Felicitaciones
Felicito
efusivamente a los doctores Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton
por haberse atrevido a fallar conforme a derecho en el caso Muiña, al aplicar el "dos por uno"
dejando de lado razones de odio o cobardía que pudieron impulsarlos a votar en
sentido contrario.
Juan
Luis Gallardo
DNI 4.866.846
jlgallardo34@gmail.com
El
debate de la ley del "dos por uno" oculta la cuestión de fondo:
Que los juicios
llamados de lesa humanidad son ilegales, inconstitucionales e insanablemente
nulos…
En
consecuencia, los fallos derivados, "cosa juzgada írrita".
Inconstitucionales,
porque vulneran el artículo 18 de la Constitución, e ilegales, porque
desconocen el principio jurídico universal de legalidad.
Por
otra parte, los más de 2400 imputados fueron acusados erróneamente de genocidio
(artículo 6 del Estatuto de Roma, actos perpetrados con la intención de
destruir total o parcialmente a un grupo nacional -fueron combatidos por su carácter de beligerantes y no por ser
argentinos- étnico, racial o religioso) y arbitrariamente enjuiciados por
la comisión de crímenes de lesa humanidad (artículo 7 del Estatuto de Roma:
actos que se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra
la población civil).
Además, el
Estatuto de Roma (1998) se incorpora a la legislación argentina por ley 25.390
del 9 de enero de 2007, prohibiendo expresamente el artículo 25 su aplicación
retroactiva.
La
incorporación a la legislación argentina de la convención internacional que
establece la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad fue por el
decreto 579 de 2003.
España (la
Audiencia Nacional), Francia (Corte de Casación) y la misma Corte Penal
Internacional emitieron fallos coincidentes en el sentido de que los delitos
cometidos con anterioridad a la promulgación del Estatuto de Roma se encuentran
prescriptos.
Genocidio,
lesa humanidad, 30.000 desaparecidos, constituyen un falso relato que derivó en
el arbitrario enjuiciamiento de más de 2400 imputados y hasta ahora en la
muerte de 404 personas en injusto cautiverio.
¿Un
genocidio al revés?
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