CFK termina de declarar su fórmula en las elecciones presidenciales:
Alberto Fernández/Presidente
Cristina Fernández /Vice presidente
...
Unirse
para defender las democracias, para combatir el fascismo.
Si
hay necesidad de trabajar más, lo haremos porque, de lo contrario, seremos
esclavos”.
Francisco Pérez Leirós
No
resulta superfluo recordar las claras amenazas a los jueces y fiscales que
avanzaron en los procesos de corrupción que profirió Alberto Fernández, uno de
los más notorios camaleones de nuestra política vernácula y virtual jefe de
campaña de la ex-Presidente.
Porque, si las
sumamos a las confesas intenciones de modificar la Constitución para suprimir
al Judicial como uno de los poderes del Estado,
de expropiar o
nacionalizar la banca y el comercio exterior,
o de limitar la
libertad de prensa, el fantasma de Venezuela se hará más presente en nuestras
peores pesadillas.
Las
óperas bufas que vimos esta semana –una de ellas fue la foto de la viuda en la
sede del Partido Justicialista, en una reunión que ameritaba que la Policía
Federal colorara un celular de culata y se llevara a todos los ladrones
presentes- permiten afirmar, a un mes del cierre de las listas, que sólo serán
favoritos para las elecciones de noviembre Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Los
demás partidos podrán obtener algunas bancas legislativas –su real objetivo-
pero, salvo que se produzca algún hecho hoy imprevisible, sus candidatos no
participarán del ballotage.
Esos
cisnes negros pueden llegar volando desde el exterior, de la mano de un
incremento de las hostilidades comerciales entre Estados Unidos y China, de un
posible conflicto bélico en el Golfo Pérsico que impida el tránsito normal del
petróleo saudí o de cualquier otro episodio que altere aún más la economía
mundial y modifique bruscamente las cotizaciones de las divisas o de los
commodities.
Pero
tampoco puede descartarse que, de producirse algo así, que pueda influir en
forma determinante en el proceso eleccionario local, la preocupación de los
Estados Unidos y del Brasil ante la probabilidad de un retorno populista a la
Argentina, con una mandataria que daría su inmediato apoyo a los criminales
regímenes de Nicolás Maduro, en Caracas, y de Miguel Díaz-Canel, en La Habana,
y recibiría con los brazos abiertos a Rusia e Irán, pueda transformarse en una ayuda externa aún mayor para la débil economía
nacional.
Al
menos por el momento, a partir del 21 de este mes, Argentina verá a su segundo
ex Presidente sentado en el banquillo de los acusados…
Y
lo digo de ese modo porque, aunque me parezca altamente improbable, Cristina Fernández podría no presentarse,
como es su obligación legal.
En
tal caso, el Tribunal nada podría hacer para obligarla, ya que cuenta con la
protección del H° Aguantadero.
Debería,
si la situación se diera, pedir su desafuero y el Senado sería quien lo
decidiera.
¿Qué
harían los legisladores del peronismo federal, que comanda Miguel Angel
Pichetto, si eso ocurriera es la gran pregunta, que aún no obtiene respuestas?
La
tentación de entregarla debería ser enorme, pues su retiro de la competencia
habilitaría a un candidato propio, de la multitud que hoy pretende encarnarlo
en las urnas, a participar por el premio mayor nucleando a todo el
“movimiento”.
El
martes pasado, la escandalosa orden de la Corte Suprema –con la honrosa excepción de su Presidente- para que le fuera
remitida la causa que la juzgará y, con ella, algunos de los más conspicuos
cómplices que integraron la asociación ilícita que organizó y comandó con su
marido muerto, contradijo su propia jurisprudencia, carecía de antecedentes y pretendía consagrar la impunidad de los
imputados demorando sine die el comienzo del debate oral.
Una
inédita reacción social –múltiples cacerolazos y casi 300.000 firmas en
change.org- obligó a los cortesanos a tascar el freno y recular en chancletas
(¡genial el tuit de Andrés Malamud: “Ganó
Rosenkrantz 1 a 4”)
La
prueba más clara de ello fue el melifluo comunicado que emitieron el jueves por
la mañana, incluyendo dos casos jurisprudenciales en que había actuado del
mismo modo aunque, presumo que sólo por razones de espacio, omitió consignar que en ambos ese pedido de
remisión de la causa se había producido después de realizado el juicio, y no
antes.
De
no haberse puesto de pie la ciudadanía, la suspensión del juicio se hubiera
concretado y, así, se hubiera convertido en la nefasta frutilla de la torta de
corrupción más grande que recuerde la Argentina.
Pero
debemos estar atentos y vigilantes, porque nada es definitivo con esta Corte,
que se ha reservado el derecho a intervenir más adelante y, por la vía de la
aceptación de algún recurso, declarar
la nulidad de todo el proceso.
Si
el ballotage coronara a Cristina, no quedan dudas de que su impunidad estará
garantizada, ya que se cancelarán los juicios por obra y gracia de su “Justicia
Legítima” y quedarán en libertad todos sus cómplices, funcionarios y
empresarios, ahora detenidos o procesados.
Se
habrá cumplido así nuestro destino final, ya que llevamos décadas fracasando en
nuestros intentos de suicidarnos en masa.
No
lo hemos logrado hasta ahora porque, como dijo Georges Clemenceau, Canciller de
Francia, después de visitar nuestro país en 1910,
“Argentina
crece gracias a que sus políticos dejan de robar cuando duermen”.
Bs.As.,
18 May 19
Enrique Guillermo
Avogadro
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