% del PBI, el 154% del las
reservas internacionales y el 71% de las exportaciones de los últimos 12 meses
(comprendidas entre junio 2013 y julio 2012).
Más allá de los cambios en el stock nominal y en la relación deuda / PBI,
hay que resaltar que los canjes voluntarios, el paso del sistema de jubilación
de la órbita privada a la pública y el creciente uso del financiamiento del BCRA
introdujeron cambios estructurales en el perfil de deuda pública, como una
reducción de deuda pendiente por reestructurar y una reducción del riesgo de rollover (refinanciación) de la
deuda.
Además se redujo el porcentaje de la deuda nominada en moneda extranjera y
se lograron estirar los plazos de vencimiento de los títulos y préstamos.
Específicamente, en 2004 la vida promedio de la deuda creció de 7.8
a 12.3 años en 2005 y la deuda nominada en moneda extranjera paso de 75.6% a
51.4% en el mismo periodo.
Actualmente (30 junio 2013) la vida promedio de la deuda es de 9.2
años y la proporción en moneda extranjera es 57%; muy por debajo del 97% en
2001.
Deuda contingente:
A lo largo del supuesto período de desendeudamiento se han ido acumulando
otros pasivos que el gobierno postergó o que directamente fueron ignorados y/o
nunca se reconocieron. La intención de regularizar la deuda con el Club de París
desempolva el resto de la deuda contingente que tarde o temprano nuestro país
deberá afrontar.
La deuda con el Club de Paris -que Argentina dejó de pagar tras el default
de 2001- asciende a aproximadamente US$ 10.000 millones, compuesto por US$ 6.000
en concepto de capital y el resto de intereses.
En este sentido, esta semana el ministro de Economía, Kicillof, viajó a
Francia con el propósito de regularizar este pasivo que nuestro país mantiene
con ese organismo multilateral y cuyos principales acreedores (60%) son Alemania
y Japón.
Argentina acopia 23 juicios pendientes de resolución en el tribunal Ciadi
contra las empresas que brindaban el servicio de luz, gas y agua. A partir de la
ley de emergencia económica del 2003 (25.561), estas empresas se vieron
afectadas por el congelamiento (y la pesificación) de las tarifas de los
servicios públicos.
De modo, que se estima que el monto litigado en los tribunal internacional
ascendería a US$ 50.000 millones, aunque según trascendidos esta deuda
contingente podría reducirse a menos de la mitad (US$ 20.000 millones) luego de
las negociaciones pertinentes.
A estos US$ 20.000 millones habría que adicionarle unos US$ 8.000
millones por el costo total de la indemnización a Repsol a partir de la
expropiación del 51% de las acciones de YPF (incluye capital e
intereses).
Si bien la negociación no está del todo cerrada, según
trascendidos, el Estado entregaría bonos por un valor nominal de US$ 5.000
millones a una tasa de interés cercana al 9%
durante 10 años con 4 años de gracia.
Otro de los pasivos contingentes que afronta el Estado Nacional es el
popular “Cupón PBI”, activo subyacente cuyos pagos se vinculan al crecimiento
real de la economía.
Creado en el canje de deuda 2005, este instrumento lleva abonados US$ 9.900
millones, y, en base a las proyecciones de crecimiento incluidas en el
Presupuesto Nacional, insumiría un pago de US$ 3.500 millones en 2014, y otro de
US$ 4.100 millones en 2015.
Más aún, a excepción del cupón en pesos, el resto de los activos cuenta con
pagos remanentes, que implicarían desembolsos adicionales por US$ 7.500
millones, entre 2016 y 2035.
En resumen, la deuda contingente derivada de este activo supera los US$
15.000 millones.
A su vez, el Gobierno presenta otra deuda contingente con el sistema
previsional por no haber actualizado correctamente los haberes entre el 2002 y
el 2006. Se estima que este pasivo rondaría los $150.000 millones, que al tipo
de cambio de junio de 2013 ($) alcanzarían los US$ 27.800 millones.
También queda pendiente resolver la deuda con los holdouts que se
estima asciende a US$ 11.500 millones, compuesto por US$ 6.500 de capital y US$
5.000 de intereses.
No obstante, a esta cifra habría que adicionarle los intereses moratorios y
punitorios aplicables por los años que la deuda ha estado en situación de no
pago.
Cabe agregar que el reconocimiento de una inflación mayor a través del
nuevo IPC Nacional que sustituiría al IPC GBA y cuya inflación se ubicaría a
mitad de camino entre el viejo IPC y los relevamientos privados y
provinciales.
Entonces, la inflación pasaría de 9.9% (proyectada en el
Presupuesto) a 21%, lo que generaría un pago adicional de US$ 1,900 millones; o
sea US$ 170 millones por cada punto de inflación adicional a la proyectada en el
Presupuesto 2014.
Agregando todas las deudas contingentes se observa que Argentina debe unos
US$ 89.300 adicionales, que representan casi el 20% del PBI6. Agregando los US$
196.143 millones de deuda bruta, la deuda total (incluidos los pasivos
contingentes) ascendería a casi US$ 285,500 millones o al 63.5% del PBI.
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