"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 17 de octubre de 2020

Los problemas sin solución de Alberto Fernández

Luciana Vázquez

La Argentina es hoy una superposición de problemas y pocos caminos de solución. 

Ante cada necesidad, ya no hay un derecho sino una dificultad. 

Hay una lectura instalada esta semana entre políticos de la oposición y analistas críticos de la situación actual, un gradualismo que preocupa: el inicio de un camino de empobrecimiento atípico por las memorias de Venezuela que dispara, que empieza a notarse en varios aspectos.

La pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo: si el presidente Alberto Fernández expusiera este problema en alguna filmina, Haití es ahora el horizonte de comparación: un salario argentino que en dólares cayó por debajo del de Haití. Con el dólar a 178, es el menor de América Latina, sacando a Venezuela. 

La venezolización es percibida también en la velocidad con que los productos empiezan a escasear y los precios a subir.

El dólar hoy volvió a batir récords y ése es otro desvío en el camino hacia la salida de la crisis. 

Problema endémico para el que todavía no hay vacuna. 

El peso histórico del dólar es un termómetro de la incertidumbre pero, sobre todo, es una muestra de su funcionamiento como institución clave de la vida social argentina: regula expectativas y define destinos nacionales. 

Gobiernos nacionales. 

Es contante y sonante pero también es un intangible que absorbe deseos y decepciones argentinas.

Desconocer su peso simbólico y su poder de sintetizar visiones del mundo es un error: no se puede gobernar de espaldas al dólar en Argentina. 

Al paralelo, al blue me refiero. 

En el dólar se lee la fe en un gobierno, la sensación de tranquilidad y futuro asegurado, la posibilidad real de disfrute al alcance de la mano o, por el contrario, ansiedad y estrés ante el futuro.

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