Por
Pablo Dócimo
Jean
Paul Sartre es el principal representante del existencialismo, cuya máxima
puede expresarse en la siguiente frase: la existencia precede a la esencia.
Según
Sartre, "el hombre no es lo esencial que se manifiesta o se desenvuelve en
un ser concreto de carne y hueso. El ser humano es una posibilidad que se abre
en la condición de su existir, que se despliega y se manifiesta en su ser
libre. Lo humano se expresa en los proyectos arrojados a la existencia sin ser
determinados por un otro superior, sino por el accionar mismo de su forma
particular de existir. El hombre es, por lo tanto, lo que hace".
Entonces,
podemos llegar a la conclusión de que el hombre es lo que hace, no lo que dice,
y la pregunta es:
¿Alberto
Fernández sabe quién es realmente Alberto Fernández?
Ya
hemos hablado en muchísimas ocasiones en este mismo espacio sobre el gran
archivo existente en videos que circulan por redes sociales de Alberto
Fernández denigrando no solo a su actual vicepresidenta, sino al kirchnerismo
todo.
Entonces,
¿cuál es el verdadero Alberto, el que
dijo "el Memorándum con Irán fue un intento por destrabar el problema que
existía con los acusados” el 16/7/2020 o el que aseguró en decenas de
ocasiones que fue “un plan presidencial de encubrimiento” en 2015?
¿Será
Alberto Fernández el que alguna vez dijo en el programa "Código
político" al periodista Eduardo van der Kooy "Cristina es cínicamente
delirante" o es el que en campaña aseguró en una entrevista radial al
programa “Habrá consecuencias” de El Destape Radio "Cristina Kirchner y yo
somos lo mismo”?
Pero
si nos remitimos al presente -y esto es lo peor- también encontramos a dos
Albertos, como por ejemplo uno que anuncia que va a expropiar una empresa como
Vicentín y luego a otro que dice "me equivoqué, pensé que iban a salir
todos a festejar".
Pero
claro, usted, estimado lector, podrá pensar que lo de la expropiación fue un
error estratégico, y que después de ver las reacciones de la opinión pública en
general, el presidente reflexionó y decidió dar marcha atrás con la idea. Pero
no, no es así, y le explico por qué.
En
primer lugar, todos sabemos que los verdaderos motivos de la expropiación son,
entre otros, dar una lección al empresariado en general y al sector
agropecuario en particular, demostrando que es el gobierno quien tiene el poder
y que podría hacer lo mismo con cualquier empresa o empresario que no se ajuste
al criterio que ellos impongan, y no tratar de que la gente salga,
precisamente, a festejar como dijo.
Segundo,
todos sabemos, también, que la expropiación de Vicentín no fue idea suya, y
mucho menos de la senadora Anabel Fernández Sagasti, de la que ni si quiera
recordaba el nombre el día del anuncio.
La
idea es de Cristina, y en tal caso, a lo sumo, a la senadora Fernández Sagasti
se le dio la orden de que confeccione el proyecto de Ley para enviar al
congreso.
Por
último, si realmente pensaba que el ciudadano común iba salir a festejar que
desde el gobierno trataban de perpetrar la expropiación de una empresa privada,
eso habla de lo grande, por no decir enorme, que le queda a Alberto el traje de
Presidente, y ni hablar el de estadista.
Durante
el acto celebrado por el Día de la Independencia, el Presidente dijo:
"Vine
aquí a terminar con los odiadores seriales".
Y
aquí, cuando habla de "odiadores seriales", a quienes se refiere,
específicamente, ¿a los que él criticaba sin piedad desde que dejó el gobierno
de Cristina hasta que ella misma lo puso de presidente?
No; ahora, para él, los odiadores seriales son
quienes se manifiestan en contra del abuso de poder de este gobierno, que
durante la cuarentena aprovecha a liberar a miembros de la banda como Amado
Boudou o Julio De Vido, y pretenden incluir en un blanqueo nada menos que a
Cristóbal López y Lázaro Báez.
Pero
existe algo más desconcertante aún, y
es la postura del gobierno argentino frente a la situación de Venezuela.
En
un nuevo informe presentado por Michelle Bachelet ante la ONU se detalló el
sistema de abusos y torturas del régimen de Maduro en el arco minero del
Orinoco, sostén económico de la dictadura.
Dicho
informe, describe la falta de acceso a la justicia en Venezuela y, en especial,
los distintos crímenes cometidos por los grupos armados irregulares para
ejercer control sobre el área: mutilaciones, apaleos y disparos.
Argentina, a
través de Federico Villegas, embajador argentino ante los organismos
internacionales en Ginebra, expresó su profunda preocupación por las
violaciones de derechos humanos expuestos en el nuevo informe de la alta
comisionada, Michelle Bachelet, e instó al régimen de Maduro a cumplir con las
recomendaciones de la ONU, además de pedir elecciones justas y creíbles.
Sin
embargo, tras las críticas del kirchnerismo, Alberto Fernández aclaró que nunca cuestionó la legitimidad de Nicolás
Maduro en Venezuela, pero lo más patético fue que después de que el relator
Víctor Hugo Morales dijera en su programa de radio por AM 750 que la decisión
de la Argentina de condenar los atropellos a los derechos humanos del dictador
Nicolás Maduro "es una vergüenza", Alberto Fernández pidió salir al aire para contestarle, aunque más que
contestarle fue un penoso y vergonzoso pedido de disculpas.
Lo
mismo ocurrió con la crítica que le hiciera Hebe de Bonafini, con su carta
abierta para criticar la reunión que el mandatario mantuvo con los principales
empresarios del país para conmemorar el Día de la Independencia.
Y
podríamos seguir con más ejemplos sobre las contradicciones del presidente.
El
problema deriva desde la concepción misma de la fórmula Alberto-Cristina.
Tal
es así que en materia económica seguimos a la deriva, sin tener un plan
económico concreto y sin poder solucionar, todavía, el pago de la deuda.
Por un lado
vemos a un señor que dice una cosa, luego se desdice, y a los efectos reales
hace otra.
El
hombre es lo que hace, no lo que dice, y todo se ve muy claro, porque la
dialéctica, cuando no es real, o consistente, o carece de fundamentos,
inevitablemente se derrumba frente a los hechos.
El
plan -de Cristina, obviamente- quedó, finalmente
al descubierto:
Profundizar la
grieta y el odio y, además, victimizarse.
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