En
seguridad las cosas no están mejor.
Hay
un lío bárbaro.
Se
ve que viene todo improvisado.
Claro, cuando
las diferencias ideológicas son tan profundas y no hay una conducción categórica
y reconocida, el gallinero se alborota.
Pero
la decisión más seria y contundente de este gobierno frente al delito ha sido
la tomada por el poder político de Santa Fe.
¡Hay muchos
muertos!
Veinte,
en veinte días.
Demasiados.
¡Entonces
vayamos a fondo!
¡Con
todo!
¡Que
los policías lleven una bala en la recámara!
El
esfuerzo intelectual para llegar a esta conclusión ha sido gigantesco
especialmente en una coalición que hablaba previo a las elecciones de gatillo
fácil, tiros por la espalda, que los agentes no lleven armas si no están de
servicio.
Para
el Presidente y el kirche-peronismo Chocobar
es un delincuente.
¡Con
estos candiles más vale andar a oscuras!
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