Malú Kikuchi (2/3/2018)
N.N representa una letra que, repetida y en
mayúscula, es terriblemente triste.
De alguna manera hacen un agujero en algún
lugar del corazón.
Viene del latín, “nome nescio”, o sea nombre desconocido.
Se dice de un muerto que no ha podido ser
identificado.
De alguien que nadie reclama, o porque no
saben dónde se encuentra el cadáver o porque este no tiene familia. Dos
situaciones desgraciadas.
N.N también pudiera ser la jibarización de
los NI NI, o sea de aquellos jóvenes que NI trabajan, Ni estudian. Tristísima y difundida realidad
argentina de estos últimos años.
No son las únicas opciones.
Hay una tercera posibilidad y es la más
horrible, N.N puede representar la reducción de Niños Narcos.
Pensaba que ya había escuchado todas las
monstruosidades humanas, pero resulta que esta, no estaba en el radar.
Información de Infobae: En La Matanza, Villa Puerta de Hierro, después de 33 allanamientos, en
los que intervinieron la Jefatura del Departamento Matanza, el Grupo Gad,
Infantería, Caballería, comisarías y efectivos de Morón, finalmente se logró
desmantelar la banda del Gordo Juan.
Sucedió el miércoles 28/2, en los 3 bunkers
se fraccionaba, envolvía y comercializaba la droga.
La oferta era variada, pasta base, coca y
marihuana.
Detuvieron 13 personas.
Descubrieron que usaban niños de 6 y 7 años como vigías,
alias “soldaditos”.
Los chicos no iban a la escuela y debían
vigilar por si se acercaban policías o gendarmes.
Todas las noches les pagaban $50, una gaseosa
y un paquete de galletitas.
No usaban chicos mayores, adolescentes,
porque ya estaban demasiado enfermos por culpa del paco.
Y los chiquitos nunca trataron con los
narcos, sólo con los chicos mayores.
A los 6 o 7 años a un chiquito se le puede
escapar alguna información sin darse cuenta, razón por la cual nunca conocieron
a los traficantes.
Los soldaditos eran unos 30, luego en Moreno, en otra redada, encontraron el mismo
sistema.
La pregunta debe ser, ¿en cuántos lugares más
de nuestra Argentina sucede esto?
Estamos hablando de chiquitos que deberían
creer en papá Noel o en los Reyes Magos, chiquitos con mamá y papá, abuelos
amorosos, escuelas funcionando, líderes morales, deporte, juegos de chicos, con
otros chicos.
Un mundo normal con horarios para comer y
comida en la mesa familiar, cuadernos y lápices, y noches hechas para dormir,
no para vigilar el narcotráfico.
Desde que pasados gobiernos dejaron deliberadamente
entrar a los narcos al país, la Argentina va hacia un abismo al que no se le ve
el fondo.
Y el fondo está tapizado de chiquitos que ni
siquiera tienen que ir a la escuela, no sólo porque los padres no los mandan,
sino que además, no hay clases.
Y mientras sindicalistas y gobiernos discuten
salarios, nunca educación, los chiquitos de 6 y 7 años hacen de
soldaditos de los narcos, porque los de 14 ya están estragados por el paco.
Si este horror se queda en solo una noticia
chocante en los medios y se la comenta durante 24 horas o menos y, de ahí no
pasa, algo nos está pasando a los argentinos que no reaccionamos, que no
exigimos clases con chicos y maestros dentro de las aulas…
Un Sedronar trabajando día y noche, esas
mismas noches que los chiquitos trabajan de soldaditos.
Trabajen para que eso no suceda.
Hay que ser muy mala persona para no hacer
algo al respecto, hablarlo, demandarlo, pedir políticas públicas más severas al
respecto, y conste que este gobierno las tiene, pero nada es suficiente.
¿Todo va a quedar en una noticia de un portal
y algunos diarios?
¿A nadie le importa?
¿Esos chiquitos que viven en una villa no
despiertan la empatía del resto de la gente?
Mientras los chicos no estén en la escuela,
mientras las familias no sean tales,
mientras nos preocupemos más por el programa
de TV del momento que por nuestros chiquitos más desvalidos, creo
que Dios, cansado de nosotros, se ocupará de otra galaxia…
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