"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 7 de febrero de 2020

ARGENTINA AGONIZA

Lili Oguer

El FMI, en su condición de facto de acreedor privilegiado, quiere que Argentina le pague primero, sin quitas y a las tasas previstas, en un plazo corto.
Para que eso sea pagable, quiere que haya quita de capital e interés a los bonistas, además del ajuste de gasto.

Los "apoyos" que recibe Fernández de líderes de EE.UU y Europa, lo embretan en esa línea.
No muy distinto a lo que pasó cuando Néstor pagó cash en medio del default la deuda con el Fondo en 2006, con la excusa de "no depender" de él.
La propuesta a los bonistas deberá consensuarse con el FMI, entonces.
Los bonistas se ven enfrentados en principio a aceptar las quitas y el mayor plazo o soportar los efectos de un default.

Si bien la deuda argentina no es significativa para los grandes bonistas, éstos no quieren tener que reflejar la pérdida en sus books, si se formalizase el default.
Pero tienen armas para la negociación.
Un default dejaría a Argentina sin crédito ni inversión por muchos años y con juicios que a la larga perderá, aunque eso no le importa mucho a Fernández ahora. Es como el aguijón de una abeja.
Lo clava y hace daño, pero muere.

La sensación es que es el FMI quien conduce las negociaciones y que Argentina está tironeada entre ese organismo y los bonistas, que evalúan si les conviene más aceptar las quitas y plazos o tener que vender sus acreencias a los hedge funds y buitres.
Los bonistas también evalúan si, luego de las quitas y moras, Argentina podrá/querrá cumplir con los nuevos compromisos o volverá a incumplirlos, como puede pasar hoy mismo con los bonos del default.
O sea: el compromiso argentino no vale nada.

Esto lleva al tema de fondo:
Con o sin arreglo, hay un default de confianza irremontable cuya solución no se está encarando y debería ser muy poderosa.

La falta de plan - exhibida como una estrategia brillante por Fernández- es algo gravísimo como síntoma.
A esto hay que agregarle la deuda interna en pesos y los bonos bajo ley argentina, que el gobierno parece creer que puede defaultear alegremente, confiando en una justicia venal y funcional.

Otro default de confianza irreparable.
Temas colaterales, como el despojo a jubilados o el incumplimiento del acuerdo con los docentes, son indicadores adicionales de la inseguridad jurídica que ya parece un recurso válido de gobierno en el país.

No hay un pensamiento superior, patriótico, de estadista o como quiera llamársele, que ponga por encima de todo los intereses de la sociedad y del país.
Al contrario.
La gira de Fernández, desacreditando a Macri, coadyuva a una imagen macondiana.
A medida que aparezcan los primeros resultados de la actual gestión, se verá también que el gasto, la emisión y los impuestos siguen matando cualquier intento de crecimiento, con las consecuencias predecibles.

Argentina, un país a la deriva, está en default integral.
Como no sabe adónde ir todos los caminos que elija serán malos.

La terrible dicotomía en la cabeza del gobierno es no sólo un síntoma, es la causa, el símbolo de una doble personalidad nacional que llamamos grieta.
Un partido de truco, una partida de poker - definen desde el gobierno la situación.
Hasta ahí llega nuestra concepción estratégica del problema.

En manos de burócratas discapacitados sin formación ni grandeza, Argentina agoniza.

No hay comentarios: