Por Enrique Guillermo Avogadro
"Al fin y al cabo, en una democracia el valor de la palabra adquiere una relevancia singular". Alberto Fernández
El domingo, el matón de cartón pintado que ejerce como Presidente concedió una entrevista a Página 12 en la cual, lisa y llanamente, avisó que el mamarracho al que llaman Frente para Todos detonaría un golpe de Estado contra el Poder Judicial de la Nación.
Manifestó
tener una "cierta impotencia porque es un poder autónomo en la
República" y le preocupa porque "La
Corte actúa con una discrecionalidad pasmosa"; olvidó que juró respetar la
Constitución hace sólo catorce meses.
El martes, el
golpe se concretó cuando una comisión bicameral, que reúne a las principales
espadas cristinistas, resolvió que la Corte dejara de ser Suprema.
Las razones para tamaño dislate hay que buscarlas en el Instituto Patria, la maloliente guarida en la que buscó refugio la Presidente/Vice, rodeada por sus más importantes cómplices en el saqueo y sus más enfervorizados militantes.
Y
es fácil encontrarlas, pues todos los esfuerzos que ha desplegado para que los
jueces la absuelvan -algo que, según ella, ya logró de la historia- no han
tenido, al menos hasta ahora, éxito alguno.
Y
el tiempo se le escurre entre los dedos, toda vez que ha transcurrido el 29%
del mandato de su sirviente y este año, mal que le pese, habrá elecciones que
no le prometen demasiadas alegrías.
El Presidente Pinocho carece de un plan económico, que tantos propios y ajenos le reclaman, y de un plan de salud para combatir la pandemia, ya que tampoco tiene dólares para comprar las esenciales vacunas.
En
cambio, tiene un plan muy preciso para liberar a su jefa de sus cuitas
judiciales y, de paso, cuidar el patrimonio que ella ha robado a todos los
argentinos.
Precisamente
esa terrible inquietud que aqueja a su mandante es la que justifica el golpe
institucional que se le ha encomendado ejecutar.
La
Corte guarda silencio frente a los insólitos recursos de queja interpuestos por
los abogados de Cristina Fernández en las causas que la afligen y, conociendo
la forma en que se mueven los operadores judiciales de esta delincuente, es
razonable pensar que ella sabe que las resoluciones
no le serán favorables y que los juicios -Ruta del Dinero K, Vialidad,
Memorandum con Irán, Hoteles, etc.- seguirán su curso inexorable, aunque
lentísimo.
Pero
hoy la cuestión es otra.
El
kirchnerismo aprendió de la experiencia de 2015, cuando su exceso de fe y,
sobre todo, su omnipotencia lo expulsaron de la Casa Rosada y del trono de La
Plata, donde pretendía imponer a Anímal Fernández como Gobernador de su
principal bastión electoral.
No
repetirá esos errores y, para evitar convalidar un triunfo opositor en las
legislativas de 2021, que bloquearía definitivamente el proyecto de impunidad, hará lo que sea necesario, llámese fraude,
alteración del cronograma electoral, persecución al periodismo y a la
oposición, compra de voluntades, emisión descontrolada para pagar subsidios y,
en último recurso, hasta ocupación de las cámaras del H° Aguantadero, al mejor
estilo de Nicolás Maduro.
Los ex mandatarios que integran el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla (Dilma Rousseff, Fernando Lugo, Mel Zelaya, Evo Morales) no fueron desplazados por votos sino por sociedades civiles que se pusieron de pie para evitar perder a sus repúblicas en manos del chavismo.
Los
banderazos pueden ser útiles para galvanizar la voluntad de los pueblos, pero
no moverán un ápice al Gobierno.
Y quien esté
pensando en los cuarteles para defender a la República se equivoca.
Todos
los oficiales en actividad de las fuerzas armadas egresaron de los institutos
de formación en democracia, y sujetarán su accionar a la ley; la era de las
revoluciones militares ha pasado ya y, para comprobarlo, basta mirar alrededor.
Por
lo demás, tienen muy presente cómo se comportó la sociedad en los últimos años
que, con su cínico e hipócrita silencio, ha permitido al kirchnerismo y al
macrismo, violando todas las normas procesales que rigen en el mundo desde
1789, mantener en la cárcel a dos mil de sus hombres, todos ancianos y enfermos
a los cuales se les niegan todos los derechos, por supuestos hechos cometidos
hace más de cuarenta años.
¡Ni los
condenados en Nuremberg sufrieron un trato similar!
Con
los artículos del Código Procesal que puso en vigor la comisión el martes, que
garantizan que nadie quedará preso en la Argentina, todos ellos deberían ser
liberados de inmediato, salvo que el H° Aguantadero vuelva a sancionar una ley
"interpretativa", como lo hizo con el 2x1, y disponga que ese
beneficio no se aplica a estos verdaderos presos políticos.
Carlos Mira acertó al decir que el Gobierno se comporta como un ejército de ocupación.
Esos
flagrantes procederes de los Fernández², violatorios de la Constitución -cuando
desconocen la división de poderes- y confiscatorias -cuando incrementan la
monumental presión impositiva en su afán por recaudar sin reducir el demencial
gasto público-, convierte a la
parejita feliz en mandatarios ilegítimos y, así, habilitan la
resistencia de la ciudadanía, al mejor estilo de Fuenteovejuna.
Los
métodos de los que disponemos para ejercerla son variados, y van desde una
rebelión fiscal y un paro general empresario y agropecuario, hasta una
"primavera árabe", que consiguió derrumbar regímenes abroquelados por
décadas.
Como dijera el fundador del peronismo -ese movimiento de dirigentes cobardes y con esfínteres suturados al cual estos crápulas dicen ahora pertenecer- mientras repartía alambre de fardo:
Si lo entienden
(los Fernández²) por las buenas, mejor pero, si no lo entienden, ¡pobre de ellos!
Bs.As.,
13 Feb 21
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