"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 14 de mayo de 2014

La mayor apertura de Argentina en la última década: Al Narcotráfico

La mayor apertura que tuvo Argentina en la última década, 
fue la apertura al Narcotráfico.  
Importado, y de formación local, los Narcos, aprovecharon el mercado.

La Inseguridad nos atravesó y perforó. Esa perforación tiene, su máxima expresión, en los habitantes que ya se arman, sin vacilaciones, para intentar combatir el delito.
Para salvaguardarse de la exposición que nos azota.
Somos testigos trágicos de un país que experimenta una profunda parcialidad sobre el valor 
de la vida y una estremecedora abulia frente a la muerte. 

Se gestó, durante la década del Simulacro Nac & Pop, una maquinaria de marginalidad  abrumadora que logró devaluar al sicariato mismo. 
Es que hoy, frente a la fatalidad de la  degradación humana, te mata cualquiera. 
Y la paga, en el peor de los casos, es el Paco.

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Abundan los supuestos. 
Tenemos un superávit de conceptos y consejos. 
De armados de teorías y conglomerados de pensamientos asentados en el absolutismo de la verdad.
Lo académico desborda, desenmascarando el déficit empírico dentro del campo de acción del flagelo que conmueve, en todas las esferas, al mundo: EL NARCOTRÁFICO.

Esa problemática tan ausente en las escenas de la vida cotidiana familiar y tan presente en el circuito de un mercado rentable que mueve importantes sumas de dinero. 
Ocurre, que el Narcotráfico, no puede ser pensado, solo en términos de sustancias. 
También debe evaluarse desde el lavado de dinero; tráfico de armas; y trata de personas. 
Tres instancias que son, a ciencia cierta, su verdadera génesis.
Se trata de un círculo acabado y de alta complejidad. 
Una realidad con la cual se convive y a la cual, hay que contener sin quimeras de Golpes o ficticios abolicionismos en el corto y mediano plazo.
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 "Un relato Narco"

Una noche diferente, de un día más. 
Situados en el punto más álgido de la Villa. 
En el barrio de Chacarita. 
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
Reina esa calma que sólo genera zozobra y que transporta, en segundos, a un Estado Naturaleza. 
A la espera de lo peor. 

Se sienten pasos. 
Y comienzan a divisarse los rostros que indican, a los vecinos rehenes, que hay que liberar los pasillos. 
Que aquello que viene, en realidad, no viene. 
Y que lo que se verá, en realidad, solo será, una ilusión óptica.

Todo deberá quedar, secreto e inmóvil, entre los ladrillos testigos. 
Como una postal más de las tantas que se guardan en las márgenes más oscuras de la Villa que crece ante las miradas ausentes amparadas en "el se nos fue de las manos".
Se escucha, en la fragor de la adrenalina, el grito de: "vamos, hay guardarse".

Es de madrugada. 
Igual, la noche, aún acompaña.

Por la entrada lateral de Fraga, se permite el ingreso de un automóvil cuyos detalles se reservan. 
La Banda Narco que lidera le da paso a la otra Banda Narco que viene a marcar y disputar, desde una Villa del Bajo Flores, territorio.

La lucha entre las Bandas Narcos locales fusionadas con los contingentes de Narcos peruanos, van a "debatir" sus diferencias. 

- Seguir con la guerra por el dominio de Barrios.

- "Pactar" la unidad para hacerle frente a los Narcos paraguayos fusionados con locales, en la otra villa. En la zona de Lugano.

El ingreso que llega desde el Bajo Flores es esperado al mismo tiempo que intempestivo y jactancioso. 
No hay temores para los implicados. 
Se escucha: "Si es necesario, se gatilla".
Mientras tanto, el "Kiosquito", funcionaba a pleno. 
La caja no tiene excusas.

Un niño armado y fornido cuidaba el "Kiosquito" por detrás. 
Y un hombre de alrededor de 40 años, por delante. 
Cuidan el dinero. 
No la herramienta humada descartable, que como autómata, realiza las ventas. Esa herramienta, es reemplazable.
Alertas todos, en el interior, al código de dos silbidos largos y uno corto. 
Llegaban ellos. 
Para pactar o matar. 

Una logística. 
Una cultura del delito. 
Una pelea por el radio de operaciones del Narco Menudeo entre Bandas de Narcos peruanos fusionados con Narcos locales. 

Ambas Narco Villas querían acotarse.
Limitarse. 

La del Bajo Flores, gozaba con el oximoron del tiempo. 
La fuerza de la experiencia. 
Y la ingratitud de ya estar, bajo el panóptico social, que etiqueta criminalidad.

La Villa de Chacarita, en cambio, goza de la Anomia total. 
Ni siquiera, la misma, es paseada por un sacerdote. 
Y se nutre, además, en el circuito Narco Delictivo, de algunos pandilleros que complementan el escenario. 
Se trata de los pandilleros que buscan ascender en la escala criminal, asentados en algunas casas tomadas del Barrio vecino de Villa Ortúzar.

El clima sobrepasa la tensión. 
¿Qué hacer con la droga? 
¿Qué hacer con las Bandas  opuestas? 
¿Qué hacer con los de Villa Lugano que también van ir por ella?
¿Qué hacer con lo más importante? 
El Dinero.

Sin acuerdos. 
Apenas si sentía la articulación a priori de las armas.
Los más sacados, "los quemaditos", como los llaman, querían masacrar a todos. 
No obstante, uno de los Capos, paró la pelota. 

"Acá tenemos que acordar y si alguien tiene que morir, no seremos nosotros ni aquí adentro".

Nada se escuchaba. 
El silencio, de pronto, tomaba por asalto. 
Hasta que algunas corridas y el ruido de un motor que vorazmente freno, dio la pauta del arreglo.

Flores y Chacarita se aliaron en la cadena de traiciones y fusiones con eslabones comparados y diversos. Sujetos, más a los beneficios que a los costos.
La de Villa Lugano es ahora, la zona a quebrantar. 
Y ganar.

"Pero que nadie mueva en falso. No olviden que alguien, siempre, tiene que morir..."
 
Laura Etcharren

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