"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 23 de julio de 2021

LA TRISTEZA

La tristeza es una afección del espíritu, de aflicción, desconsuelo, que hace al individuo apesadumbrado.

Hay un desconsuelo, cierta melancolía y dolor que provocan la sensación de tristeza.

Se define psicológicamente como la actitud afectiva caracterizada por un tono sentimental desagradable y que se expresa por suspiros, lágrimas y la pasividad y disminución tónica de los músculos voluntarios.

Spinoza sostiene que los tres afectos principales del hombre son el deseo, la alegría y la tristeza., que la alegría es buena y la tristeza es mala.

La alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor perfección y la tristeza es el paso del hombre de una mayor a una menor perfección.

Sostiene también que el conocimiento crea alegría y que el deseo es la determinación a hacer algo en virtud de una afección cualquiera que se da en nuestra vida.

Pero  como la alegría, también la tristeza forma parte de nosotros, está en nuestras vidas y en muchos instantes de la misma, hay acontecimientos que nos entristecen.

Si tiene razón Spinoza y es mala, qué hacer con ella. 

Puesto que no podemos evitarla; circunstancias, hechos y situaciones dolorosas, pérdidas, desencuentros, desengaños, y tantas cosas que nos pasan en la vida nos sumen de inmediato en la tristeza.

Porque está en nuestra condición, ser receptáculo de los estímulos y emociones que nos impactan, por situaciones que nos tocan muy profundamente y llegan a nuestro corazón.

Porque no hay un mundo ideal, ni una vida ideal.

Porque somos frágiles, imperfectos, y proclives a desfallecer cuando no se cumplen nuestro deseos, o cuando la realidad hace que perdamos un ser querido, o quedemos en una situación existencial desesperada, o tengamos que vivir a contramano de lo que sentimos y pensamos.

¿Cómo hacer para superar la tristeza?

Es necesario superar la angustia y el dolor que producen ciertos acontecimientos de la vida, que impactan personalmente y nos producen la tristeza.

Para superarla hay que transitar el camino de la tristeza hacia la alegría, y no hay mejor manera, que apoyarse en quienes comprenden nuestra tristeza y nos apoyan y sostienen.

La empatía y la amistad humana, es esencial en ese tránsito.

El hombre inmerso en su dolor, debe contar con quien relacionarse y descargar su tristeza, alguien que haya experimentado o no la misma situación, pero que está dispuesto a escucharlo y sostenerlo.

Alguien cuyo corazón sea misericordioso, generoso, y entienda nuestra angustia y nuestro dolor, y nos dé la esperanza de una vida mejor.

Ese encuentro místico entre el ser doliente, y el que no sólo lo consuela, sino que entiende y acepta su dolor y se pone junto a él para lograr superarlo, es el camino de la perfección.

Como diría Spinoza es el paso hacia la mayor perfección.

La vida del hombre es dura y muchas veces despiadada; las situaciones se repiten y no todas son rosas en nuestra existencia; la pérdida, el dolor y la angustia existen y provocan tristeza, pero la vida continúa y mientras haya vida hay esperanza de algo mejor.

En especial cuando se cuenta con quien o quienes te entiendan, te acepten como eres, y busquen contigo la solución.

Es un acto de amor de un ser, desprovisto de toda intención material, y que provoca la correspondencia del amor del otro y en el otro.

Es procurar hacer feliz al otro, y considerar que eso nos hace felices a nosotros, y que no hay mayor felicidad que hacer feliz al hermano.

Es dar desde el lugar del otro, desde donde el otro está, desde donde lo necesita.

Es la comunión perfecta del ser, es llegar casi a la trascendencia, es como lograr en esta vida la parusía.

El encuentro, la actitud honesta y el verdadero sentido de la solidaridad y la comprensión del ser, en su angustia y en su realidad hace que el hombre sea mejor.

Todos hemos pasado momentos de angustia y de dolor, todos hemos sentido la profunda tristeza en nuestro corazón, pero en el fondo de nuestro espíritu sabemos que no es bueno, que debemos superarlo y mejorar.

Ojalá que además del entendimiento, en esos momentos encontremos quien nos sostenga, nos apoye, nos dé verdadera amistad y nos ayude a recuperar la alegría que no debimos perder.

Elias D Galati

 

 

 

 

 

 

 

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