"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 14 de julio de 2016

El problema que tenemos y no vemos

Del editor al lector
 Ricardo Roa

En medio de la nueva entrega televisiva de José López, sus bolsos y monjas, del inhibido Cristóbal y alguna vedette embarazada sin querer o algún famoso confundiendo, también sin querer, plata ajena con propia, en medio de esa Argentina desopilante dediquemos un tiempo a hablar de educación.

Nuestra educación es pésima pero no nos importa.
Donde se pone en juego el porvenir colectivo y donde se decide qué podrán pensar y hacer nuestros hijos carece de relevancia.
Lo dicen las encuestas:
Sólo el 4% piensa que es el problema más importante.
Es mala educación.

La Argentina le debe casi todo lo que ha sido y es a su educación.
Después de la Constitución, el país tuvo una ley clave:
La 1420 de educación gratuita y obligatoria.
Sus logros permitieron otra ley básica:
La del voto universal y secreto.
Y fue también la que posibilitó la reforma universitaria que nos dio tres de nuestros cinco Nobel.
La educación hizo un milagro que comenzó a desmoronarse hace medio siglo, en el 66, con la Noche de los Bastones Largos de un gobierno golpista.
Y la democracia no logró reconstruir el daño.

Hemos sido testigos de buenos propósitos y de malos resultados.
Alfonsín convocó al Congreso Pedagógico que terminó en un fracaso.
Menem federalizó la educación y las provincias pobres tuvieron una educación más pobre.
La Alianza no pasó de enunciar buenas intenciones
y el kirchnerismo dejó que avanzara el declive:
Sólo se interesó por el relato.
El atraso es gigante.
De cada diez que entran a la secundaria terminan cinco.
El 86% de los alumnos primarios carece de jornada extendida.
Y se reciben apenas dos de cada diez universitarios.
Y hay más estadísticas tan horribles como éstas.

Este es nuestro presente.
Quizás pueda revertirse.
Anteayer los ministros de educación del país, con Macri y los gobernadores, llamaron a un debate y se comprometieron a construir 3.000 jardines de infantes, sostener la inversión en el 6% del PBI y avanzar en la doble escolaridad.
Los principales gremios docentes no fueron.
Prefirieron hacer su propio encuentro y amenazar con medidas de fuerza para después de las vacaciones.
Pocas veces ha sido tan grande la distancia entre las necesidades de la sociedad y la resistencia conservadora de los gremios a cualquier reforma.
Siguen instalados en el relato que denuncia por neo liberal todo lo que no salga de ellos.
Un caso lunático, el de Adriana Puiggros:
Dice que hay una persecución internacional contra los sindicatos apoyada por las corporaciones y Bill Gates.

Un caso sensato:

Que al volver a clases los chicos se encuentren con que avanza un acuerdo y no con nuevos paros.

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