"De Argentina para el mundo..."



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sábado, 11 de abril de 2020

El coronavirus chino: encubrimientos criminales...

Y ¡¡¡la OMS!!!
Por José A. Friedl Zapata

El costado oculto del Covid-19
Con la terrible pandemia del coronavirus chino que nos acechará lamentablemente aún por un largo tiempo, se ha puesto de manifiesto la ineptitud, politización y manipulación de importante información por parte de la Organización Mundial de la Salud, la OMS y de su director general, el etíope Tedros Adhanom.
Este alto funcionario de una importante organización de las Naciones Unidas, ha tomado partido unilateralmente a favor de los intereses del imperialismo totalitario chino.
Es realmente un escándalo, y la gran prensa internacional no le ha dado el suficiente cubrimiento.

La ironía es aún más grande si consideramos que este organismo internacional de la salud es financiado en gran parte con fondos de los EEUU, un archi–enemigo de Tedros Adhanom.
Los Estados Unidos contribuyeron sólo en el año 2019 con 400 millones de dólares a la OMS, casi diez veces más que China.

Desde hace años los dineros del imperialismo comunista chino fluyen subrepticiamente para determinar las políticas y los funcionarios al mando no sólo de la OMS, sino también de tantos otros organismos internacionales de las Naciones Unidas, como por ejemplo la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unesco, y varios otros, utilizándolos para promover la agenda imperialista del Partido Comunista Chino (PCCh).

En el trágico caso de la OMC, y gracias a cuantiosas sumas de sobornos invertidos, China logró ya en el año 2006, con la ayuda de varios países africanos, que se eligiera a Margaret Chang Fung Fu-Chun, como Directora General de la Organización Mundial de la Salud entre los años 2006 y 2017.
Su administración durante esos años fue muy criticada por el despilfarro del presupuesto a su cargo.
Chang apoyó abiertamente al PC Ch.
En el 2013 ocultó el brote aviar en China, lo que facilitó su rápida propagación, y se atrevió a elogiar y a agradecer a su patrón chino por “la rápida respuesta y tratamiento”.
Es aún más criminal su gestión si tenemos en cuenta que en el año 2016 defendió y justificó los crímenes de sustracción sistemática de órganos a gran escala de prisioneros políticos chinos, hecho condenado internacionalmente por abogados canadienses defensores de derechos humanos, que acusaron directamente a la cúpula del gobierno comunista chino con pruebas irrefutables.

Una situación similar de manipulación directa de la OMS por parte del imperialismo chino, es la que estamos atravesando hoy en día, con la elección en el año 2017 del candidato de Etiopía, el Dr. Tedros Adahanom.
El Dr. Tedros, bien financiado y promocionado por la China comunista para obtener la candidatura al organismo mundial de la salud, pudo realizar viajes de promoción a unos 120 países, para lograr su cometido.
Nada importó que importantes científicos y expertos en salud globales lo denunciaran de haber ocultado tres epidemias de cólera entre el 2008 y el 2011 durante su mandato como Ministro de Salud Pública en Etiopía.
Es más aún, gracias al apoyo que le diera a su candidatura el hace poco fallecido, a los 95 años, dictadorzuelo africano Robert Mugabe, otro criminal títere de la China comunista, Tedros logró ser electo como Director General de la OMS. En foros internacionales Mugabe solía definir a Xi Jingpin como “una persona enviada por Dios”.

Debido a estas descaradas componendas y sobornos fue descartado un excelente candidato, el Dr. David Navarro, un afamado profesional británico con un inmejorable curriculum en la lucha epidemiológica en el mundo como lo demuestra su experiencia en el combate de la poliomelitis y del ébola.
Está demás decir que una vez elegido como nuevo director general de la OMS, Tedros, en una de sus primeras acciones, nombró al impresentable sátrapa Mugabe, quien repitiera constantemente su frase “sólo Dios me puede sacar del poder”, como embajador plenipotenciario itinerante de la Organización Mundial de la Salud, una verdadera vergüenza para las Naciones Unidas.

Una vez en sus funciones Tedros se dedicó sistemáticamente a ocultar información importantísima sobre el origen y la evolución de la pandemia, para proteger la imagen china, un crimen que ya ha costado la vida de millones de chinos y miles y miles más en todo el mundo.
Desde fines del año 2019 las autoridades chinas sabían de la envergadura de esta pandemia, lo mismo que la OMS, sin que este organismo internacional recomendara alguna restricción especial para viajar a China.

“La organización mundial OMS está en contra de cualquier tipo de restricción de viajeros y comercio con China, basado en las informaciones proporcionadas hasta el momento”.
Una gran mentira, como se pudo comprobar semanas más tarde.
Fue un encubrimiento criminal que debería tener consecuencias legales.
A cambio de transparencia, que hubiera salvado muchas vidas en todo el mundo, el director general de la OMS hacía declaraciones nebulosas, engañosas, como:
“Para combatir una epidemia como el COVID 19 debemos estar guiados por la solidaridad y no por el estigma, debemos parar el estigma y el odio”.

