"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Lo que molesta no es que siga el saqueo...


Sino que lo disfracen de justicia social
Por Jonatan Viale
La hipocresía

Hay dos clases de hipócrita, el mentiroso (ese que expresa ideales que no tiene, el actor) y el cínico (aquel que juzga con doble vara, a los débiles los destroza, a los poderosos los perdona).
Por ejemplo, “las plañideras” eran hipócritas.
Cuando alguien fallecía en el Antiguo Egipto, la familia del difunto contrataba a unas mujeres para que llorasen e hiciesen público el dolor de la familia.
Eran las Plañideras o las lloronas.
En muchos casos, la importancia del finado se medía por la cantidad de plañideras que acudían al funeral.

Si había 20 lloronas, el muerto era importante.
Las mujeres llevaban un vaso en el que recogían sus lágrimas.
Eran los “lacrimatorios”
Cuando terminaba el sepelio, se encerraban con mucho cuidado dentro de la urna donde depositaban las cenizas del difunto.
Cuanto más hipócritas, mejor.

Ya en el presente... a punto de entrar en la segunda década del Siglo 21, parece que hay gente que se tomó muy a pecho el oficio del hipócrita.
En 14 días como presidente de Alberto Fernández ya usó la palabra “solidaridad” en 84 oportunidades.
Es decir, seis veces por día, promedio.
Utilizar esa palabra para describir cómo la política mete la mano en el bolsillo a un jubilado que gana $ 18.000 por meses
lisa y llanamente una acto de hipocresía.

Les digo más...
En marzo de 2001 De la Rúa echó a José Luis Machinea y nombró como Ministro de Economía a Ricardo López Murphy.
En ese momento anunció un severo plan de ajuste con 28 medidas duramente resistidas y terminó renunciando 15 días después.

El ajuste total aplicado por el entonces Ministro López Murphy era el equivalente a un tercio de implementado por el actual gobierno peronista de Alberto Fernández y Cristina Fernández.

Vamos de vuelta:
López Murphy, el ajustador serial, el bravucón, el malvado, el perverso, el indigno, hizo un ajuste total que significó un tercio de lo que está ajustando ahora el gobierno de Alberto Fernández.
660.000 millones de pesos (2 puntos del PBI).
Murphy es entonces el 33% de malo que Guzmán.
Pero esto no parece reflejarse ni en la política ni en el sindicalismo ni en el periodismo ni en el FMI.

Cuando el radicalismo o el liberalismo hace ajuste, es Jack el Destripador y Freddy Krueger juntos.
Cuando el peronismo hace el ajuste es solidaridad económica y reactivación productiva.
¿Saben cómo se llama eso?
Hipocresía. Doble moral. Doble estándar. Doble vara.

¿Cuál es la clave de todo esto?
Que tanto el gobierno de la alianza como el gobierno de Macri terminaron haciendo el ajusto sobre su propio electorado.
En este caso el peronismo, mucho más hábil decidió hacer el ajuste sobre el electorado opositor.
El 40% que votó a Macri que representa el 85% del PBI (Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, San Luis).

Les quiero contar algo más...
Cuando George Clemenceau (Primer Ministro de Francia) visitó la Argentina en 1910, en ocasión de los festejos del Centenario, dijo:
“No he conocido ningún país en donde tanta gente se considere con derecho a vivir del estado”.
No se refería a los piqueteros, a los pensionados, se refería a la aristocracia, que recibía millonarios subsidios estatales.

Estos derechos adquiridos se fueron ampliando a otras capas de la población hasta llegar a una situación inviable con Cristina Kirchner.

¿Qué es lo que consagra la Ley de Emergencia económica?
Exactamente eso.
El mundo productivo sosteniendo el mundo del subsidio.
Suena duro, suena políticamente incorrecto, suena atrevido...
Pero no hay una sola mentira en el enunciado.

Lo que molesta no es que siga el saqueo, sino que lo disfracen de justicia social...

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