Por Héctor Huergo
Hola Juanca, ¿como estas?
Yo
bien, porque veo que se van instalando con fuerza algunas ideas que pueden
cambiar la historia.
Como
la que lanzó Pablo Gerchunoff Córdoba, un cantón suizo
Por
Hector hace diez días, cuando habló de la “economía popular exportadora”.
No
la explicó demasiado, y entonces me tomo el derecho a la interpretación libre.
Por
ejemplo, voy a evocar a la provincia de Córdoba.
Porque
es cierto que la estadística dice que en la Argentina se incrementaron
enormemente la pobreza y la indigencia. Pero no es lo mismo la Matanza que cualquier
departamento de la provincia mediterránea.
Pruebas al canto: hace un mes le dedicamos la edición sabatina de Clarín Rural a un informe sobre el agro cordobés. Descubrimos que se convirtió en la primera en los dos cultivos más importantes del país: la soja y el maíz.
Y
le pelea a Buenos Aires su añoso liderazgo triguero.
Es
también la principal productora de leche y su rodeo vacuno creció, en los
últimos cinco años, con mucho mayor ritmo que otras provincias y regiones.
Ni
hablar del cluster manicero, que ya exporta por más de mil millones de dólares,
más que toda la industria vitivinícola de Cuyo y el NOA juntos.
En Córdoba anidan las dos mayores empresas alimentarias de la Argentina: Arcor y AGD
Arcor
no solo se internacionalizó, sino que desembarcó en segmentos que le eran
ajenos.
Hoy
es la principal accionista de La Serenísima, la empresa láctea que más leche
procesa.
Todo
nació de un caramelo, en Arroyito, al lado del balneario popular de los
cordobeses.
¿Se
acuerdan cuando hace cuarenta años se debatía si “acero o caramelos”, emulando
la dicotomía “manteca o cañones” que ridiculizó el economista Paul Samuelson,
cuando demostró que es lo mismo producir una que otros, horrorizando a los
militares industrialistas entre las dos guerras.
AGD es Aceitera General Deheza.
La que una vez
quedó al borde de la quiebra y la salvaron los chacareros, entregando girasol
sin esperar cobrar hasta que la empresa se levantase.
Ahí
está, hace mucho tiempo en el top five de las exportadoras, en muchos negocios
asociada con empresas internacionales como Bunge.
Quien
viaje de Rio Cuarto a Villa María, pasará por General Cabrera, capital del
maní, ahí no más por General Deheza, con sus barrios cerrados, plantas
modernísimas, ahora el cluster pollero, desde las incubadoras a los
frigoríficos.
Las
plantas de etanol, que además de permitir la mejora ambiental por sustituir a
los derivados del petróleo, derivan parte de los co-productos a la producción
ganadera (carne y leche) y la exportación.
Alimentos,
energía, salud, mejora ambiental.
El maíz es el mayor boom reciente de la agricultura argentina.
Y
por supuesto, Córdoba lidera.
Esto
no es nuevo:
Hace setenta
años, nacía Mainero, desde hace muchos años la mayor fábrica de equipos
forrajeros de Sudamérica. Pero su gran invento fue el cabezal maicero,
novedad mundial porque fue la primera plataforma que se puso sobre una
cosechadora automotriz combinada.
Desde
entonces, el mundo adoptó el sistema creado por estos reyes del surco, como los
bautizara José María Barrale junto a tantos otros creativos de las pampas.
Hoy, desde Venado Tuerto, Garro Fabril exporta cajas de maicero a borbotones, y entre sus clientes se cuentan varios dealers de las grandes marcas.
Bueno,
todo esto es economía popular exportadora.
Porque
sería ridículo hablar de agro garcas, sojeros, las vaquitas son ajenas y tantas
sandeces que nos limaron la cabeza durante décadas.
No
hay apellidos patricios, hay piamonteses, hispanos, marchegianos, criollos
antiguos y no tanto, de todo y todos con el sello propio de la tonada y la
calidad para contar cuentos imbatibles.
Hay mujeres, y
de aquellas.
La
principal fábrica de sembradoras es presidida por Rosana Negrini.
La
presidenta de la cámara de maquinaria agrícola cordobesa también es mujer,
Luciana Mengo, al igual que la dueña de Montecor, la impetuosa Cristina
Monteverde, que hace unos años era empleada de servicios generales de la
cooperativa de Monte Buey.
La
ciudad que fue pionera en obtener el grado de Municipio Verde, certificado.
Villa María, San Francisco, Jesús María, Río Cuarto, Marcos Juárez.
Economía
popular exportadora.
Cientos
de talleres, decenas de fábricas de implementos o plantas de proceso de
lácteos, criadores de cerdos como la propia AGD, los Villavicencio, los propios
de Monte Buey.
Los
líderes de la agricultura de precisión, un sendero fogoneado por el INTA
Manfredi con el recordado Mario Bragachini, cuyo aporte al progreso de la
tecnología del agro fue indispensable.
Llevaba
contingentes enormes de productores y contratistas a las grandes exposiciones
del mundo, como el Farm Progress Show, a cambio de un pasaje liberado para él.
En todo este proceso, Córdoba cedió a la Nación unos 50 mil millones de dólares, en los últimos treinta años, sólo por retenciones.
Que
no son coparticipables, es decir, no les volvió absolutamente nada, salvo
alguna dádiva para los pocos intendentes amigos.
Ahora
la cosa se agrava, porque además de las retenciones, hay una brecha cambiaria
del 100%.
Imaginemos si
los cordobeses percibieran el precio lleno de sus productos.
Sí, sería un
cantón suizo.
Muchos
de los grandes cambios operados en la Argentina arrancaron por Córdoba.
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