Fort Knox (I)
Viernes,
12 noviembre , 2010
Fort
Knox (I)
El
enigma indescifrable del kirchnerismo.
La
Tarasca.
RIO
GALLEGOS, SANTA CRUZ (de nuestra corresponsal itinerante, S.C.).-
En
Kentucky, Estados Unidos, se encuentra la base militar Fort Knox.
Es
donde se almacena, en lingotes rutilantes, el 5% de las reservas de oro del
mundo.
Tesoro
literalmente inviolable.
Impenetrable.
En Santa Cruz, Argentina,
abundan los fantasiosos con información básica.
Indagan,
sigilosamente, acerca del Fort Knox local.
Es
el tesoro mitológicamente oculto que supo juntar El Furia.
Con el formato,
presumiblemente antiguo, de una bóveda de banco.
En
el Fort Knox se guardan, para el imaginario, los billetes crocantes de 500
euros.
Mecanismo
descripto, oportunamente, en “La marroquinería política” (Planeta).
Selección
de textos iniciales del Portal, de antes del jaqueo.
Rubricados,
paternalmente, por el director, en el 2006.
Cuando
aludir a los euros crocantes contenía el sentido de una provocación.
Como
el traslado, a cargo del especialista Zelim Kessen, de las viejas bóvedas del
Banco Hipotecario, hacia dos residencias particulares.
Una aquí, en Río
Gallegos.
La otra, en el
Calafate.
De
existir, el Fort Knox de Gallegos, es, hasta hoy, inexpugnable.
Como
la base lingotera de Kentucky.
La
certeza de la existencia del Fort Knox doméstico se expande, según nuestras
fuentes, en el mundillo discretamente elitista de los servicios de
inteligencia.
A
través de los profesionales burocráticos del espionaje, que persisten
camuflados con rangos diplomáticos.
La
Garganta indica que un cuadro no necesariamente intrigante del Norte que cuenta
supo deslizar:
“Tenemos todos
los datos. Conocemos las acciones que se ejecutan durante el día. Pero sobre
todo tenemos detectados los movimientos de la noche”.
Tarasca
“El enigma
indescifrable del kirchnerismo, Serenella, hoy no es la sucesión. Es tema
secundario. Resuelto”, confirma la Garganta, para agregar. “Es la tarasca”.
Los
lingüistas improvisados del lunfardo clásico prosiguen en franco desacuerdo.
Acerca
de la etimología de “tarasca”.
El
vocablo es un derivado de “tarascón”.
Ordinariez
que alude al “mordisco”.
Concepción
de la “mordida”.
Significante
que en Méjico contiene otra significación institucional.
Es
imposible de averiguar con certeza, para esta corresponsal, adonde se oculta la
tarasca.
El
tesoro.
Muerto
irresponsablemente El Furia se impone saber quién es el que tiene,
verdaderamente, la clave del acceso.
El
que se encargaba de trasladar (la tarasca), rigurosamente controlado, hacia el
misterioso Fort Knox.
Durante
las frías noches de los viernes.
En
aviones metafóricamente negros que partían, invariables, de Buenos Aires.
Con
los maletines, los portafolios ilusorios de los viernes.
“Marroquinería
política” colmada de materiales efectivamente conducentes.
Originados
en los porcentajes consignados de los subsidios espirituales.
En
melancólicos retornos rebosantes de densidad.
Fueron
(aquellos maletines) captados por el modernismo filosófico que impulsaba el
Portal.
Que
elevaba la teoría, allá, en el 2005, del Sistema Recaudatorio de Acumulación
(Ver “El descascaramiento”, también Planeta).
Téngase
en cuenta que, para la construcción de su poder transformador, El Furia se
permitió el lujo de prescindir de la habitual “mesa chica”.
La
mesa del poder, que utilizaba el “modelo” de El Furia, era ratona.
Sólo
había espacio para el hombre fuerte que, irresponsablemente, el 27/10 partió.
Sin
embargo persistían contados privilegiados que solían enterarse antes de lo que
Kirchner, en absoluta soledad, decidía.
Pero
ignoraban lo que simplemente cotizaba.
Atributos
relativos a la cultura de “la tarasca”.
Instrumentos
que eran, según nuestras fuentes, intransferibles.
Y
que cuesta, a pesar de los esfuerzos, reconstruir.
Téngase
también en cuenta que, aparte, La Elegida prefería desconocer voluntariamente
los manejos.
Es
otro desconocimiento que brota, ante todo, como mérito.
