Se
afligen porque van envejeciendo y no notan que envejecen justamente a causa de
la aflicción.
Se
pasan la vida pensando en el pasado en vez de purificarlo, pero el que sin
embargo ha purificado el pasado, conservará buenos recuerdos de su juventud,
que en la vejez le harán conservar su imagen juvenil.
El
hombre vive entonces no en el ayer, sino en el hoy.
El que ha
superado el pasado no siente cómo se le van los años, envejece, pero jamás
será viejo.
No
echará de menos la juventud porque vive sus ideas conscientemente, sus días y
años, no con temor por el mañana, no con miedo por lo que podría surgir todavía
del pasado.
Quien
se da aliento a sí mismo para prosperar, vive la verdadera comunidad con sus
semejantes.
De
ello se pueden desprender nuevas tareas como la ayuda y el servir mutuos, o la
acción desinteresada por una buena causa.
A
aquel que madura hacia el otoño de su existencia, se le recomienda echar una
mirada retrospectiva, para terminar el pasado, todo aquello que hoy le ocupa
todavía y así entregar su juventud pasada al gran Espíritu eterno.
En
la vejez permanecer siendo activo en espíritu y creativo significa dedicarse a
otros talentos encargándose de las tareas correspondientes.
Cuanto
más sentido ha tenido nuestra vida en la Tierra, tanto más jóvenes seguimos
siendo, incluso hasta haber alcanzado una edad avanzada.
Maximiliano
Corradi
DNI
27090991
De
la Publicación: “Vive el instante”
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