Por Alfredo Leuco
Nunca lo ví en mi vida.
Jamás hablé por teléfono con el juez federal Claudio Bonadío.
Pero dos periodistas que lo conocen muy bien me aseguran que podría protagonizar aquella película titulada: “retroceder nunca, rendirse jamás”.
No es alguien que arrugue ante los primeros balazos.
De hecho es cierto eso de que mató con su pistola Glock a dos personas que lo atacaron.
Es cierto que fue en defensa propia.
Pero hay que meterle dos tiros a alguien.
Hay que tener una personalidad especial.
Hay que tener el corazon muy duro y la cabeza muy fría.
Y asi dicen que es Bonadío.
Hoy demostró que se planta en el centro del ring y que es muy difícil ponerlo contra las cuerdas.
Que puede morir, pero peleando.
Los mandobles que le tiró Cristina no le hicieron demasiado daño ni lo paralizaron.
Se equivocó la presidenta en su estrategia de cambiar piña por piña en el centro del cuadrilátero.
Bonadío no tira la toalla.
Aguanta a pié firme los guantazos, esquiva algunos ganchos de derecha y saca sus manos con una velocidad infrecuente.
Si fuera boxeo, hoy está ganando el juez Bonadío por puntos.
Porque Cristina no tiene el número suficiente de votos en el Consejo de la Magistratura para sancionarlo.
Y como el gobierno fue tan maltratador de la oposición, es casi imposible que consiga algun voto que los acompañe.
Ni anque hagan un cambio de prisioneros y entreguen la cabeza de Boudou y Oyarbide.
Salvo que pongan una valija llena de dólares negros cosa que nunca descarto tratándose de este gobierno cuyo principal lema es que todo se puede comprar.
Pero es clara la desesperación que tiene Cristina.
Se nota por la manera de reaccionar.
Prende el ventilador y ensucia a medio mundo pero no responde con pruebas ante las graves acusaciones que involucran a la Cadena de Hoteles Kirchner Resort All Inclusive y al grupo Financiero Kirchner, Báez y Asociados.
El juez no está buscando cuando fue que Cristina pasó un semaforo en rojo o no presentó un par de balances.
Esta buscando la ruta del dinero.
Esta investigando con pie de plomo de que manera Lázaro lavó dinero sucio de la corrupcion que fue la manera de pagar a los Kirchner los millones y millones que les dieron en concepto de obras públicas. Esta es la verdad de la milanesa que muchos callan por miedo y otros por complicidad.
Dos títulos de Tiempo Argentino y de Página 12 no inquietaron a Bonadío.
Una engolada gacetilla leída por Victor Hugo Morales solo le causa risa al juez federal.
Las acusaciones de pistolero, extorsionador y golpista le generan dolor de estómago pero no frenan su avance.
Bonadío juega fuerte. Va por todo.
Hoy fue a buscar la declaración jurada de impuestos de toda la familia Kirchner y de Lázaro y su hijo Martín Báez.
Quiere estudiar y chequear los números que no cierran del fallecido presidente Néstor, de Cristina y de sus hijos Máximo y Florencia y hasta de la sobrina presidencial Romina Mercado, la hija de Alicia.
Cada vez que le pegaron un palo a Bonadío el respondió con dos palazos mas fuertes.
En los 70 enfrentó a los Montoneros desde Guardia de Hierro.
En esa época nefasta y fierrera se cantaba “Cinco por uno/ no va a quedar ninguno”.
Claramente estamos ante un error de apreciación de Cristina.
Cometió la torpeza de ponerse a la altura de un juez federal.
Y tuvo la desgracia de toparse con un integrante del club de los malos, como diría Alejandro Borensztein.
Bonadío no es pecho frío como otros jueces, empresarios, periodistas y opositores que tiemblan ante el primer grito de Cristina y se arrodilla al grito de ; “Si doctora, si doctora”.
Ojo que no hablo ni opino sobre la moral o la capacidad profesional del juez.
Estoy hablando de su caracter rebelde y chúcaro.
Hoy estamos ante un choque de locomotoras entre dos poderes.
El judicial y el ejecutivo.
Nadia saca el pié del acelerador.
Y es inquietante y peligroso el futuro inmediato.
El tiro le salió por la culata a la presidenta y a sus inexpertos colaboradores.
Y el juez todavía tiene varios proyectiles en la recámara.
Por ejemplo, puede citar a declaración indagatoria a cualquiera de los Kirchner.
O de los Báez.
Es que la presidenta cayó en su propia trampa.
Creyó que redoblando la apuesta ganaba el partido.
Aplicó la lógica de Néstor que se hacía el loquito para que todos le tuvieran miedo.
Actuaba y fingía ser imprevisible.
Transmitía que era capaz de hacer cualquier cosa en cinco palabras:
Con Néstor no se jode.
Estamos ante una pelea entre pesos pesados.
Y Bonadío demostró que con él, tampoco se jode...
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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