De
madrugada, falló otro intento de Kicillof de aprobar la suma de impuestos en la
provincia
Luego
del rechazo de Cambiemos en el Senado, convocó a diputados propios y aliados a
votar el mismo proyecto pero le faltaron dos diputados para conseguir el
quórum.
Nicolás
Wiñazki
Fue
una noche de furia.
Pocas
horas que pasaron con la velocidad de minutos.
Y
al final, minutos que pasaron como si fueran horas.
En
una maniobra que intentó mantenerse en secreto, el gobernador de Buenos Aires,
Axel Kicillof, buscó en la medianoche del viernes que los diputados bonaerenses
propios, más un grupo de aliados, logren darle media sanción en la Cámara de
Diputados bonaerense al proyecto de Ley Impositiva 2020.
Esa
misma legislación ya había sido frenada por la oposición pero en la Cámara de
Senadores.
El
bloque mayoritario de Juntos para el Cambio se plantó y, tras largas
negociaciones con funcionarios de la Gobernación, que no llegaron a nada,
oficializaron que no darían quórum para aprobar lo que consideran es un
impuestazo intolerable
Los legisladores
de la oposición rechazan, entre otras variables, una suba en el impuesto
inmobiliario rural y urbano del 75 por ciento.
Pasadas
las seis de la tarde del viernes, Kicillof dio una conferencia de prensa de una
hora, en la que criticó a esos rivales parlamentarios con fastidio evidente: "Nos
sentamos a negociar y quisieron armar un show", dijo, y agregó:
"Estamos
ante una situación penosa, nos dejaron sin ley, ya está".
En
esa misma exposición, casi una filípica rabiosa en la que monologó la mayoría
del tiempo, Kicillof soltó al pasar que intentaría que ese mismo proyecto de
Ley sea votado por la Cámara de Diputados bonaerense.
No
dijo cuándo.
Sería
ese día.
Sin
informarlo públicamente.
Ni
bien terminó su discurso, salió de ese escenario y escribió en un chat grupal
que integran los intendentes bonaerenses oficialistas que necesitaba que los
salgan a "bancar" en sus cuentas "de Twitter".
Quería juntar
masa crítica en contra de la oposición.
No
todos los jefes comunales le hicieron caso.
El Gobernador,
en realidad, iba a intentar darle media sanción a esa Ley de la polémica esa
misma noche del viernes y vía la Cámara de Diputados, como se dijo.
Lo
sabían pocos dirigentes del Frente de Todos.
Fracasó.
Picardías
peronistas, algunos de los tuits de los intendentes apoyando a Kicillof están
fechados ya cuando el tratamiento de la Ley se había caído sin que la sociedad
lo sepa.
Esta
vez, el Gobernador fue víctima de los
legisladores propios.
Y
no de los opositores.
Según
confirmaron fuentes del Frente de Todos que ocupan cargos legislativos a nivel
provincial, nacional, y de funcionarios con puestos en la Casa Rosada, el faltazo de dos diputados del Frente de
Todos volvió a provocar la falta de quórum pero en un territorio más
dominado para el PJ, la Cámara de Diputados bonaerense.
Kicillof envió
un nuevo proyecto de la misma Ley Impositiva 2020 a los Diputados bonaerenses
sin anunciarlo de modo oficial.
Y
aun así no consiguió que dos legisladores peronistas le permitan llegar a los
47 diputados que necesitaba para iniciar la sesión secreta a la que la
oposición no fue invitada.
Uno
de los legisladores del Frente de Todos que ni siquiera le atendió el teléfono
a los operadores del equipo de Kicillof, aseguraron más cinco fuentes de ese
espacio político, fue José Pérez.
Otra
legisladora ausente fue una referente de la agrupación La Cámpora, Fernanda
Díaz.
Pérez
responde políticamente a un intendente del peronismo, el jefe comunal de José
C. Paz, Mario Ishii.
Los
teléfonos de legisladores, si sonaron sin que antes salte el contestador como
si su celular estuviese apagado, sonaron en habitaciones vacías.
Tal vez haya
sido consecuencia de la promesa no cumplida de Kicillof con Ishii:
Nombrar
a uno de sus hombres en el CEAMSE, el ente estatal encargado de controlar los
residuos de toda la región metropolitana.
Promesa
incumplida.
Un
diputado menos. Y uno es uno. Mucho.
En
el caso de Díaz, se desconoce aún en el Frente de Todos el porqué de su
ausencia.
Ninguna
de las fuentes pudo precisar por qué fue parte decisiva para que se caiga la
sesión secreta.
