Pichetto,
¿fuera de la ley y fuera de Perón?
Por
Ricardo Romano
El
senador se reunió con un grupo de mujeres ante las que se comprometió a dar un
tratamiento exprés a la legalización del aborto. Pero en materia de
participación y protagonismo político de la mujer el Peronismo no tiene que
rendir cuentas a nadie
El
senador Miguel Ángel Pichetto, quien después de doce años de disciplina
kirchnerista afirmaba en 2015 que por fin era "libre", abdicó una vez
más en su larga trayectoria política, esta vez frente a lo que considera una
"ola" imparable, más sensible a lo mediático que a lo real.
El
senador eligió un curioso método para comunicar su decisión:
Decidió
rendir cuentas ante un tribunal compuesto por Dalma Maradona, Beatríz Sarlo,
Malena Galmarini, Claudia Piñeiro y otras…
Ante
ellas prometió, en nombre del bloque peronista, dar un tratamiento exprés a la
legalización del aborto.
¿Ignora Pichetto que, en materia de
participación y protagonismo político de la mujer, el Peronismo no tiene que
rendirle cuentas a nadie?
¿Acaso
desconoce Pichetto que, en materia de participación y protagonismo político de
la mujer, el Peronismo no tiene que rendir cuentas a nadie?
Del
voto femenino en los años 50 al cupo de los 90, ninguna ONG, ningún grupo
social, ni feminista, ningún otro partido político, puede exhibir las mismas
credenciales que el movimiento fundado por Perón en lo que hace a la habilitación
de la mujer para todos los cargos, codo a codo junto al varón.
Sin embargo el
senador Pichetto se dejó interpelar por un grupo de mujeres que en su mayoría
no son representativas de la fuerza que habilitó el protagonismo femenino en la
política.
Se
trata del mismo Pichetto que felicitó al gobernador de La Pampa, Carlos Verna,
por el voto de los diputados de esa provincia que en oscuro trámite optaron en
favor del aborto, por seguir "el ritmo de la evolución social".
Lo
que Pichetto llama "evolución" -matar niños antes de nacer- para
otros, como el Papa Francisco, es un
gran retroceso que habilitará prácticas eugenésicas que fueron duramente
condenadas cuando las llevaban adelante los nazis para mejorar la raza,
eliminando a los judíos y a otros grupos étnicos o sociales a los que
consideraban inferiores o "desviados".
O
lo que hacían los Espartanos, en la era antes de Cristo: eliminar a los niños
con deformidades porque no eran aptos para la guerra.
Que
el aborto deriva en prácticas eugenésicas no es una fantasía sino la realidad;
basta repasar las estadísticas sanitarias europeas para ver cómo
"solucionaron", por ejemplo, el síndrome de Down.
Pero
como aquí no se trata de formar biológicamente una generación de guerreros, lo
de Pichetto parece aproximarse más a lo expuesto por Elisa Carrió cuando afirmó
que "las manipulaciones en el
debate por el aborto mostraron lo peor de la política corrupta de los últimos
años".
O
a las afirmaciones de Jorge Bergoglio desde Roma, con las que ella se identificó
en el documento que hizo público:
"El aborto es
nazismo de guantes blancos…".
"Me
preocupa -escribió Carrió- la fragilidad y el hedonismo de un amor líquido que
termina destrozando los cuerpos de las mujeres jóvenes y descartando la
potencia de vida de niños con capacidades diferentes".
O
también a la afirmación de Julio Bárbaro: "…los partidos tradicionales se
fueron disolviendo …la riqueza impuso sus normas a la democracia y el ateísmo
enfrenta a la fe, al creyente… y a la religión, la expresión más acabada de la
decadencia de la humanidad".
O
a lo de José Luis Gioja que categóricamente sostuvo: "El que está
concebido para nacer debe nacer".
O
al padre Pepe Di Paola: "El plan que hay detrás (del aborto) sin duda es
el del control de la natalidad y que los hogares de las familias pobres tengan
menos hijos".
Y,
apuntando también al costado eugenésico del aborto legal:
"Este plan
siniestro tiene otra cara, que es poder medir el hijo que se quiere tener. (…)
Es ponerse en el
lugar de Dios que para mi es el gran pecado. Decidir quién vive y quién
no".
Parece
haberse convertido en el receptáculo natural de las hijas de la “dictadura del
deseo” para banalizar los auténticos derechos y exceptuar al Estado de la
responsabilidad de cuidar a cada uno de sus ciudadanos y en especial al niño
por nacer
Es
decir que Pichetto, aunque declara hablar en nombre del peronismo, antes que
cumplir con las enseñanzas pro vida de Perón y la visión estratégica que lo
llevó a formular un plan para que la Argentina tuviese 50 millones de
habitantes en el año 2000, o antes que seguir el ejemplo de Eva Perón de
proteger a los seres más indefensos, parece haberse convertido en el
receptáculo natural para que las hijas de la "dictadura del deseo"
-para la que todo deseo es sinónimo de derecho-, banalicen los auténticos
derechos y exceptuar al Estado, en sus tres Poderes, de la responsabilidad de
cuidar a cada uno de sus ciudadanos y en particular al niño por nacer.
Si
de verdad quiere ser libre, debería declararse ‘esclavo’ de la herencia y de
los valores del movimiento que pretende representar
"Dentro
de la ley todo, fuera de la ley nada", afirmaba el general Perón.
Pichetto
no puede por lo tanto desconocer el carácter anticonstitucional, afirmado por
la Academia Nacional del Derecho y el Colegio Público de Abogados, que tiene
una ley que promueve el matar argentinos antes de nacer.
Esto coloca al
senador Pichetto fuera de Perón y puede dejarlo fuera de la ley.
Y
de la ineludible responsabilidad que tiene todo dirigente político público de
educar en sentido de la verdad.
Si
de verdad quiere ser libre, Pichetto debería declararse "esclavo" de
la herencia y de los valores del movimiento que pretende representar.
También
la CGT, en su convocatoria al paro, si quiere cumplir el apotegma de Perón, "los
dirigentes gremiales no deben estar para discutir solamente por cinco centavos
más o menos del salario, sino para dar también su versión de modelo de
país", tiene la oportunidad de incorporar al paro el propósito de
"defender la vida", pues para trabajar primero hay que nacer.
En
particular cuando algunos de sus máximos dirigentes, como Hugo Moyano, Héctor
Daer, Julio Piumato y Antonio Caló, han firmado el documento Peronistas por la
Vida que afirma que "la defensa de la persona humana y su derecho fundamental a la
vida, desde su inicio hasta su término, constituye el fundamento de la
convivencia humana y de la comunidad política".
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