Por
Rubén Lasagno
El
16 de julio de este año, es decir hace 10 días, escribí una columna bajo el
título “Háganse cargo! y ese día se llevaban reportados 22 casos positivos en
Río Gallegos y 33 en la provincia.
Hoy hay 370 casos a nivel provincial, de los
cuales 319 están en la capital con el agravante de que una persona murió en
Gallegos, constituyendo así el primer fallecido por coronavirus en Santa Cruz,
triste privilegio del Intendente que amenazaba con tener que “decidir a quién
le podrían o no el respirador”.
No
es casual que la mayor explosión de infectados se encuentra centralizado en Río
Gallegos.
Es ésta ciudad la que más “repatriados” recibió, la capital donde por
semanas bajaban y decolaban aviones trayendo gente de otras jurisdicciones,
otros que ingresaron por tierra, días en los que se abrió la frontera para,
primero, los “repatriados” que estaban en Punta Arenas, después para que los
chilenos pasen por Argentina para ir a otro destino en su país, habilitaron
ventanas para que el Jefe de Gabinete Leonardo Álvarez logre pasar los camiones
con cianuro desde Punta Arenas con el transporte de su propiedad y transitan
los transportistas de alimentos que no puede dejar de conectar a Tierra del
Fuego, más el tránsito de los funcionarios de gobierno que no respetaron ni
distancia ni barbijos y por supuesto las decenas de colectivos con trabajadores
de mineras, represas y petroleros, que incumplieron todo tipo de control y
aislamiento al punto de que la mayor parte del gabinete, incluyendo el Ministro
de Economía y otros organismos debieron aislarse y cerrar.
Es decir, lo que
tenía que pasar, pasó.
¡HÁGANSE
CARGO!
Sin
embargo, cuando los casos treparon de forma increíble, la gobernadora firmó el Decreto para volver a “fase 1”,
emitió un instrumento restrictivo y señaló (en otras palabras) que debido al
incumplimiento de la prevención social que el gobierno pidió, lo que dio lugar
al contagio exponencial observado, se reinstalaban los controles por cuanto es
evidente que somos hijos del rigor y no
se puede confiar en la comunidad.
Y tal vez en algún punto la gobernadora tenga
razón.
Sin
duda el relajamiento de las medidas y la pérdida de los cuidados colectivos
sean un problema, pero la mandataria operó quirúrgicamente su discurso y dejó
afuera la autocrítica...
No habló de los culpables que la rodean y la ineficacia
de las medidas que exigen pero ellos mismos incumplen, como quedó demostrado en
decenas de fotos mostrando reuniones sin barbijos y vulnerando el consejo
básico de evitar las reuniones en ámbitos cerrados para no potenciar el
contagio.
Por
su parte, Pablo Grasso, el Intendente de Río Gallegos, en una radio local dijo
“Estoy totalmente convencido de que el brote tiene relación con los 4 operarios
de Movistar que llegaron desde Buenos Aires. También de haber abusado del
permiso en las reuniones familiares de hasta 10 personas”, poniendo las culpas
afuera, en el otro, nunca haciéndose cargo de lo que le toca como funcionario
político responsable de lo que pasa en su ciudad.
No
lo escuchamos poniendo el grito en el cielo con la llegada de cada avión que
bajaba en el aeropuerto trayendo cientos de pasajeros, ni preocupándose por
ajustar un operativo serio y responsable para obligar a los que bajaban de las
represas, las mineras o el petróleo, a aislarse por 14 días en un hotel y no
hacerles firmar una declaración jurada y mandarlos a sus casas sin tomarle ni
la temperatura, desde donde al otro día esos mismos salían a comprar a los
supermercados.
Nada de eso lo vimos hacer, pero sí plantar una denuncia por la
irresponsabilidad de 4 operarios de Movistar sospechosos de no haber tomado los
recaudos, lo cual per se está bien, por cuanto es su obligación como intendente
denunciar y aplicar la ley, pero también es su obligación cumplirla.
Sin
duda Santa Cruz, al igual que a nivel nacional, el coronavirus se maneja
estadísticamente como mejor convenga a la necesidad política del gobierno.
Personalmente he dejado de creer en las cifras oficiales y sí creo que existe
un ocultamiento y una subestimación de los casos que regulan desde los
estamentos oficiales encargados de suministrarnos ese tipo de “INDEC del
coronavirus”, tan ajustado a las prácticas kirchneristas del ocultamiento y la
mentira.
Por
eso y no por otra cosa, dejamos de publicar dos veces por día los partes de
prensa que enviaba el gobierno.
Solo
conmutamos los totales en nuestra portada y sobre ellos echamos un manto de
sospechas, sobre la existencia de un ocultamiento adrede de los datos, por
parte de las autoridades.
No
son confiables y esta suerte de “lavado de manos” del intendente
de la ciudad donde se concentra el 90% de los contagios de Santa Cruz y de la gobernadora, incapaz de ver cómo su entorno incumple
todos y cada uno de los protocolos, queda expresado en las constantes
simplificaciones que hacen en sus discursos, para poner la culpa en el otro y
dejar a salvo sus propias responsabilidades ejecutivas que no terminan de
asumir.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario