"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 2 de enero de 2019

Especial para mayores de “50 primaveras"


Harold Schlumberg


Pasó la hora de las responsabilidades des velantes.
Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros, o que no le importa que opinemos diferente.
Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa.
Es hora de ver películas, de estar en una finca, de ir a pescar al río durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír
y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.
Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros,
que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.

Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos.
¡¡Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana!!
Viajar al máximo, tomando café con amigos, conversando con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles.
Lo que fuimos, fuimos
Ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie.
Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos.
Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal.

Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe.
Re descubrimos al Quijote.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin.
Es la hora de empezar a relajarnos, y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no.

Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, "la tóxica".
Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, y afecto.
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias.
Somos libres porque ya no le tememos ni a la vida ni a la muerte.

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