Quevedo
critica con propiedad la baja catadura moral de algún juez, pues parece que
estuvo muy metido en asuntos políticos…
A
UN JUEZ MERCADERÍA
Las
leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos
bien las estudias que las vendes;
lo
que te compran solamente entiendes;
más
que Jasón te agrada el Vellocino.
El
humano derecho y el divino,
cuando
los interpretas, los ofendes,
y
al compás que la encoges o la extiendes,
tu
mano para el fallo se previno.
No
sabes escuchar ruegos baratos,
y
sólo quien te da te quita dudas;
no
te gobiernan textos, sino tratos.
Pues
que de intento y de interés no mudas,
o
lávate las manos con Pilatos,
o,
con la bolsa, ahórcate con Judas.
Francisco
de Quevedo (1580 – 1645 )
Análisis
de: A un juez mercadería
Quevedo
hace una crítica muy dura a la justicia de su época y, en concreto, ataca a la
imagen viva de esta rama, los jueces.
En
este soneto se ocupa y se preocupa de hacer una mención directa a la forma en
cómo éstos toman sus decisiones y de cómo estas están influenciadas por
aspectos que nada tienen que ver con sus obligaciones ni con lo justo o injusto
del hecho.
Para
el poeta la justicia se puede comprar, puede inclinar las decisiones de los
que, en teoría, tienen que preocuparse de los más débiles, que son a los que
tienen que defender.
En
el primer cuarteto de este soneto se critica que tal como está la justicia en
ese momento, no importan los estudios que puedan tener los jueces, ya que sus
decisiones se venden, las gobiernan el interés que tengan, sea económico, de
poder o social.
Esta
persona que tiene que velar por el interés público, sólo entiende por justicia
lo que le pagan por ella, prefiriendo siempre el oro, utilizando la metáfora
del vellocino, a impartir una justicia correcta.
En
el segundo cuarteto el poeta nos habla de que los jueces interpretan las leyes
según sus propios intereses, sin tener en cuenta los derechos de las personas,
lo que hace que se las ofenda.
Según
lo que se les haya pagado y cuanto haya sido la cantidad, así se sabrá cuál va
ser el veredicto, ya que de antemano se sabe el resultado del mismo.
En
el primer terceto, se nos dice que ante la injusticia o ante la duda, el dinero
es el que siempre va inclinar la balanza y por eso, para todos, por encima de
las leyes está el beneficio, lo que se pueda sacar.
En
el segundo terceto, no parece que esto puede cambiar y por eso se ve a la
justicia como a Pilatos, que se lavó las manos y entregó a Jesús, o como a
Judas, que vendió a Cristo por 30 monedas.
Como
podemos apreciar en este poema, la temática del mismo es tan antigua como
actual.
De
hecho, las mismas inquietudes, reticencias y sentimientos que a autores como
Quevedo les hacían escribir este tipo de poemas, son las que también influyen
en muchos autores contemporáneos, reflejando en su obra la falta de justicia y
la importancia de las influencias y del dinero en muchas de las decisiones
judiciales.
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