CARTAS DEL LECTOR
DIARIO LA NACION
Casi al finalizar su reciente visita a Chile,
en una entrevista con periodistas argentinos, y refiriéndose a las acusaciones
contra el obispo Barros por encubrimiento de delitos sexuales de sacerdotes de
ese país, el Papa dijo: "No existen
pruebas, cuando me traigan alguna concreta entonces hablamos.
No hay ninguna prueba, ¿está claro?".
Luego, ya de regreso en Roma, pidió
disculpas, cambió la palabra "pruebas" por "evidencias" y
ordenó una profunda investigación.
Qué bueno hubiera sido que Francisco compartiera esto con
los integrantes de la Justicia Federal argentina que lo visitaron en Roma y con
todos los que forman parte de los estamentos jurídicos a los que somos
sometidos los miembros de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales y
penitenciarias que participamos de las operaciones contra la subversión
terrorista y los civiles que cumplieron funciones de gobierno durante los 70.
Aquellos decidieron imponernos condenas,
hasta de prisión perpetua, desconociendo la regla de oro jurídica que indica la
necesidad de pruebas "más allá de toda duda razonable",
regla esta que tanto inquietó al discal De Luca, integrante de Justicia
Legítima, cuando fuera expuesta en un artículo por el ex embajador Emilio
Cárdenas.
Cuando se condena sin pruebas o evidencias no se puede
hablar sino de injusticia, inseguridad jurídica, ilegalidad y, en nuestros
casos, venganza…
¿Está claro?
Tte. Cnel (R.) Aníbal Alberto Guevara
LE 8.604.944
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