Posted: Mayo Von Höltz ©
Un
mandatario progresista o socialista puede ser condenado por corrupto o puede no
serlo: corruptos son todos.
Quien
predica e implementa políticas donde una parte de la población está obligada a
entregar el fruto de su esfuerzo para que otros lo disfruten sin esfuerzo
alguno, por más que no se quede con ningún vuelto en su carácter de
intermediario entre el robo y su repartija, ya es un corrupto, siendo que no hace menos ladrón al ladrón
el que reparta todo el botín.
Si
encima se queda con un vuelto, pues es más corrupto aún; y teniendo en cuenta
su primer robo, sería un verdadero milagro que no se produjera el segundo robo.
Todos
los mandatarios progresistas parecen sacados del mismo molde:
Promocionan
e implementan el robo del sector productivo usando la ley como garrote y el
bien común como excusa…
Y luego de
perpetrada la maniobra todo el mundo queda más pobre y los únicos que se
vuelven millonarios son ellos mismos.
Todos
empiezan pobres y todos terminan millonarios luego de ejercida la función
pública:
Lenin,
Stalin, Castro, Chavez, Correa, Morales, Maduro, los Kirchner, Dilma, Lula y un
inacabable etcétera.
También
sus hijos -sin nunca haber producido un sólo peso de riqueza en el mercado- se
vuelven millonarios luego de cumplido el mandato de sus padres.
Quien
tiene por filosofía perpetrar el robo de la propiedad privada usando la fuerza
del poder estatal sobre víctimas desarmadas, es un delincuente, sin importar
cuán bonitos sean sus discursos y cuán bellas sean las palabras que use para
etiquetar su filosofía.
Quien
use la fuerza o el engaño para quedarse con la propiedad privada de un tercero,
sin importar el destino que luego haga del botín, es un ladrón.
Si encima no
reconoce lo que hace y prefiere llamarse altruista, socialista o progresista en
vez de ladrón, es además de ladrón un hipócrita.
Antes
de ser candidato a presidente Lula vivía en el cuarto de una pensión en el
suburbio más pobre de São Paulo, no tenía una sola propiedad a tal punto que
comía con las manos, siendo que en su casa no tenía cubiertos.
Hoy,
sin haber producido un sólo peso de riqueza en el mercado, es dueño de una de
las mayores fortunas de Brasil.
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