“La
verdad es una venda que, cuando se corre de los ojos, nunca puede volver al
lugar en el que estaba”
Jean-Paul
Sartre
El
primero corresponde al torneo de aumentos de tarifas de servicios públicos que,
con la enorme inflación, han comenzado a azotar a la clase media urbana,
principal cantera de los votos del PRO, y están arrastrando a la pobreza a más
de un millón de argentinos.
Amén
de resaltar el costo político que el partido de gobierno está dispuesto a
pagar, sólo diré que, durante el kirchnerismo, mientras se fogoneaba la demanda
a fuerza de regalar esos servicios, el congelamiento de precios paralizaba la
inversión y, en muchos casos, permitía a Néstor y Cristina robarse empresas,
como pasó con YPF-
Pero
esa anómala situación, en realidad, sólo beneficiaba a quienes habitamos en
Buenos Aires y el Conurbano, ya que en el resto del país se veían obligados a
enfrentar facturas que llegaron a cuadruplicar las nuestras en materia de
energía y transporte.
Por
cierto, resultó realmente irritante que, el mismo día en que los aumentos
fueron anunciados, la Cámara de Diputados nombrara presidentes de sus
comisiones de Energía y de Economía nada menos que a Julio de Vido y Axel
Kiciloff, que fueron quienes gerenciaron tamaño desastre.
Esa
compleja maraña de subsidios cruzados -cuyos "retornos" explican sólo
parte de la fortuna de la ex familia imperial- se transformó en un laberinto
armado por el populismo reinante para intentar seducir a sus beneficiarios, sin
éxito alguno como demostraron las últimas elecciones, que enterraron el
proyecto de perpetuidad eterna.
El
Gobierno no tuvo otra alternativa que lanzar el "tarifazo", puesto que mantener el esquema
implicaría aumentar aún más el pavoroso déficit fiscal que ha heredado y, con
él, caer en la hiperinflación y en la crisis terminal. Resulta verdaderamente
curioso que quienes rechazan los aumentos, que ni siquiera terminan con el
problema, no nos digan cómo debería financiarse esa sangría:
¿con emisión,
con nuevos impuestos, con deuda?
Porque
todos sabemos cómo termina esa película.
Confío
en que el Presidente logre, con su eficaz equipo, controlar rápidamente la
inflación y hacer que la economía vuelva a crecer y generar empleo, porque
éstos son los flancos más débiles que presenta la imagen del Gobierno, que
serán puestos ya mismo sobre el tapete por los sindicatos y la oposición, y
pueden poner en peligro la paz social.
Por
eso sugiero que, esta misma semana, Mauricio Macri tome el toro por las astas y
utilice la cadena nacional para explicarnos claramente la situación presente y
su visión del futuro inmediato, y nos
comprometa, como sociedad y como individuos, a poner el hombro para la
indispensable resurrección, aunque nos cueste sangre, sudor y lágrimas.
El
miércoles dijo que esperaba que los jueces actuaran con celeridad -se refirió,
concretamente, al Juez Tortuga Casanello, pero no se puede olvidar a sus
colegas Oyarbide, Rafecas, Rodríguez, Canicoba Corral, y a muchos camaristas- y
se comprometió a que su administración haría todas las denuncias del caso, amén
de instruir a la Oficina Anticorrupción para presentarse como querellante en
las causas.
El
Consejo de la Magistratura debe ponerse el sayo y comenzar a investigar, ya
mismo, la conducta de esos magistrados federales que funcionan como un enorme
paraguas protector del pasado mafioso y no han entendido aún que ya no pueden
seguir "cajoneando" los expedientes que comprometen al kirchnerismo y
sus distintos socios.
La
ciudadanía exige que la Justicia actúe e impida que criminales condenados sigan
circulando libre e impunemente por la calle.
Ese
clamor popular fue el que escuchó Macri, y entendió que de darle respuesta
dependerá que la sociedad comprenda la realidad del país, lo siga acompañando y
acepte los sacrificios que se le están imponiendo para arreglar, de a poco, los
enormes desaguisados que esos mismos personajes, y muchísimos más, hicieron
durante la década relatada.
La
detención ayer de Ricardo Jaime y su socio Vázquez, por "comprar" en
2005 formaciones ferroviarias en España y Portugal, países que estaban
dispuestos a pagar a quien se los llevara, por ser chatarra contaminante inauguró
el otro fixture, el del campeonato de comparendos judiciales, que quitará el
sueño a la ex Presidente y a muchos de sus cómplices, hayan sido funcionarios,
testaferros o empresarios privados.
A
medida que el velo se va descorriendo, aparecen nuevos nombres que pasarán a
engrosar las listas de quienes deberán rendir cuentas ante los jueces.
Abril
será complicado:
El
6 declarará, como testigo, Lázaro Bóvedas Báez y el 7, como imputado, Alejandro
Vanoli, ex Presidente del Banco Central, a quien ya precedieron cuatro ex
directores de la entidad.
Cuatro
días después, veremos subiendo las escaleras de Comodoro Py a Kiciloff, ex
Ministro de Economía.
Y
el mismo 13 será la gran función:
Cristina está
citada a prestar declaración indagatoria.
Más
tarde, seguirán Pocino (ex Side) el 14, Pérez Gadín (h) el 18, Rossi (ex
Rosadita) e Icazuriaga (ex Side) el 19, Pérez Gadín (p) el 20, Martín Báez el
21, César Fernández (Presidente de Austral Construcciones) el 22,
Zanzot
(piloto del avión de los bolsos) el 25 y, cerrando las fechas de abril, otra
vez don Lázaro, entonces como imputado.
Con
este último, al igual que con Jaime, la incógnita es crucial:
¿Papá Bóvedas
permitirá que su retoño y su contador terminen presos calladamente o, como
creo, hará girar con más fuerza el ventilador que ya encendió?
Me
inclino a pensar que sus dichos respecto al patrimonio de Echegaray (ahora
también imputado en la causa Ciccone), actual Auditor General de la Nación, y
de Alicia Kirchner, Gobernadora de Santa Cruz, fueron nada más que una muestra
gratis de lo que está dispuesto a contar; si lo hace, del imperio K no quedará
absolutamente nada más que los millones que hayan podido esconder, sea en
paraísos fiscales, sea en forma de diamantes comprados en Angola.
Porque
las hordas legislativas de las que gozó durante sus años en el poder, y a las
que sodomizó sin piedad, ya han mostrado, en Diputados y en Senadores, que
terminó la época en que no sólo se aprobaban los proyectos que enviaba el
Ejecutivo sino que no se les cambiaba una coma.
El
peronismo ha recuperado la capacidad de pensar (Picheto dixit) y reinstalado el federalismo, por cuenta de las imperiosas
necesidades de los gobernadores, y ha premiado los esfuerzos del equipo
económico para lograr sacar al país del default buscado como estandarte
ideológico.
Ambos
Kirchner, abusadores y practicantes del desprecio por sus subordinados,
cosecharon el odio que sembraron. Por lo que se ve, tampoco queda quien acepte
asumir la defensa de líderes tan inexplicablemente ricos, con la obvia
excepción de los rentados jóvenes camporistas, unos pocos actores y cantantes
que usufructuaron la sumisión militante, y algunos
pseudo intelectuales obnubilados por el disfraz de izquierda con que el matrimonio
se vistió al llegar a la Casa Rosada.
Bs.As.,
3 Abr 16
Enrique
Guillermo Avogadro
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