LOS
DEL CAMPO...
Lamento
profundamente que gente que me conoce a mí y a mi familia, que sabe de las
manos rotas de mi viejo, de los eternos veranos sin vacaciones, de las fiestas
que se terminaban a las 12:05 porque a las 4 había que hacer el tambo…
De
las madrugadas frías que azotan el cuerpo y del barro que entierra las botas y
rompe rodillas,
del
agua desbordada de los ríos que no perdona, y del sol que quema sin piedad y
deja su huella seca cuando la lluvia terca no aparece sientan hoy felicidad...
Lamento
que sientan odio hacia personas que dejan su vida en un tractor o en una fosa
de tambo, algunos corren para salvar un animal, y cuando se llega tarde es triste,
otros te alambran los campos, o se hacen un hueco para pasar y arreglarte el
molino o la bebida, porque esas cosas no tienen fecha ni hora ¿viste? Simplemente
pasan y hay que correr.
Lamento
que si pasaste por la ruta y viste los silos bolsa te hayan dado ganas de
romperlos…
¿Sabés
cuánto sudor hay atrás del pago de esos bolsones blancos?
¿Y
sabés cuántas manos laburantes lo crearon y pudieron llevar el pan a su casa?
Quiero
pensar que cuando pasean por los supermercados realmente no piensan en el
laburo que dio ese queso, esa leche, ese pan, esos fideos, quizás sí creen que
es magia.
Y
no, no
me digan que ese odio es por los grandes productores que tienen miles de
hectáreas, porque estas medidas que tanto festejan, hacen mierda a los
pequeños y medianos productores, gente así como mi viejo, mi hermano, mis tíos,
mis primos, mis vecinos, mis amigos...
ESOS
DE LOS QUE TE HABLO CON ORGULLO SIEMPRE
ESOS
SON DE MI PUEBLO…
DEL
CAMPO.
[Ángeles
Aramendi]
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