Muchos
otros diputados, de la oposición, por ejemplo, estaban de viaje, ya llegando a
sus ciudades de origen tras dos días de vértigo político cuando se enteraron
qué estaba haciendo Kicillof.
El
Gobernador había logrado, incluso, que lo acompañen en su aventura
parlamentaria y nocturna dos legisladores aliados.
Son
Mario Giacobbe y Fabio Britos, del interbloque 17 de noviembre, que responde
políticamente a Roberto Lavagna.
Con 47 diputados
la sesión secreta hubiese podido empezar.
No
empezó.
Kicillof
no logró siquiera cohesionar a su bloque a pesar de que sus asesores lo habían
convencido de lo contrario.
La
caída de la sesión "oculta" duró lo que duran las acciones de ese
estilo cuando fracasan.
Pocas
horas.
Aunque
se vivieron con frenesí.
Este
acontecimiento sorpresivo fue confirmado, por el legislador del Frente de
Todos, Jorge D'onofrio, quien en diálogo con Radio Mitre aceptó lo que había
pasado.
Tambien
ratificaron la historia, aunque en off the record al menos cuatro intendentes
del conurbano bonaerense, tres de ellos peronistas.
El
otro milita en Juntos para el Cambio.
Y a esas fuentes
se sumaron varios legisladores más, que hablaron solo bajo la garantía de que
no se publiquen sus nombres.
Uno
de los dirigentes del peronismo de La Plata con mayor experiencia en la
Legislatura bonaerense, lugar la que protagonizó mil batallas parlamentarias,
siempre en bloques del peronismo, Juan "El Vasco" Amondarain, tuiteó
lo siguiente:
"Quiero
informarles a los que están siguiendo el tema de la ley impositiva en PBA que
ayer Kicillof retiró el proyecto del Senado y lo presentó en Diputados donde
tiene la mayoría a las 23:55.
No
consiguió quórum. No coment" (sic).
¿Cómo hizo el
Gobernador para tratar de darle media sanción a un proyecto de Ley en Diputados
si había sido ingresado por el Senado?
Clarín
está en condiciones de asegurar que en el sistema informático interno de la
Cámara de Diputados bonaerense apareció
de pronto que el jueves 27 a las 23:30:49 el Poder Ejecutivo envió a esa Cámara
el Proyecto de Ley Impositivo 2020.
La
Presidencia del cuerpo tendría la potestad de guardar bajo reserva qué proyectos
son enviados para su tratamiento.
¿Por qué
Kicillof intentó lo que intentó si igualmente no tenía mayoría propia tampoco
en el Senado?
Quienes
hablaron con él en las últimas horas confirmaron que el Gobernador está
obsesionado con los medios, a los que acusa de buscar "esmerilarlo".
Una
media sanción de su primer gran derrota legislativa sería también títulos de
los diarios.
Ilusiones
efímeras y vanas para quien debe gestionar las provincia más grande, populosa,
y desigual del país.
Por
orden del Gobernador, el edificio de la
Legislatura bonaerense reabrió sus puertas el viernes por la noche.
Súbito.
Los
empleados administrativos fueron convocados a trabajar.
Y hasta se
prendieron las máquinas con las que se vota en las bancas.
Existen
registros fotográficos.
El
bloque del Frente de Todos sumado al 17 de noviembre se reunió por más de una
hora hasta que se determinó que faltaban dos legisladores peronistas para
conseguir el número necesario para iniciar la sesión.
A
las apuradas, intendentes peronistas y de Juntos para el Cambio, y hasta
diputados opositores, se llamaron entre sí azorados por la noticia.
La sesión cayó
de modo definitivo a las 12 de la noche de ese mismo día.
Era
el límite para sesionar.
Kicillof volvió
a "perder".
Varios
intendentes peronistas dejaron trascender a este diario que todo ocurrió debido
a su falta de experiencia, a su incapacidad para consensuar y, también, a
operaciones en su contra que nacieron del propio Frente de Todos.
"Axel
nunca nos consulta nada, pero cuando necesitó sacar esta ley negoció solo y
mal. Recién después nos llamó", se quejó un influyente jefe
territorial del PJ a este diario, y graficó, divertido:
"A
Kicillof le hicimos jugar un poco al 'loco', como se dice en el fútbol".
Jugar
un "loco" es así: un jugador es encerrado en un gran círculo por
varios más.
Su
objetivo es quitarle la pelota a esos rivales, que se la pasan con facilidad
uno al otro.
Quien
sufre esa dinámica en el medio del resto de los adversarios nunca, o casi
nunca, salvo que juegue bien o conozca ciertos trucos, logra ganarle al resto.
Todos
contra uno.
Una
metáfora cruel.
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