Aunque
actuara según la sentencia del vocacional
pragmático que les obedecía.
“A
la señora no le gusta saber cómo se junta. Sólo le gusta gastarla”.
DM
Las
Gargantas calificadas indican que, después del fatídico 27/10, cuesta
encontrarlo a DM.
Es
el asistente, casi un secretario de estricta confianza.
Capacitado,
incluso, hasta para la habitualidad del maltrato.
Para
las bromas pesadas del Jefe.
Quien
generosamente le permitió -a DM- diseñar una considerable fortuna personal.
Motivo de
indagaciones judiciales motorizadas por los destituyentes que se resisten a le
evolución ajena.
Es
sindicado -DM- como el encargado de llevarla.
Sin
el menor atributo de atreverse, jamás, a poner los dedos.
Nuestro
DM de referencia es el conocedor, acaso como algún otro, de los protagonistas
marcados de la agenda que se intenta reconstruir.
Con
los que El Furia solía extender los mostradores, tácitamente previsibles.
Entonces
DM se encontraba habilitado, según nuestras fuentes, para llevar los valiosos
materiales hacia el destino final.
El
conocimiento del destino lo torna, hoy, al referente, en el ser tan buscado
como (casi) inhallable.
Al
que se le deben prodigar cuidados excesivos.
Pero
nadie sospecha que DM pretenda conseguir la utopía de quedarse, para su
curricula, con alguna parte del león. Aunque nadie, en realidad, tampoco sabe
de cuantos miles de “crocantes” se habla.
Dos
millones.
Trescientos.
Alocados
miles de millones.
Además,
DM debe cuidarse, acaso, de aquellos protagonistas de la agenda que solían
dirigirse, con frecuencia mensual o semanal, hacia el mostrador.
Los
cuales, como consecuencia de la muerte irresponsable, pueden permitirse la
transgresión de borrarse.
Para
no aparecer nunca más.
O
sencillamente escudarse en el pretexto del afecto.
Pasaban,
con seguridad, sólo para saludarlo.
Hablar
de los momentos de Racing.
De
minas.
O
de la “profundización revolucionaria del
modelo”.
En
cierto modo, con la muerte irresponsable de El Furia pasó algo similar a lo que
ocurrió con la caída del comunismo real.
Subyace
el efecto multiplicador de capitales.
Por
si no bastara, ni siquiera existe el mostrador.
Ningún
ser solvente, con información detallada, que se encuentre en condiciones de
reconstruirlo en su magnitud original.
“Máximo, a lo
sumo, Serenella, puede tener el control, el conocimiento, apenas del 15% de lo
acumulado”.
Las
innumerables propiedades.
Alguna
situada, probablemente, para el imaginario, en el exterior.
Siempre
suele evocarse la voz de Frank Sinatra en Nueva York.
Catacumbas
“¿Que
la señora pueda haberse enterado de algo?…
Olvídese,
Serenella.
Con
lo que tiene, en blanco, le alcanza”, confirma la Garganta.
Aunque
-según las Gargantas calificadas- pueda corresponderle mucho más.
Libre
de la nociva aftosa de las demandas.
Las
causas que se murieron, pobres, con él.
Si
la Argentina fuera equiparable, en parte, a los Estados Unidos, o por lo menos
al Brasil, DM sería el personaje del momento.
Aún,
por impulso del Portal, se encuentra catapultado para serlo.
Para
la inteligencia norteña, es precisamente DM el que conoce el camino secreto que
conduce hacia las “detectadas” catacumbas.
El Fort Knox
patagónico.
Debe
interesar DM, de acuerdo a la evaluación, más que La Elegida.
Y
que el mismo Máximo.
Más,
incluso, que Claudio Uberti (que sabe bastante, a pesar de sus limitaciones).
O
el señor C, erudito expendedor de la cortada Carabelas.
Más
que el mismo Rudy Ulloa.
O
el desbordado, agotado, desmotivado superministro De Vido.
DM
debiera interesar, para la evaluación del Fort Knox, tanto, o más aún, que el
sustancial empresario Lázaro Báez. Es el propietario oficial de la mansión
encriptada que siempre supo habilitar a la sospecha.
Y
que es objeto, en general, de las cautivantes fantasías que se tratan, ya no
tan confidencialmente, en el Británico, en el Mónaco.
Templos
sociales que hacen más llevadero el lugar.
Serenella
Cottani
para
JorgeAsísDigital.Com
Continuará
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