Hoy en día sabemos por diferentes fuentes fidedignas del encubrimiento detrás de estas palabras.
El periódico francés Le Monde, que consultara fiables fuentes internacionales, llegó a la conclusión que Pekín y sus aliados, presionaron a la OMS para que no activara una alerta de pandemia, siendo la decisión de carácter político y no en salvaguardia de la salud mundial.
La prensa japonesa va aún más lejos y afirma que aún hoy en día se siguen manipulando las cifras de la pandemia en forma criminal, llegando a sostener que el régimen chino resolvió suspender las pruebas del coronavirus en los hospitales para que no haya ningún tipo de filtración sobre los números reales de los enfermos con el coronavirus.
Los periodistas que investigaran estos hechos pertenecen al periódico Daily HK y al Canal 47 News de Japón.

Sabemos además, gracias a la labor ejemplar del periodismo investigativo independiente del mundo, que las cifras reales de los muertos por la pandemia en China son astronómicamente más elevados que las cifras oficiales que proporciona la China comunista, que habla de tan solo de 3.800 muertes, menos que las contadas en EE.UU., que ascienden actualmente a unas 4.000, o a las de Italia, que llegan a unas 13.000.

Los informes del periodismo independiente junto a los informes de Inteligencia de países occidentales manejan cifras completamente diferentes y horripilantes.
La enorme cantidad de urnas que se están fabricando actualmente en China, nos da una pista de la realidad del país. Solamente en Hankou se han fabricado 42.000 urnas para la celebración del tradicional festival de las tumbas que se realizó el 5 de abril.
Esta información fue confirmada por la propia agencia china Caixin.
Sumemos a todo esto las declaraciones de pobladores de Wuhan a periodistas ingleses de la Radio Free Asia (RFA) que afirman que funcionarios gubernamentales de la ciudad han estado entregando dinero en efectivo a los pobladores, bajo el rubro de “asignaciones funerarias”, a cambio del silencio acerca de sus muertos.
El monto ofrecido equivale a 422 dólares, cuando el sueldo mensual por jornada completa asciende en promedio en China a unos 300 dólares.

Otro decisivo elemento para determinar el criminal grado de manipulación y desinformación actual lo demuestra el contundente hecho que más de 21 millones de celulares se han dado de baja en los últimos 3 meses de la pandemia del coronavirus, a los que se suman unas 840.000 líneas telefónicas fijas, que también están fuera de servicio, lo que llevaría a pensar que bien la cifra real de las víctimas de la pandemia en China podrían llegar a los 22 millones de muertos.
 Expliquemos que los celulares cumplen en China una función de rastreo y de espionaje a los pobladores.
Cuentan con un dispositivo tipo semáforo, para detectar si una persona tiene coronavirus “Rojo”, si estuvo expuesto “Amarillo” y si está libre de este virus “Verde”.
Ahora debido a esta situación el Ministerio de Industria y Tecnología Chino, no cuenta con ninguna información de estos 22 millones de habitantes, que muy bien pueden haber muerto.
Todo esto es muy inquietante, y más inquietante aún son las afirmaciones oficiales del gobierno chino que proclama haber superado ya la epidemia en su país.

Nos queda una pregunta crucial:
¿Cuáles podrían ser las consecuencias que debería enfrentar la dictadura china por haber ocultado criminalmente la epidemia del corona virus, que se transformó en pandemia, hecho que se vieron obligados a reconocer oficialmente más tarde, definiéndolo cómo “deficiencia en la respuesta a la epidemia”?
¡Deficiencia!
Qué cinismo por parte de la cúpula del Partido Comunista Chino, teniendo en cuenta las abultadas cifras de muertos, tanto de pobladores chinos como del mundo, y teniendo en cuenta las persecuciones, desapariciones y asesinatos de tantos médicos chinos que pagaron con su vida por querer aportar informaciones fidedignas de la pandemia.

Varios periodistas internacionales independientes se atreven en estos días a plantear la pregunta, quizás algo ilusoria, acerca de quién pagará por las indemnizaciones, los gastos de reparación a las víctimas, por el caos humanitario y económico al que estamos enfrentados actualmente.
Y el eco de los lectores es enorme para que se haga justicia, para que este caso emblemático lo considere algún tribunal internacional.
Todos estamos sufriendo de una pandemia que se asemeja mucho a una tercera guerra mundial por sus consecuencias tanto en vidas humanas como en los enormes desafíos económicos y sociales que está planteando.
Las reparaciones de guerra, que tienen larga historia desde que Roma impusiera grandes indemnizaciones a Cartago hasta las enormes reparaciones que tuvo que pagar Alemania, una vez finalizada la primera y la segunda guerra mundial, son un buen precedente para imponerlas ahora también en nuestra situación.

Y también debemos considerar una profunda reestructuración de los organismos internacionales de las Naciones Unidas, como por ejemplo de la OMS, y pedir la destitución inmediata de su director general y sus altos funcionarios.

Quizás la tragedia que estamos sufriendo sirva para realizar mundialmente un ajuste tanto en el plano de la salud pública, como en el plano económico y moral de nuestro planeta.
¡Ojala!

Y una buena noticia de último momento.
El presidente norteamericano Donald Trump acaba de comunicar pocas horas atrás que congelará los fondos de los EEUU a la OMS

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