"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 5 de septiembre de 2016

EL COMPROMISO

Dicen que hay un  texto del libro de Isaías, que podría no ser canónico que expresa:
Que el día que te mueras, no tengan que poner en tu epitafio, perro porque no ladraste…
La metáfora ilustra la posibilidad del hombre de comprometerse o de ser indiferente.
También señala la actitud de accionar siempre y cuando haya resultados, si no es preferible no hacerlo.
Estas acciones están vinculadas con las relaciones humanas, en especial con la solidaridad y con el ejemplo.
Ladrar en el sentido de manifestar una opinión, es comprometerse con uno mismo y con el prójimo.
Significa expresar lo que uno siente y la valoración que le da a los hechos o a la conducta que opera a su alrededor, sin importar si será escuchado, o menospreciado, reprimido o despreciado.

También es una actitud de atención hacia el otro y hacia la sociedad, ya que los hechos no nos son indiferentes.
El compromiso es la medida del hombre, ya que nos evalúa y dimensiona en el contexto de la humanidad.
Lo que le pasa al hombre pertenece a la humanidad y cada hombre como sujeto de la especie es el arquetipo de la raza.
Por eso el compromiso es también con uno mismo, ya que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a la misma especie.
El compromiso en sí es una obligación contraída o una palabra dada o empeñada.
Pero comprometer es exponer, arriesgarse en una acción o una palabra, hacerse responsable.
Si asumo un compromiso, si me comprometo, contraigo una obligación, soy responsable de su cumplimiento y estoy sujeto a las consecuencias que de ello se derive.

Es una actitud positiva, es una actividad personal, que emana de la libre voluntad y está impostada en la valoración y las normas éticas y morales que señalan la conducta de una persona.
El primer compromiso es con la vida, vivirla bien, que sea digna, equilibrada y que marque una postura moral.
Luego el compromiso con la sociedad, de la cual surgimos, que nos marca, nos educa, nos nutre y nos prepara, y como una rueda sin fin, espera que nosotros realicemos la cadena con los que vienen detrás nuestro y los pongamos en condiciones de crecer y ser mejores.
Dentro de este marco está el compromiso con el hombre, con nuestros prójimos, aquellos a los que estamos obligados a que puedan crecer con nosotros, perfeccionarse a nuestro nivel y vivir con las mismas condiciones que vivimos.
Comprometerse es una actitud virtuosa, emana de los más puros sentimientos humanos y encarna en la voluntad, que realiza la acción, manifestada en el comportamiento en la vida de relación.

El primer valor que nos mueve al compromiso es la verdad, porque muchas veces de nuestra actitud depende que se conozca la misma, se desate el arduo camino de la maraña de la mentira y se pueda obtener luz sobre los acontecimientos.
Luego la bondad, tanto la actitud bondadosa, hacia los otros, muchas veces desinteresada, como hacia uno mismo, como símbolo de una vida sin dobleces y digna.
La solidaridad es el mayor camino que nos permite andar el compromiso, ya que realizamos en pro y para los otros, sin beneficio personal y sin esperar recompensa.
Una vida sin compromiso es por lo tanto una vida vacía, sin ideales, despojada de virtudes y ajena a la realidad y a la verdad.
Comprometerse dignifica al hombre, lo constituye auténticamente cual es, ya que el paradigma de la vida de relación es compartir y lograr que todos se unan, puedan  progresar y vivan en paz.

El compromiso es también un acto de amor, al hombre, a la humanidad y a uno mismo.


Elías D. Galati

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