El
principal problema de Macri es que no se animó a un cambio radical como el de
Menem.
El
Estado debe limitarse a cumplir con el rol constitucional de legislar, juzgar y
administrar, alejándose por completo de las actividades propias de los
particulares.
Un
peronista lo entendió hace treinta años.
Por
Elena Valero Narváez *
En
la década de 1990 el presidente Menem se animó a desmantelar el proceso de
ingeniería social que significaron las estatizaciones, el intervencionismo, el
proteccionismo y la perspectiva autárquica, así como sus secuelas entronizadas
a partir de 1943. Su gobierno resolvió pagar el costo político que implicaba
encarar el cambio hacia una economía de mercado.
La
crisis económica provocada por la gestión del presidente anterior, Ricardo
Alfonsín, que terminó en hiperinflación, ayudó a que la gente aceptara un
cambio radical de rumbo.
El
decreto de desregulaciones económica N° 2284, del año 1991, derogó enorme
cantidad de restricciones a la competencia y a la transparencia en el
funcionamiento de los mercados.
Abarcaba
el mercado interior de bienes y servicios, el comercio exterior, las economías
regionales, los regímenes promocionales para industrias intensivas y el mercado
de capitales. La política de desregulación del comercio exterior fue meritoria
teniendo en cuenta que en nuestro país predominaban, vergonzosamente, los
intereses de sectores privilegiados por el gobierno.
GRAN
ESTOCADA
Hubo
que vencer a poderosas corporaciones y convencer a una sociedad cuya cultura
política seguía siendo peronista.
Se
prefería el ascenso por antigüedad o cooptación y no por capacidad y desempeño
como la seguridad en el cargo y las prebendas, a las incertidumbres de la
abierta e incierta competencia.
Quiero
recordar a María Julia Alsogaray, quien falleció hace muy poco, sin que se haya
reconocido el importante papel que le cupo en la privatización de Entel que
estaba al borde del colapso.
Fue
un leading case fundamental en la gran transformación política encarada por el
presidente Menem quien pretendió acabar con la ineficiencia de las empresas
estatales que además de dar deplorables servicios a la comunidad aumentaron el
déficit, el gasto y la tan temida inflación.
La
privatización de Entel fue sumamente innovadora.
En
ese momento todos los teléfonos de Europa eran estatales.
En
Inglaterra se había hecho una privatización parcial del servicio internacional
y en Estados Unidos, que era privado, por razones técnicas lo que se había
hecho no era más que dividir una empresa gigantesca en muchas.
Chile
había tenido una mal experiencia porque había privatizado el servicio
internacional, luego fueron corrigiendo.
Con
la privatización, Argentina le decía al mundo que estaban traspasando el
servicio telefónico del país a manos privadas totalmente, no se guardaba
tampoco acción de oro que le seguía dando poder e injerencia al Estado.
Me
dijo María Julia Alsogaray, en una entrevista, que tuvieron pocas ofertas
porque no les creían, les costaba hacerlo.
Había
un riesgo país altísimo.
Los
liberales ortodoxos no lo tuvieron en cuenta cuando pedían una liberalización
total.
Al
principio hubo dos planteos de privatización:
Había
una idea de convertir todo en una especie de sociedad anónima, dividida en
partes, que se repartirían entre los proveedores, los empleados y obreros, otra
se iba a vender en la Bolsa y otra a los operadores.
Era
para María Julia Alsogaray, un disparate, sobre todo entregarle la empresa a
los operadores, quienes la habían explotado durante toda la vida, Siemens,
Alcatel, entre otras.
Además,
el Estado tendría una acción de oro.
Se
desestimó esta opción porque ella se opuso.
Al
asumir su cargo de interventora de la empresa, había pedido poder de decisión y
resolvió que se vendía todo, el Estado no se quedaría con acción de oro.
Si
privatizaban había que hacerlo en serio.
RESCATE
DE DEUDA
Esta
privatización fue también sumamente original en el rescate de la deuda:
Contra
la cesión de una parte de los activos de Entel, se rescataron 5.029 millones de
dólares de la deuda externa.
Implicó
una quita de entre el 60 y el 80%, hecha por los acreedores.
Significo
un ahorro anual de intereses del orden de los 400 millones de dólares.
Fue
uno de los aspectos más destacables y, sin embargo, uno de los más criticados.
Quedó
demostrado que una propuesta de dos años antes del Ing. Alvaro C Alsogaray de
rescatar la deuda externa con los bancos privados, pagándoles con empresas
estatales de las cuales, de todas maneras, debían desprenderse por no poder mantenerlas,
ni rehabilitarlas, podía ser exitosa.
Resumiendo,
con la venta de ENTEL se obtuvo para el país:
*
214 millones de dólares al contado.
*
300 millones de dólares en documentos que realmente implicaban contado.
*
2.000 millones de dólares al contado por la venta del 30% de acciones en poder
del Estado con la participación de más de 200.000 accionistas, lo que se llama
capitalismo popular.
*
5.029 millones de dólares en certificados de la deuda externa argentina en
pagos de una parte de los activos de ENTEL.
*
250 millones quedaron en acciones para el personal.
El
Tesoro Nacional vivió durante buena parte de 1991 y 1992 de esos ingresos.
Se
eliminaron pérdidas que afectaban al contribuyente, se percibieron impuestos
que antes no se recaudaban, los adjudicatarios invirtieron mucho en el sistema
y el servicio mejoró con rapidez.
Se
obtuvo mucho más de lo que supuestamente valía, según cálculos de la época,
1.900 millones de dólares.
Tuvo
gran oposición de parte del sindicato que declaró una huelga, y de una amplia
representación política pero el presidente estaba decidido a respaldar el
cambio. Con su apoyo total contó María Julia para realizarla.
INTEGRACION
Pero,
no solamente en las privatizaciones avanzó el Gobierno, también en la
integración económica con países vecinos y en el restablecimiento del vínculo
con Europa afectado por la Guerra de Malvinas, y con Estados Unidos e Israel
luego de años de conservar estrechos lazos con los países no alineados.
La
convertibilidad, otra de las medidas, tuvo, en general, enorme prestigio,
porque terminó con la hiperinflación de golpe y la gente volvió a creer en un
futuro mejor.
Aunque se perdió parte del esfuerzo por no dejarse flotar el
dólar una vez que había regresado la confianza.
Lamentablemente,
en los gobiernos posteriores, no se corrigieron los errores sino que se cambió
de modelo con la llegada de Néstor y Cristina Kirchner al poder.
Hoy,
los problemas del gobierno del presidente Macri, en gran medida, se deben a que
no se encaró desde el primer día de gobierno un cambio radical como se hizo en
el primer gobierno de Carlos Menem, quién decía, en oportunidad de su juramento
constitucional, impensado en un peronista:
"El Estado
Nacional hará solo aquello que no puedan hacer lo particulares".
A
ello tenemos que volver si queremos salir adelante.
El Estado debe
limitarse a cumplir con el rol constitucional de legislar, juzgar y
administrar,
alejándose por completo de las actividades propias de los particulares. Los
países exitosos muestran que un sistema económico será tanto más eficaz cuanto
menor sea el protagonismo del Estado y mayor la libertad que tengan los
individuos…
*
Autora de "El Crepúsculo Argentino". Ed. Lumiere, 2006.
Miembro
de Número de la Academia Argentina de la Historia.
Miembro
del Instituto de Economía y Política de la Academia Nacional de Ciencias
Morales y Políticas.
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