Por
Rubén Lasagno –
Ayer poníamos blanco sobre negro la caradurez de Cristina
Fernández pretendiendo volver al poder en el 2019 para “construir al país que teníamos”
(¿?) y de aquella hipocresía nos vamos a cinismo de su hijo, Máximo Kirchner,
quien nunca habla porque detesta mostrar la torpeza que tiene, el terror
escénico que lo invade y el pánico que muestra en sus ademanes y sus palabras,
cada vez que debe enfrentar la multitud paga que La Cámpora le coloca de
audiencia.
“De
tal palo, tal astilla” dice el dicho popular y no le va a la zaga a su
madre el actual diputado ausente por Santa Cruz, quien ayer hizo un esfuerzo
sobrehumano de articular algunas palabras, obligado por las circunstancias y la
proximidad de la campaña donde, como es lógico, tiene fundada esperanza de
poder seguir becado por el aparato K y no puede darse el lujo de caer en la
bolsa de gato que es La Cámpora, un
espacio de militancia trucha que se creyeron el eslogan de la juventud
maravillosa y resultaron ser una cueva de transeros, autoritarios y encima,
abusadores.
Erróneamente
algunos medios titulan “Máximo Kirchner habló por primera vez de
los abusos en La Cámpora”, una forma de validar lo que no dijo, porque
en ningún momento el monologuista denunció los casos incurridos por sus pares
ni habló de investigar, de exonerar a quienes cometieran los delitos ni se puso
al lado de las ex militantes que
denunciaron su propia complicidad en los casos ocurridos y muchos más que aún
no salieron a La Luz.
“No
puede ser un calvario para las compañeras militar en una organización sindical
y política“, dijo Máximo tras lo que es una verdad de perogrullo, e
inmediatamente en vez de recordar a los abusadores que están dentro de su
organización como Cabandié, Julián Eyzaguirre, Larroque, Alejandro y Alberto
Monzón, Jorge Romero (sentado por ellos en el Senado), Mariano Recalde y
anunciar que iban a ser separados, se dedicó a cargar contra los medios de
comunicación diciendo “Que los que
mercantilizaron a la mujer no nos vengan a correr con la vaina de la moralina y
la ética”, emparejando siempre para abajo y evitando dar las respuestas
concretas que debe dar.
A
los kirchneristaS cuando alguien le plantea hablar de la corrupción que
desplegaron en 12 años en el poder, pretenden defenderse desafiando a su
interlocutor a que diga si en el actual gobierno no hay corrupción.
Esto
es invertir los argumentos para defenderse atacando, una solución natural de aquellos culpables natos que no pueden
contrarrestar con argumentos válidos las preguntas sobre su pasado en el
poder, como integrantes de un ex gobierno podrido y carcomido por la corrupción
institucionalizada que prolongaron durante su década ganada.
Y
esto hace que el vago diputado por Santa Cruz hoy, porque en el 2019 lo será
por provincia de Buenos Aires, demostrando la férrea convicción política que
tiene y el nivel de “pertenencia” que siente por nuestra provincia, haya tenido
que hablar cargando sobre los medios, en
vez de aclarar por qué el espacio que dice liderar está conformado por
abusadores, quienes cuando son apuntados, terminan siendo escondidos por ellos
mismos, como sucedió con Eyzaguirre el cual tras ser denunciado por acosador
sexual, Recalde lo rescató y lo puso de ñoqui en el Congreso.
¡CARADURISMO
EXPLÍCITO!
Ese
es el verdadero ADN de La Cámpora.
Un
espacio político corrompido por sus propios ideólogos, una verdadera cueva de
manos largas y apropiadores, que aplican el derecho de pernada a las
“compañeras” de militancia como dice Máximo quien reconoce que no puede ser un
calvario para ellas militar en una organización política…
Sin
embargo, todas han acusado a la dirigencia de La Cámpora, y a él inclusive, de saber perfectamente lo que ocurría y no
haber tomado ninguna medida.
Ahora,
para salvar las pilchas, el hijo de la ex presidenta arremetió contra un
fantasma que solo a él se le presenta y dijo:
“No
vaya a ser que aquellos que han mercantilizado a la mujer nos van a venir a
correr con la vaina de la moralina y la ética”.
La
respuesta es simple:
Nadie
los quiere correr con la vaina y la moralina, solo pedirles que dejen de conchabar a abusadores,
acosadores sexuales y hasta posiblemente, violadores y a los que han sido denunciados, echarlos automáticamente de la
agrupación.
En
eso se tiene que focalizar el diputado ausente por Santa Cruz y bajarse del
discurso fácil, la retórica vacía y las pseudo posturas de dirigente
preocupado, cuando en realidad él es el principal responsable de que adentro de
su propio círculo político, se comentan estas aberraciones y lo que es peor, con su conocimiento y/o consentimiento.
De
eso tiene que hablar, si quiere hablar alguna vez.
Lo
demás que pueda decir, no tiene ningún valor.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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