Y ¡¡¡la OMS!!!
Por
José A. Friedl Zapata
El
costado oculto del Covid-19
Con
la terrible pandemia del coronavirus chino que nos acechará lamentablemente aún
por un largo tiempo, se ha puesto de manifiesto la ineptitud, politización y
manipulación de importante información por parte de la Organización Mundial de
la Salud, la OMS y de su director general, el etíope Tedros Adhanom.
Este alto
funcionario de una importante organización de las Naciones Unidas, ha tomado
partido unilateralmente a favor de los intereses del imperialismo totalitario
chino.
Es
realmente un escándalo, y la gran prensa internacional no le ha dado el
suficiente cubrimiento.
La
ironía es aún más grande si consideramos que este organismo internacional de la
salud es financiado en gran parte con fondos de los EEUU, un archi–enemigo de
Tedros Adhanom.
Los Estados
Unidos contribuyeron sólo en el año 2019 con 400 millones de dólares a la OMS, casi
diez veces más que China.
Desde
hace años los dineros del imperialismo comunista chino fluyen subrepticiamente
para determinar las políticas y los funcionarios al mando no sólo de la OMS,
sino también de tantos otros organismos internacionales de las Naciones Unidas,
como por ejemplo la Organización Mundial
del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unesco, y
varios otros, utilizándolos para promover la agenda imperialista del Partido
Comunista Chino (PCCh).
En el trágico
caso de la OMC, y gracias a cuantiosas sumas de sobornos invertidos, China
logró ya en el año 2006, con la ayuda de varios países africanos, que se
eligiera a Margaret Chang Fung Fu-Chun, como Directora General de la
Organización Mundial de la Salud entre los años 2006 y 2017.
Su
administración durante esos años fue muy criticada por el despilfarro del
presupuesto a su cargo.
Chang
apoyó abiertamente al PC Ch.
En
el 2013 ocultó el brote aviar en China, lo que facilitó su rápida propagación,
y se atrevió a elogiar y a agradecer a su patrón chino por “la rápida respuesta
y tratamiento”.
Es aún más
criminal su gestión si tenemos en cuenta que en el año 2016 defendió y
justificó los crímenes de sustracción sistemática de órganos a gran escala de
prisioneros políticos chinos, hecho condenado internacionalmente por
abogados canadienses defensores de derechos humanos, que acusaron directamente
a la cúpula del gobierno comunista chino con pruebas irrefutables.
Una situación
similar de manipulación directa de la OMS por parte del imperialismo chino, es
la que estamos atravesando hoy en día, con la elección en el año 2017 del
candidato de Etiopía, el Dr. Tedros Adahanom.
El
Dr. Tedros, bien financiado y promocionado por la China comunista para obtener
la candidatura al organismo mundial de la salud, pudo realizar viajes de
promoción a unos 120 países, para lograr su cometido.
Nada importó que
importantes científicos y expertos en salud globales lo denunciaran de haber
ocultado tres epidemias de cólera entre el 2008 y el 2011 durante su mandato
como Ministro de Salud Pública en Etiopía.
Es
más aún, gracias al apoyo que le diera a su candidatura el hace poco fallecido,
a los 95 años, dictadorzuelo africano Robert Mugabe, otro criminal títere de la
China comunista, Tedros logró ser electo como Director General de la OMS. En
foros internacionales Mugabe solía definir a Xi Jingpin como “una persona
enviada por Dios”.
Debido
a estas descaradas componendas y sobornos fue descartado un excelente
candidato, el Dr. David Navarro, un afamado profesional británico con un
inmejorable curriculum en la lucha epidemiológica en el mundo como lo demuestra
su experiencia en el combate de la poliomelitis y del ébola.
Está
demás decir que una vez elegido como nuevo director general de la OMS, Tedros,
en una de sus primeras acciones, nombró al impresentable sátrapa Mugabe, quien
repitiera constantemente su frase “sólo Dios me puede sacar del poder”,
como embajador plenipotenciario itinerante de la Organización Mundial de la
Salud, una verdadera vergüenza para las Naciones Unidas.
Una
vez en sus funciones Tedros se dedicó sistemáticamente a ocultar información
importantísima sobre el origen y la evolución de la pandemia, para proteger la
imagen china, un crimen que ya ha costado la vida de millones de chinos y miles
y miles más en todo el mundo.
Desde fines del
año 2019 las autoridades chinas sabían de la envergadura de esta pandemia, lo
mismo que la OMS, sin que este organismo internacional recomendara alguna
restricción especial para viajar a China.
“La
organización mundial OMS está en contra de cualquier tipo de restricción de
viajeros y comercio con China, basado en las informaciones proporcionadas hasta
el momento”.
Una
gran mentira, como se pudo comprobar semanas más tarde.
Fue un encubrimiento
criminal que debería tener consecuencias legales.
A
cambio de transparencia, que hubiera salvado muchas vidas en todo el mundo, el
director general de la OMS hacía declaraciones nebulosas, engañosas, como:
“Para
combatir una epidemia como el COVID 19 debemos estar guiados por la solidaridad
y no por el estigma, debemos parar el estigma y el odio”.
Hoy
en día sabemos por diferentes fuentes fidedignas del encubrimiento detrás de
estas palabras.
