He
escuchado infinidad de veces la frase de Minguito Altavista “se
‘igual”, como aquello que cantaba Tita Merello “a quien le importa si naciste
honrado… pensás que el mundo lo vas a arreglar vos”.
El
peligro de estos estereotipos es que se encarne en el inconsciente colectivo, y
que llegue a determinar el comportamiento social.
¿Qué
lleva a gestar una sociedad sin moral?
¿Cuáles
son las condiciones que hacen que no haya valores concretos y estables
consentidos, deseados y aprobados por la mayoría de las personas para dirigir
su conducta?
En
el contexto social, hay una responsabilidad personal, social y política, que
converge hacia una realidad que es conocida como “el bien común”, aunque muchas
veces es el bien personal, familiar o partidario.
Decía
Kant a fines del siglo XVIII en “Que es la ilustración”, los pueblos crecen
cuando tienen un príncipe ilustrado.
No
hay que confundir conocimiento, riqueza de estudios, con sabiduría e
ilustración.
Sabio
no es el que conoce muchas cosas, sino aquél que es capaz de usar sus
conocimientos para vivir bien, que en el marco de la concepción de la
dignidad humana, es que la buena vida de
uno contiene la vida buena de los demás, porque el hombre sólo se
constituye en sí como hombre, en la alteridad, en el otro.
El
hombre como imagen del otro.
La
primera cuestión que se plantea, es la politización de las cuestiones sociales
y esenciales, como la salud, la educación, el trabajo y la justicia.
Cuando
en una sociedad se instala la idea que tal cuestión es de aquí o de allá, de izquierda
o de derecha, de pobres o de ricos, de gobernados o de gobernantes, la puesta
en escena del tema seguramente esencial, que se plantea, se desvía y hasta se desvirtúa,
porque la pasión del hombre, dará cuenta más de su adhesión a una causa, a una postura
social o política, o a pertenecer a cierto sector, que a la realidad en sí del
problema planteado.
La
segunda cuestión, es la información que prevalece y que llega a las personas.
Cuando
la mayoría de las horas que se dedican a informar ya sea por medios
audiovisuales o escritos, son disputas, crímenes, corrupciones, actos di
valiosos, injurias, y las que no lo son, tienen un carácter banal, como
comedias cómicas, de situaciones de la vida, que carecen de valor alguno; y
cuando casi no existen situaciones que demuestren actitudes o comportamientos
impostados en valores, en actos de bondad o solidaridad, e incluso cuando son
juzgado equivocadamente y cuando se pretende justificar una conducta, que
abiertamente se dice que es inmoral, e ilegal, dañina para la sociedad, por
motivos de una vida conflictiva o necesitada, el mensaje que queda en aquellos
que lo escuchan es similar al se igual, da lo mismo.
Con
el agravante del pensamiento estático, y falto de plasticidad, que siempre fue
igual, siempre fue así, y que vamos a hacer.
Todas
estas cuestiones llevan a la banalización del mal, como ausencia del bien.
Porque
más allá de pensar o no, en algún concepto estricto del mal, lo que condiciona
a una sociedad, es no tener un concepto claro del bien.
No
conocer el bien.
No
ver con claridad modelos del bien, acciones en verdad buenas, que puedan
sentirse e intentar copiarse.
La
tercera cuestión es la diferencia de relación entre el individuo y su
responsabilidad social.
Cuando
las personas son juzgadas en forma diferencial, con motivo de su rol ya sea
económico, social, sindical, político o cultural, se produce una situación de
injusticia social que necesariamente termina en una anomia moral.
El
principio de justicia, todos somos iguales ante la ley, es incondicional,
permanente y no admite cambios, si queremos preservar el bien común.
Cualquier
violación a dicho principio es nefasta, no sólo en el momento histórico, sino
que se traslada a las generaciones futuras.
¿Qué
tipo de sociedad tenemos?
Pero
sobretodo
¿Qué
tipo de sociedad queremos y estamos dispuestos a crear para nosotros y para
nuestros hijos?
¿Son
los conceptos morales, un valor prioritario, en nuestras decisiones
individuales, sociales y políticas?
Eres
responsable
Eres
responsable de tu vida
también
de la de los demás
ella
se encuentra sostenida
por
tus lazos con la sociedad
para
que sea protegida
la
existencia en su normalidad
deben
ser las virtudes promovidas
justicia, equilibrio, libertad
Hay
una condición que no se olvida
para
todo hombre la igualdad
los
mismos derechos, la medida
del
deber y la prosperidad
si
la diferencia es permitida
impera
la corrupción, la impunidad
Elias
D. Galati
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