Fernando Sánchez Argomedo 12 Feb 2014.
“La hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa no son una utopía, sino que son el resultado de un esfuerzo concertado de todos por el bien común”.
Papa Francisco.
Rompiendo paradigmas con el bien común
Monsters Inc, era una empresa que se dedicaba a asustar a los niños para obtener energía a partir de sus gritos…
La energía servía para surtir a la ciudad Monstruópolis y que esta pudiera funcionar.
Obtener energía no era opcional, era un insumo indispensable para la sobrevivencia de esa comunidad…
Pareciera que esa es la misma lógica que priva en la actualidad… l
La confrontación, la represión, el pleito se encuentran en el centro del escenario político, económico y social con tal de obtener la “energía” necesaria, cumplir con la propia agenda o conseguir los objetivos particulares.
El bien común es dejado a un lado y cada grupo de interés, lucha por defender sus ideas y beneficios a costa de los demás.
Problemáticas como la vivida en Siria, son ejemplo claro de ello.
Pero aquí, en México, algo similar está sucediendo con el tema de la seguridad.
La problemática entre los narcos, los secuestradores, las autoridades locales y federales, ponen en jaque a la ciudadanía que se convierte en una víctima indefensa.
Los intereses de algunos empresarios que se confrontan con los trabajadores,
de los gobiernos que exigen más recursos afectando a los que menos tienen sin una visión de bien común,
los legisladores que con tal de salvaguardar sus privilegios comprometen sus votos…
Lo más triste, es que ese mismo escenario se plantea en las familias, el enfrentamiento intergeneracional y entre los cónyuges ha llevado a que cada quien “defienda lo suyo” tratando de obtener esa “energía” que necesita a como de lugar y a costa de los demás.
Hay quienes afrontan estas realidades con actitudes erráticas, algunos con una indiferencia egoísta, otros con la protesta agresiva e irracional.
Con la confrontación, en lugar de tender puentes y construir soluciones, se destruyen las relaciones y la posibilidad de coincidir en lo esencial pues se sigue dañando a nuestros semejantes.
Con la indiferencia egoísta cada persona se aísla en su mundo, crea su propia burbuja y deja de colaborar en la construcción solidaria del bien común para centrarse exclusivamente en “él mismo”.
En ambos casos, siempre hay uno que consigue esa “energía” que busca, aunque sea poca y muy desgastada, pues alguien gana, mientras que el otro pierde… pero
¿qué pasaría si buscáramos que ambas partes siempre ganaran?
En este sentido, el Papa Francisco ha sido sumamente enfático:
“Hoy se apuesta por el diálogo o todos perdemos”.
Durante un encuentro con políticos en Brasil, el Papa comentó que cuando un político le pide consejo sobre cualquier tipo de problemática su reflexión siempre es la misma: “
“diálogo, diálogo, diálogo”.
El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; l
la única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno a cambio”
La cultura del encuentro, viendo en el otro a “otro yo”, poniéndote en el lugar de “mi oponente”,
nos lleva a buscar soluciones diferentes, alternativas creativas, que más allá de aplastar y vencer al contrincante, buscan sumar, resolver, convencer.
La cultura del encuentro se centra en cambiar paradigmas demostrando que una sonrisa puede más que cualquier argumento,
que el diálogo puede más que la confrontación,
que el amor vence al odio.
¿Por qué no pensar diferente?
Un día, en esta historia de monstruos que buscaban energía a través de los gritos de los niños, el cariño surgido entre un monstruo y una niña, provocó alegría, risas, carcajadas…
La energía producida fue mucho mayor y más fuerte que la producida por los gritos.
Así los monstruos descubrieron que esa energía que necesitaban para que su ciudad viviera, podían conseguirla a través del diálogo, de la comunión, de la amistad, del amor…
Y que así, tanto los niños como ellos (los monstruos) ganaban.
Al querer abordar la vida con conflicto y confrontación, probablemente nos estamos perdiendo de la gran oportunidad de descubrir lo que es capaz de lograr el diálogo, construyendo comunidades sólidas, familias felices, seres humanos realizados, en donde todos y cada uno seamos factor de unidad que construya el bien común de forma solidaria…
Y tú…
¿te animas a romper el paradigma?
El autor es presidente ejecutivo de yoinfluyo.com
@fsargomedo
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