Gentileza Varados en Nueva York
Los
argentinos varados en Nueva York crearon una plantilla con sus fotos mostrando
el pasaporte para exigir poder volver a su país de origen
Gentileza
Varados en Nueva York
Rechazó el
ofrecimiento de la iglesia mormona de EE.UU. para no desbordar la capacidad de
control sanitario en Ezeiza
Rafael
Mathus Ruiz Alan Soria Guadalupe Domitila Dellacha
El
vuelo fue con butacas vacías.
Podría
haber llevado a algunos de los miles de argentinos que están varados en Estados
Unidos, pero debido al "cepo" que el gobierno nacional impuso en
Ezeiza para la llegada de los viajeros en el extranjero postergó, por ahora, el
ansiado retorno.
La oferta de
repatriación llegó por parte de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días,
conocida comúnmente como la iglesia mormona.
Esa
congregación regresó a decenas de miles de misioneros a Estados Unidos de todo
el mundo en las últimas semanas debido a la pandemia del coronavirus .
Este
esfuerzo se concretó a través de vuelos comerciales, vuelos chárter y otras
opciones, explicó a LA NACION Daniel Woodruff, vocero de la iglesia.
"En
muchos casos, a pedido de varios gobiernos, la Iglesia ha permitido que los
asientos vacíos en nuestros vuelos chárter sean ocupados por ciudadanos varados
de esos países sin costo para que puedan regresar a sus países de origen", afirmó
Woodruff.
Una
de esas oferta se le hizo a la Argentina, pero el gobierno nacional rechazó esa
oferta de repatriación debido al cupo para la llegada de pasajeros que rige en
Ezeiza.
Según
explicaron fuentes oficiales, el Gobierno lo hizo para evitar un desborde de la
capacidad de control sanitario de los argentinos que vuelven al país.
El
vuelo no estaba previsto en el cronograma que la Cancillería evalúa
periódicamente con el Ministerio de Salud y, según la explicación, aceptar un
vuelo adicional -por más que no
significara gastos para el Estado- podía elevar el riesgo de contagios una vez
que llegaran al Aeropuerto de Ezeiza, donde los pasajeros deben someterse a un
protocolo coordinado entre las autoridades de Salud, Cancillería, Seguridad,
Transporte y Migraciones.
Tras
el cierre de fronteras, el ingreso de argentinos por ese aeropuerto es
extremadamente limitado.
El
Gobierno dispuso un límite de hasta dos vuelos diarios de repatriación para
mantener el flujo de ingreso entre 300 y 400 personas por día.
La
Cancillería define, junto a la cartera que conduce Ginés González García, cronogramas
semanales de vuelos de repatriación.
Esta
semana, por ejemplo, se organizaron vuelos desde países de América Latina y
Oceanía.
En
los próximos días se anunciará el envío de aviones a otras regiones.
El
Gobierno asegura que se mantendrán las repatriaciones desde Europa o países
como Estados Unidos, donde todavía hay unos 1800 argentinos, la mayoría en
Miami.
Por ahora,
Aerolíneas Argentinas no tiene vuelos previstos desde Estados Unidos.
El
último vuelo especial de la empresa desde Estados Unidos a la Argentina fue el
26 de marzo.
La
empresa tiene rutas a Miami y Nueva York.
El
último vuelo desde Nueva York fue el 17 de marzo.
"La
decisión por ahora es ir día a día", indicaron fuentes de Aerolíneas.
"Se
programan muy pocos vuelos", agregó.
Unidos
en la adversidad
El
dolor, la angustia y un grupo de Whatsapp unen a casi un centenar -de los 600 en total- de varados
en Nueva York y a otros argentinos desparramados en Estados Unidos .
Todos
utilizan a diario la aplicación como espacio de conexión, donde se encuentran
para compartir el estrés que significa estar lejos de casa y no poder volver.
Los
argentinos que esperan impacientes su regreso a la Argentina sufren -emocional
y económicamente- los días que pasan en Estados Unidos sin muchas respuestas.
Y
es que, la gran mayoría, de los varados con los que habló este medio se ha
comunicado en reiteradas oportunidades con las autoridades argentinas, y niegan haber recibido la atención
deseada.
Los
varados dicen estar a su suerte, a la deriva.
Mucho
se ha dicho sobre cuándo fue que los varados viajaron al exterior.
Algunos
por placer, otros por trabajo y muchos por estudio, sus fechas de ingreso a
Estados Unidos varían tanto como sus historias.
El
problema, ahora, está en quienes arribaron hace meses y hoy tienen su visa
vencida o próxima a vencerse.
De
esta manera, uno de los múltiples temores de algunos de los varados es la
expiración de sus visas de turista.
El
Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, según sus siglas en inglés)
permite solicitar una extensión por la pandemia, en los casos que sea
necesario.
Esa
agencia indica en su página web que "la mayoría de no inmigrantes puede
mitigar las consecuencias migratorias de COVID-19 al presentar una solicitud de
extensión de estadía".
Pero
los costos son altos, y para muchos pagarlo significa un enorme desafío.
