Por Pablo Dócimo
ENTREVISTA AL DR LUIS MARIA PEÑA, EX DIRECTOR
LA DGI
Luis María Peña fue conocido en los años
noventa como uno de los “Intocables” de la DGI. Era la cara más conocida del
equipo de funcionarios de la agencia recaudadora. Se hizo famoso por comandar
resonantes operativos dirigidos a perseguir a los grandes evasores fiscales.
Teniendo en cuenta su vasta experiencia en
relación a los delitos impositivos, ¿qué
opinión le merece la liberación de Cristóbal López?
-Se me ha producido un gran incendio. Se me
quemaron todos los textos de los maestros del derecho tributario, se me
quemaron los años de estudio y ejercicio en la docencia, pero fundamentalmente,
se me quemó la Justicia argentina.
Una cosa es evadir; otra cosa muy distinta es
ser agente de retención, quedarse con el dinero del Estado e invertirlo en lo
que se le ocurra. Es vergonzoso que una persona diga que la malversación que
hizo Cristóbal López es lo mismo que evadir, es inconcebible. Este señor se
quedó con lo ajeno, no cumplió con la función de agente de retención.
Utilizó el dinero del estado como quiso, y
eso es defraudación al fisco, como lo dicen los otros camaristas, pero bueno...
a alguien se le ocurrió emitir este fallo que es una vergüenza para la justicia
argentina.
-¿Y por qué cree usted que la justicia pueda emitir un
fallo semejante?
-No, la justicia no, dos jueces. Le voy a ser totalmente honesto y decir lo que
creo. Dos integrantes del Poder Judicial, Jorge
Ballestero y Eduardo Farah,
renegaron a dos de los principales principios que deben tener como integrantes
de la justicia, que son la decencia y la moral, y esto es tremendo.
En pocas palabras, estos señores quieren
justificar su fallo argumentando que "no hubo delito porque la plata no
estaba en poder del Estado". Eso es un insulto al sentido común, porque la
plata es del estado, ya que López es agente de retención. ¿Se entiende,
entonces, porque digo que renegaron a los principios de decencia y moral?
-¿Cuál es su opinión sobre el actual sistema impositivo y
que cosas modificaría?
-En primer lugar creo que nuestro sistema
impositivo es distorsivo, y por lo tanto es regresivo. Fíjese que la pequeña
actividad, como la de artesanos, comerciantes, pymes y profesionales se sigue
gravando, y para bajar la presión fiscal a los que menos tienen, hay que tener
el coraje de hacer como se hace en algunos países de gravar como corresponde a
los más ricos.
Por citarle un claro ejemplo: Un banco o una
multinacional pagan, proporcionalmente, lo mismo de Ganancias que alguien que
tiene un taller, el conductor de una locomotora o un empleado público.
Por otro lado, aquí se cobran impuestos al
trabajo, cuando el trabajo es una compensación por el esfuerzo, y no tiene
ningún tipo de amortización, como sería una empresa.
-Durante el año pasado se habló mucho, especialmente
desde el gobierno, sobre una reforma impositiva integral. ¿Según usted, qué se
debería modificar?
-En primer lugar se debe eliminar la
regresividad, que se hace de dos maneras. Empezando a eliminar los impuestos al
trabajo. No puede pagar la misma alícuota de ganancias un gerente de una
empresa multinacional que un empleado que veinte o veinticinco mil pesos por
mes.
Lo segundo es terminar con los privilegios.
Son privilegiados, por ejemplo, los bancos, las empresas aseguradoras, las
financieras...
Otro impuesto distorsivo es Ingresos Brutos,
que además tiene el efecto cascada. Sobre un mismo producto, paga impuesto el
fabricante, es distribuidor, el transportista, el vendedor minorista, etc...
En
fin, tenemos impuestos de todo tipo y color, desde el impuesto al cheque hasta
una infinidad de impuestos provinciales; pero realizar una reforma impositiva
integral es algo muy complejo que no se puede hacer así no más.
-Convengamos que también, la alta cantidad de impuestos
tientan al contribuyente a la evasión.
-¡Totalmente! Mire, volvemos al principio...
si el gravamen al combustible, por ejemplo, no sería tan alto, no creo que se
hubiese producido la estafa que hizo Cristóbal López.
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