Pasamos desapercibidos por varias lluvias, donde nadie nos reclamó, mientras éramos una sola ausencia. Bajo el agua, éramos sagrados postulantes, mientras nos bautizábamos en la caricia, inventando nuevos nombres.
Después de cada tormenta, la soledad traía consigo, el llamado del regreso.
Así, hasta que el próximo aguacero, nos convocara fieles.
Así, hasta que en una lluvia distinta, te olvidaste que esperaba.
Será por eso, que en cada día nublado, estoy presto a encontrarte, ante la primera gota, que insinué la convocatoria.
Tengo un cielo que te llama, cuando llueve…
Gabriel Velxio
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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