El
viernes último, el presidente Donald Trump encomendó al Departamento de Estado
que "iniciara un plan para imponer sanciones de visa" a los países que "demoren
injustificadamente" la repatriación de ciudadanos, siempre y
cuando esa demora "impida las operaciones del Departamento de Seguridad
Nacional necesarias para responder a la pandemia".
Para
los varados, eso podría llegar a acelerar su repatriación.
Una
esperanza que parece exigua.
Historias
que se encuentran
Serena
Leoni tiene 15 años.
Viajó
a Nueva York el 18 de enero con los sueños de una joven artista gracias a una
beca para estudiar ballet en la academia Vassiliev.
LA
NACION habló con su mamá, Roxana Bistoletti, quien la espera en Posadas,
Misiones junto a su marido, Leonardo y su hijo de 21 años, Gino.
Según
dijo con un tono de voz cálido y pasivo, no se dan el lujo de dejarse caer en
una situación así.
"Ella
está siendo alojada por sus maestros en un departamento del Bronx junto a otros
bailarines, entre ellos, otras cinco argentinas menores de edad", contó la
madre, quien detalló que pese a reiterados intentos y pedidos para traer a su
hija a casa, Cancillería le dijo que por tener alojamiento y comida, su regreso
no es prioridad.
Desde
hace treinta días que Serena comparte un departamento mediano en la ciudad de
Nueva York junto a otras doce personas.
"Sólo
sale una vez por semana para comprar su comida en un supermercado a una
cuadra", confesó Roxana, quien agradece que todavía tienen los medios
económicos para mantener a su hija a miles de kilómetros de distancia.
La
historia se repite en versiones distintas.
Personas
de todas las edades han quedado atrapadas sin salida en un país lejano.
Los
pedidos sin respuestas de las autoridades se han vuelto una especie de círculo
vicioso que genera angustia entre los cientos de argentinos que esperan, y
esperan.
Miranda
es una odontóloga de Buenos Aires.
Viajó
a la Gran Manzana por trabajo en los primeros días de febrero con regreso
estipulado para mediados de abril. Como todos los varados, su vuelta nunca
sucedió.
Perdió
el empleo que la esperaba en la Argentina.
Con
mucho dolor, agradece que sus primos le puedan dar hospedaje para no tener que
desangrar todos sus recursos económicos .
"Tengo
miedo de todo, vivo con miedo, ya es parte de mí", dijo Miranda en diálogo
con este medio, y confesó que hace más de un mes que no sale de su casa,
también por temor a un eventual contagio.
Los
comentarios de algunos panelistas en la televisión argentina lastiman y
enfurecen a muchos de los varados.
Y
es que, los varados dicen, muchas veces hablan sin saber.
Se
ha escuchado decir que los argentinos en Estados Unidos reciben ayuda económica
y sanitaria del gobierno pero, hasta ahora, sólo un puñado de los que están en
Nueva York confirman haber recibido una tarjeta de regalo con 100 dólares para
ser utilizados en una cadena de supermercados.
En
lo que respeta a la cobertura de salud, en los últimos días se anunció que los
servicios de Assist Card y Universal Assistance serían extendidos sin costos,
pero no todos han podido conseguirlo.
Cynthia
Schemith está embaraza de 30 semanas.
Todo
lo lindo y emocionante que debería ser el curso de un momento así se ve
eclipsado por el estrés de no saber cuándo podrá volver a casa.
Junto
a su marido, Emilio Duran y su hija de 7 años, aguardan en lo de unos amigos en
Nueva Jersey.
Al
condimento de estar varados lejos de casa se suma que Nueva York es el
epicentro de casos en el mundo .
Si
bien ya se habla de un cauto optimismo y de la posibilidad de diseñar un plan
para la apertura del estado, muchos temen los altos costos del sistema de salud
norteamericano.
Emilio
Duran confesó el nivel de desesperación que manejan junto a su mujer.
La cesárea de
Schemith está programada para junio, y sólo les quedan dos semanas para volar
dentro de los estándares seguros para un embarazo avanzado .
Pese
a los reiterados intentos, todavía no han recibido precisiones del gobierno
argentino sobre cuándo podrán volver a casa.
Los
problemas para esta familia no terminan allí: su cobertura médica ya venció y
los costos de tener un hijo en Estados Unidos pueden significar una inversión
de miles de dólares, en especial una cesárea.
Emilio
Duran contó a LA NACION que reza para que aparezca pronto el vuelo que los
lleve su Córdoba Capital.
Antonella,
Walter, Erika, Anita, Clara, Patricia, Daniel, Blanca, Mariano, María Emilia.
A
diario, un centenar de ciudadanos argentinos se juntan en el grupo de Whatsapp
con una misión: volver a casa.
Y
cada día son más.
Sus
historias pueden tener orígenes distintos, pero la desesperación por atravesar
la línea del Ecuador en un avión con dirección al sur los encuentra unidos.
Las
diferencias pueden generar alguna rispidez, pero nunca falta el valiente que se
mete en el medio para recordar que el canal de Whatsapp es para contenerse los
unos a los otros, no para atacarse.
Todos comparten el sufrimiento de estar lejos,
todos quieren volver a casa, abrazar a sus familias y que esta etapa quede el
recuerdo y volver a tocar suelo argentino
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