GÓMEZ CENTURIÓN,
“OPERADO” POR DENUNCIAR CORRUPCIÓN
Hace diez años,
hice la primera de mis denuncias de corrupción en la Dirección General de
Aduanas.
Avancé
con datos concretos, señalando con nombre y apellido —incluso con números de
legajo— a los corruptos que allí recalaban y
por qué debían ser removidos de esa dependencia.
Luego,
refrendé lo ya denunciado a través de una veintena de notas de investigación,
señalando a personajes de la calaña de Ricardo Echegaray y otros no tan
conocidos.
Todos
ellos utilizaron sus cargos en la Aduana para hacerse millonarios y hoy
ostentan fortunas imposibles de justificar.
Desde
2004, trabajaron con impunidad, a la vera de la protección que les brindaban
los gobiernos de Néstor y Cristina.
Recién
cuando cambió el signo político y el kirchnerismo dejó el poder, algo empezó a
cambiar.
Fue después de
que Juan José Gómez Centurión fue nombrado como titular aduanero.
A
partir de entonces, los corruptos de siempre empezaron a caer como fichas de
dominó.
Uno
tras otro, sin cesar.
Especialmente
en las últimas semanas.
Lo
que vino después, era casi obvio:
Apareció una
operación contra Gómez Centurión, amplificada por puntuales medios de
comunicación.
Una
digresión:
Jamás en mi vida
lo conocí ni hablé con él, mi interés es por la verdad, contra la
corrupción.
Sin
embargo, como toda opereta, aparecen las obviedades, siempre calcadas de otras
similares:
1-
Un
denunciante anónimo, aportando datos de dudosa procedencia y comprobación ante
el Ministerio de Seguridad de la Nación.
2-
Periodistas
y tuiteros que, sin haber investigado jamás el tema, dan precisiones
sorprendentes.
3-
Curiosos
artículos plagados de adjetivos contra Gómez Centurión, pero casi sin
información concreta. Fueron publicados en portales “alternativos”.
A
ello debe sumarse la aparición de algunos audios cuya oportuna “edición” se
nota de acá a la China.
Se
trata de documentos de gran calidad y que fueron publicados por un portal
siempre bajo sospecha: Infobae.
Es
tan obvio lo “trucho” de esos audios, que la persona que habla se incrimina de
manera innecesaria.
Asegura
estar "haciendo caja" hace
dos meses y generar “un palo por
día".
¿Se
puede ser tan imbécil?
¿Quién
confesaría hechos de corrupción con tanta naturalidad?
De
acuerdo al periodista Matías Longoni, existe un peritaje que demuestra que hubo
edición de esos audios a través del programa Sound Forge.
Otro
colega, especialista en periodismo de investigación y muy conocido en el medio,
me confesó de manera privada:
“Las
escuchas salen del sector de Gendarmería que Centurión estaba tocando. Dos
fuentes me advirtieron que los audios están editados y que, si bien el tipo no
es Heidi, los que le tiraron la denuncia son infinitamente peores”.
El
mismo colega agregó que la caja “era también de Gendarmería, que cobraba el
peaje para el tránsito de los contendores y para hacerse los giles en aduanas
varias”.
Finalmente,
agregó un dato inquietante:
“Un par de
periodistas están recibiendo paquetes de info para pegarle a Centurión y nadie
se hace cargo de decir de dónde viene (…)
Acá hay mucha
rapidez para divulgar mucha info que no se consigue de un día para el otro”.
Un
tercer colega, el célebre Nicolás Kasanzew, planteó también sus dudas:
“Un
héroe de la Gesta, Juanjo Malvinas, llega a uno de los resortes del poder y
empieza a destapar cloacas y exponer corruptos.
La
venganza no podía demorar mucho.
Y
no demoró.
Es muy evidente
que a Juan José Gómez Centurión le hicieron una cama.
Quienes
lo conocimos en Malvinas y lo seguimos después en la vida civil, sabemos que ha
sido vilmente calumniado por personajes que le temían.
La verdad se va
a imponer, pero el daño ya está hecho”.
Solo
dudas
El
escepticismo que se vive en estas horas respecto de lo sucedido con el
suspendido titular de Aduanas, puede verse en las redes sociales en estas
horas.
Allí,
ciudadanos de a pie plantean inteligentes contradicciones e interrogantes que
pocos periodistas se han logrado plantear.
Por
caso, ¿qué clase de imbécil sería Gómez Centurión para denunciar a corruptos
siendo él mismo parte de esa trama?
Como
se dijo, el suspendido funcionario de Mauricio Macri venía haciendo un trabajo
de profunda limpieza en la Aduana, con logros de ostensible relevancia, como el
descubrimiento de inconsistencias en el régimen de declaraciones juradas
anticipadas de importación por 14.000
millones de dólares.
¿A quién
perjudicó con logros como ese?
Gómez
Centurión desmanteló negocios de ex y actuales funcionarios aduaneros, ex y
actuales agentes de la ex SIDE —casualmente algunos de ellos fueron los que
nutrieron a puntuales periodistas con data “precisa”— y oficiales y
suboficiales de Gendarmería.
No
solo se trata de cuestiones de contrabando, sino además de narcotráfico, el
negocio más rentable del mundo. ¿Cuánto más podía resistir Gómez Centurión
antes de que los afectados se pusieran de acuerdo para volarlo de su cargo?
Es
indignante lo que ha ocurrido, y más aún cómo el gobierno de Macri se hizo eco
de una cuestión tan burda.
Si
por las meras denuncias fuera, ¿por qué
el presidente no hizo renunciar de sus cargos a corruptos de la talla de Miguel
de Godoy, titular de Enacom, o Guillermo Dietrich, ministro de Transporte?
La
clave de lo que pasa la aportó el propio Gómez Centurión, cuando dijo que
"esto es una típica operación" de los servicios de
Inteligencia.
Más
claro, echarle agua...
Fuente: Tribuna de Periodistas
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