El
periódico francés Le Monde, que consultara fiables fuentes internacionales, llegó a la conclusión que Pekín y sus
aliados, presionaron a la OMS para que no activara una alerta de pandemia,
siendo la decisión de carácter político y no en salvaguardia de la salud
mundial.
La
prensa japonesa va aún más lejos y afirma que aún hoy en día se siguen
manipulando las cifras de la pandemia en forma criminal, llegando a sostener
que el régimen chino resolvió suspender las pruebas del coronavirus en los
hospitales para que no haya ningún tipo de filtración sobre los números reales
de los enfermos con el coronavirus.
Los
periodistas que investigaran estos hechos pertenecen al periódico Daily HK y al
Canal 47 News de Japón.
Sabemos
además, gracias a la labor ejemplar del periodismo investigativo independiente
del mundo, que las cifras reales de los muertos por la pandemia en China son
astronómicamente más elevados que las cifras oficiales que proporciona la China
comunista, que habla de tan solo de 3.800 muertes, menos que las contadas en
EE.UU., que ascienden actualmente a unas 4.000, o a las de Italia, que llegan a
unas 13.000.
Los informes del
periodismo independiente junto a los informes de Inteligencia de países
occidentales manejan cifras completamente diferentes y horripilantes.
La
enorme cantidad de urnas que se están fabricando actualmente en China, nos da
una pista de la realidad del país. Solamente en Hankou se han fabricado 42.000
urnas para la celebración del tradicional festival de las tumbas que se realizó
el 5 de abril.
Esta
información fue confirmada por la propia agencia china Caixin.
Sumemos a todo
esto las declaraciones de pobladores de Wuhan a periodistas ingleses de la
Radio Free Asia (RFA) que afirman que funcionarios gubernamentales de la ciudad
han estado entregando dinero en efectivo a los pobladores, bajo el rubro de
“asignaciones funerarias”, a cambio del silencio acerca de sus muertos.
El
monto ofrecido equivale a 422 dólares, cuando el sueldo mensual por jornada
completa asciende en promedio en China a unos 300 dólares.
Otro
decisivo elemento para determinar el criminal grado de manipulación y
desinformación actual lo demuestra el contundente hecho que más de 21 millones
de celulares se han dado de baja en los últimos 3 meses de la pandemia del
coronavirus, a los que se suman unas 840.000 líneas telefónicas fijas, que
también están fuera de servicio, lo que
llevaría a pensar que bien la cifra real de las víctimas de la pandemia en
China podrían llegar a los 22 millones de muertos.
Expliquemos que los celulares cumplen en China
una función de rastreo y de espionaje a los pobladores.
Cuentan
con un dispositivo tipo semáforo, para detectar si una persona tiene
coronavirus “Rojo”, si estuvo expuesto “Amarillo” y si está libre de este virus
“Verde”.
Ahora debido a
esta situación el Ministerio de Industria y Tecnología Chino, no cuenta con
ninguna información de estos 22 millones de habitantes, que muy bien pueden
haber muerto.
Todo
esto es muy inquietante, y más inquietante aún son las afirmaciones oficiales
del gobierno chino que proclama haber superado ya la epidemia en su país.
Nos
queda una pregunta crucial:
¿Cuáles
podrían ser las consecuencias que debería enfrentar la dictadura china por
haber ocultado criminalmente la epidemia del corona virus, que se transformó en
pandemia, hecho que se vieron obligados a reconocer oficialmente más tarde,
definiéndolo cómo “deficiencia en la respuesta a la epidemia”?
¡Deficiencia!
Qué
cinismo por parte de la cúpula del Partido Comunista Chino, teniendo en cuenta
las abultadas cifras de muertos, tanto de pobladores chinos como del mundo, y
teniendo en cuenta las persecuciones, desapariciones y asesinatos de tantos
médicos chinos que pagaron con su vida por querer aportar informaciones
fidedignas de la pandemia.
Varios
periodistas internacionales independientes se atreven en estos días a plantear
la pregunta, quizás algo ilusoria, acerca de quién pagará por las
indemnizaciones, los gastos de reparación a las víctimas, por el caos
humanitario y económico al que estamos enfrentados actualmente.
Y
el eco de los lectores es enorme para que se haga justicia, para que este caso
emblemático lo considere algún tribunal internacional.
Todos estamos
sufriendo de una pandemia que se asemeja mucho a una tercera guerra mundial por
sus consecuencias tanto en vidas humanas como en los enormes desafíos
económicos y sociales que está planteando.
Las
reparaciones de guerra, que tienen larga historia desde que Roma impusiera
grandes indemnizaciones a Cartago hasta las enormes reparaciones que tuvo que
pagar Alemania, una vez finalizada la primera y la segunda guerra mundial, son
un buen precedente para imponerlas ahora también en nuestra situación.
Y
también debemos considerar una profunda reestructuración de los organismos
internacionales de las Naciones Unidas, como por ejemplo de la OMS, y pedir la
destitución inmediata de su director general y sus altos funcionarios.
Quizás
la tragedia que estamos sufriendo sirva para realizar mundialmente un ajuste
tanto en el plano de la salud pública, como en el plano económico y moral de
nuestro planeta.
¡Ojala!
Y
una buena noticia de último momento.
El presidente norteamericano Donald Trump acaba
de comunicar pocas horas atrás que congelará los fondos de los EEUU a la OMS
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