"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 11 de abril de 2020

VOLVER A CASA


En esta época de pandemia y de cuarentena, el significado de volver a casa ha perdido entidad.
Porque simboliza un camino, que supone un retorno, es decir una vuelta después de haber salido.
Porque Estamos en casa, pero de otra manera.
No porque hayamos regresado, sino porque no hemos salido, porque no podemos salir.
Entonces no hay retorno, no hay vuelta.

No estamos en casa porque hemos vuelto, sino porque estamos, y porque debemos estar, en una situación estática, en cuanto a la relación de nosotros con el afuera.
No hay afuera, no hay salida, sólo estar en casa.
Esta forma de estar en casa, es otra, que nada tiene que ver con la habitual, con la que hemos vivido y sentido en toda nuestra vida.

Volver a casa involucraba una rutina y un ritual.
Para algunos era después de sus tareas habituales, pasar por la casa de sus hijos o de sus padres, saludarlos, compartir con ellos una charla, comentarios y después, regresar al hogar nutrido de esa relación interpersonal, necesaria y absolutamente grata y feliz que los llenaba.
Para otros era pasar por el café o por el club, un lugar donde reunirse con amigos, y compartir vivencias, situaciones, hechos ocurridos durante el día.
Para otros la rutina, de ir a hacer compras, al cine, al Shopping, a la peluquería o cualquier situación habitual.

Estar en casa, después de una jornada, era haber vuelto con la rutina diaria y con el bagaje de circunstancias que nos rodeamos, para que nuestra vida sea más agradable y mejor.
Esa dimensión, esa rutina, desapareció, se perdió en la maraña y la desesperación de algo insólito, no habitual, inesperado, que cambió la vida personal, la vida grupal, la vida de la sociedad y de las naciones.

Porque además nos domina el miedo y la angustia.
El miedo al contagio, que conlleva la enfermedad y la muerte, y la angustia de no saber cómo corresponder a ese estímulo, desagradable y dañino que es un virus circulando y dando vueltas en cada esquina, en cada calle, en cada ciudad y en cada rincón de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestro país y de nuestro planeta.

Más que estar en casa, sentimos que nuestra casa se ha convertido en un encierro de lujo.
Aun con todas las comodidades que la vida moderna nos proporciona, es una situación paradojal.
Estamos, no podemos dejar de estar en casa, no podemos salir de nuestra casa, no podemos cambiar de ubicación.

Aquella que durará lo que dure la pandemia, que es un término vago e impreciso, que no tiene un fin determinado, y que no depende de nosotros o de algún miembro de la colectividad humana, como puede ser el fin de  una contienda bélica.
No somos nosotros los que daremos término a esta cuestión.
Podemos paliarla, buscar soluciones que la hagan más llevadera, mejor o más cercana.
Pero al día de hoy no tenemos la cura, o la forma de dar término a la pandemia.
Entonces estamos en casa.

Y ¿Qué significa estar en casa?
Que no puedo salir, y que tengo la posibilidad en este término que no sé cuánto durara de prepararme.
Prepararme para crear un mundo mejor y más equilibrado.
Para ver que  está pasando; que baja la contaminación, que la naturaleza a nuestro alrededor progresa y florece muchos mejor que con nuestra presencia. ¿ significa algo para nosotros?

O seremos nosotros los que perturbamos.
Hay índices que nos indican cosas asombrosas, las muertes por accidentes en el mundo han descendido a niveles ínfimos, y en épocas normales hay más  muertes por accidentes que las que ha provocado  la pandemia.

Es tiempo de reflexión, de pensar que siento, que soy, que puedo hacer con mi vida y la de los demás.
Que puedo hacer por la sociedad y por la naturaleza.
Como debo enfrentar el futuro después, cuando se reinicie el Volver.
Cuando pueda salir y regresar.
¿Cómo regresare? ¿Cuál será mi bagaje y mi mochila?
¿Qué pondré en ese ritual y el simbolismo de la vuelta?
¿Habré aprendido a creer, a ser bueno, pacífico, agradable, solidario y a cuidar la naturaleza, el mundo y el hombre?

Elias D. Galati

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