Cuando
la tormenta pase
Cuando
la tormenta pase y se amansen los caminos,
y
seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo.
Con
el corazón lloroso y el destino bendecido
nos
sentiremos dichosos tan sólo por estar vivos.
Y
le daremos un abrazo al primer desconocido
y
alabaremos la suerte de conservar un amigo.
Y
entonces recordaremos todo aquello que
perdimos
de
una vez aprenderemos todo lo que no aprendimos.
Y
no tendremos envidia pues todos habrán sufrido.
Y
no tendremos desidia Seremos más compasivos.
Valdrá
más lo que es de todos, que lo jamás conseguido.
Seremos
más generosos, y mucho más comprometidos.
Entenderemos
lo frágil que significa estar vivos.
Sudaremos
empatía por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos
al viejo que pedía un peso en el
mercado,
que
no supimos su nombre y siempre estuvo a tu lado.
Y
quizás el viejo pobre era tu Dios disfrazado.
Nunca
preguntaste el nombre porque estabas apurado.
Y
todo será un milagro y todo será un legado.
Y
se respetará la vida, la vida que hemos ganado.
Cuando
la tormenta pase te pido Dios, apenado,
que
nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.
Alexis Valdés, marzo 2020
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