"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 17 de octubre de 2020

Los problemas sin solución de Alberto Fernández II

El modo en que el ministro de Economía Martín Guzmán y el mismo presidente Alberto Fernández relativizan el peso del dólar blue y su impacto en la vida real funciona de la misma manera que la insistencia del Gobierno en negar la necesidad de la gente de recuperar su trabajo y su vida de afectos en medio de la pandemia.

O se demoniza o se niega esa necesidad.

La pandemia también está demostrando que no se puede gobernar de espaldas a la realidad.

Pero volvamos a la economía.

¿Hay un problema de incomprensión de la economía?

¿O la gravedad del problema está claro pero la dificultad de dar con la solución obliga a la retórica de la minimización, la condena o la negación de la fijación argentina en el dólar?

La grieta de fondo agrava el problema.

Pero la grieta más estructural no es la que enfrenta a kirchneristas con anti kirchneristas.

La grieta fundamental se da en realidad en torno a una manera de concebir el Estado y el rol del sector privado.

Es llamativa la vocación kirchnerista por el "animismo de Estado": el "Estado te cuida" es la insistencia por dotar de cualidades humanas y paternales al Estado, un ente abstracto que en realidad funciona sobre todo gracias a aquellos que según esa concepción del Estado son "cuidados": los ciudadanos privados que aportan con sus impuestos.

'Estado presente" y "el Estado te cuida" son inefectivos a la hora de cumplir con sus responsabilidades.

Sin esa alianza interesante con el sector privado, los ciudadanos particulares, y sin la eficiencia en el gasto y en su financiación, el "Estado te cuida" se vuelve la mayor de las ficciones sobre las que descansa el pero-alber-kirhnerismo.

"Estado presente" y "Estado te cuida" no son sinónimos de Estado de bienestar.

Esa visión paternalista del Estado se ve también en el modo en que la ciudadanía kirchnerista se relaciona con el presidente Fernández, lo mismo que con Cristina Kirchner o Néstor Kirchner, en el pasado.

Pero con Fernández es más llamativo el efecto porque su trayectoria, que lo mantuvo alejado del contacto con la ciudadanía y más involucrado en las bambalinas del poder, contrasta con la operación ternura con la que se lo agasaja.

Se notó sobre todo en los primeros meses de su gobierno y de la pandemia: niños, mujeres e inclusive hombres adultos no dudan, aún ahora, en incluir corazones y otros emoticones tiernos en sus menciones a Fernández en Twitter, por ejemplo.

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