ADIÓS A LA INCONSCIENCIA.
Bella
Ventura
¿Dime
porque llegas de manera tan feroz?
cuando
el mundo pensaba que no estaba tan mal.
Que
la Bolsa de valores marchaba viento en popa.
Ventas
y consumos al tope de sus extravagancias.
Lograda
la conquista del espacio.
El
fútbol, opio del pueblo.
Distracción
de lo vital para el ser en su devenir
humano.
Sumas
millonarias a sus jugadores mientras los científicos se queman las pestañas con
precarios sueldos.
A
veces de hambre.
Ya
con duda Shakespeare se lo preguntaba:
¿Ser
o no ?
Eterna
inquietud del hombre entre el tener o el ser.
Tuvo...
y no fue lo suficientemente consciente para entender el dolor del prójimo ni
justo para allanar diferencias.
No
se preocupó por ser un ser a cabalidad, con lo mejor de sí mismo para la
entrega.
Nos
comportamos con indiferencia hacia el semejante, nuestro hermano:
Así
su piel difiera de color, o su credo a otro Dios le rece,
o
aunque no sea del mismo sexo ni comparta la misma patria.
Tú,
virus, con tu presencia aportas ignotas maneras de vivirnos.
Coronas
el tiempo de recogernos.
De
estar con nosotros mismos, como aconsejan los sabios.
Reconocer
que en nuestro interior habita riqueza, como en los océanos.
En
sus profundidades tesoros forman un reino desconocido hasta hace poco.
Igual
que la llegada del Coronavirus.
Arriba
con sus baterías bien puestas.
Dispuesto
a decirnos cosas que tal vez los humanos no queríamos oír ni entender.
Tiempos
de ya no hacernos los locos.
Apremia la
lección del despertar de la conciencia.
Nos
aporta un saber intuido más no aplicado.
La
nueva época con su número 2020 y sus dos ojos bien redondos nos observa
para
que demos un salto hacia una convivencia más generosa, donde compasión y amor
se
unan en el abrazo con la Naturaleza.
Nuestra
morada olvidada.
Se
revela y rebela con la fuerza de quien pone un freno al atropello.
Plantea
que la vida sigue a pesar de ello.
Sin
embargo el aprendizaje es duro, severo y bien pertinente en momentos cuando el
egoísmo es rey y el ego su gobierno.
Nos
detuvo la marcha el Coronavirus.
A
la casa le dio preponderancia.
Y
a la familia el lugar que siempre debió ocupar.
A
los principios y valores su puesto de honor bajo un pensamiento más sano
y
el retorno a la era de nuestros ancestros.
Moderados
y respetuosos de su entorno.
Sin
necesidad de otro viaje sino al interior de nosotros mismos, donde
La Luz nunca se apaga
cuando
comprendemos que somos Uno en el Universo.
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